La naturaleza todavía se guarda algunos secretos que se van develando poco a poco. En Australia, un grupo de científicos descubrió en la Gran Barrera de Coral uno de 500 metros de altura. Es decir, más alto que el Empire State, en Nueva York. Se encuentra frente a la costa nororiental australiana.
Tom Bridge, investigador principal de la expedición científica que viajó en un barco, el Falkor, del Instituto Scmidt Ocean, Estados Unidos, dijo que la base del gigantesco coral tiene 1,5 kilómetros de ancho y está 40 metros por debajo de la superficie marina. Se encuentra justo frente a las cistas del Cabo York. Es el primero que se da en más de un siglo. La Universidad James Cook, en Australia, que también participó en el hallazgo.
Un descubrimiento único y sorprendente
A este coral gigantesco se le suma el descubrimiento de otros sietes de gran altura en la Gran Barrera de Coral. Los mapearon hace un siglo, de acuerdo con Bridge.
Dentro de esa lista se encuentra la isla Raine, un coral enorme de 620 kilómetros frente a las costas de la ciudad australiana de Cairns. Una zona que se considera el sitio de anidamiento de las tortugas verdes de más importancia del planeta.
Rob Beaman, líder de la expedición y miembro de la Universidad James Cook, dijo que el coral descubierto era tan sorprendente como la posibilidad de usar el robot SuBastian. El instrumento que permitió grabar el vídeo en vivo y transmitir el hallazgo.
Como parte de la investigación los expertos realizaron un mapa tridimensional detallado del lugar y luego lo recorrieron con SuBastian. Wendy Schmidt, cofundadora del Schmidt Ocean Institute, considera que fue un gran paso, pero que todavía hay muchas estructuras y especies en el mundo marino a la espera de ser descubiertas.
Lo que se sabe y la importancia de este hallazgo
Dar con un nuevo arrecife de medio kilómetro de alto en el área litoral de Cape York revela lo misterioso que es el mundo marino mucho más allá de las costas. Es la apreciación que comparte la doctora Jyotika Virmancia, directora ejecutiva de SOI.
Ahora, con esta combinación de datos de mapeo y las imágenes submarinas que consiguieron, podrán entender el arrecife y determinar su función dentro del área de la Gran Barrera de Coral, el arrecife coralino más grande del mundo.
Aunque este el nuevo arrecife forma parte del lecho marítimo frente a la región de North Queensland, está físicamente separado. No forma parte de la estructura principal de la Gran Barrera de Coral.
Su forma ha sido descrita como «tipo cuchilla» y los exploradores agradecen, sobre todo, poder contar con tecnología que les permite este tipo de descubrimientos. Ahora el panorama oceánico se está abriendo y revelando ecosistemas, además de formas de vida diversas que están en la Tierra y que no son conocidas todavía.
Otros descubrimientos
La nave del Schmidt Ocean Institute realiza una exploración de un año en torno a los océanos de Australia. Si bien el arrecife es el más reciente descubrimiento hecho por los investigadores a bordo, desde el instituto también indicaron haber descubierto una treintena nuevas especies. Incluyendo la criatura marítima «más larga jamás registrada», un sinófor de 45 metros encontrado en abril en un cañón frente a la costa occidental australiana.
Los sinóforos, que están relacionados a las medusas, son organismos que viven en las profundidades. Muchos de ellos cuentan con bioluminiscencia y pueden alumbrar de verde o azul para atraer presas.
Durante el mes de agosto se hicieron otros descubrimientos, incluyendo especies no descritas de corales y esponjas negras. Esto además de la primera observación en Australia del raro pez escorpión, de acuerdo con el Instituto.
La situación de la Gran Barrera de Coral
Los corales de la Gran Barrera no están en su mejor época. La verdad es que la mitad ha perecido durante los últimos 25 años y el calentamiento global está cambiando de manera directa este ecosistema marino.
Una investigación publicada en el diario científico Proceedings of the Royal Society alertó sobre el deterioro de este Patrimonio Mundial de la Unesco. Se trata de daños que se vienen presentando desde mediados de 1990 y que ha afectado, sobre todo, a las especies con forma de mesa y con ramificaciones. La magnitud es tal que incluso algunas de ellas ya han desaparecido por completo al sur de la Gran Barrera.
El estudio determinó hallazgos alarmantes, como que entre 80 y 90% de los corales han desaparecido. Una pérdida que no es poca cosa, pues son el refugio peces y criaturas. Su desaparición incide en una gran modificación de todo el ecosistema.
El cambio climático tiene que ver con esta situación. El aumento de la temperatura del agua afecta gravemente el coral y hace que las algas que lo habitan desaparezcan. Con esta pérdida, el coral se despide de sus colores y sufre proceso de blanqueamiento.
Si la temperatura del agua baja, el arrecife se podría recuperar. Sin embargo, corre el riesgo de desaparecer si el fenómeno se mantiene. Lo más preocupante es que debido a su degradación, la Gran Barrera podría perder su estatus de Patrimonio Mundial.
La solución para recuperar los corales y contener los daños pasa por un cambio en el modelo de desarrollo y consumo de los seres humanos. Ponerle freno al cambio climático es esencial para proteger los corales, de lo contrario, puede que no sobrevivan.
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