Solo seis equipos disputan la Louis Vuitton 37th America’s Cup Barcelona para llevarse la legendaria copa de plata
Ramon Vilaró
Un paseo por la Barceloneta, el barrio histórico de pescadores, muestra la movida que originan los preparativos de esta 37 edición de la Copa América. Junto a los megabarcos que albergan a directivos y equipos, se alzan pabellones donde ondean las banderas de algunos de los países participantes. Rodeados de grandes medidas de seguridad y bajo total secretismo ultiman los prototipos de veloces veleros que pueden alcanzar más 50 nudos, equivalente a unos 100 kilómetros por hora. Casi flotan sobre las olas.
La última vez que el Ayuntamiento, la Generalitat y el Gobierno estuvieron alineados fue durante los Juegos Olímpicos, ahora lo han vuelto a hacer para la Copa América, declaró Grant Dalton, el primer ejecutivo de la Copa América, el neozelandés, y máximo portavoz del Emirates Team New Zeland, equipo ganador de la última edición. Es un acontecimiento reservado para una élite que mueve centenares de millones de euros y en el cual confluyen la más alta tecnología marina, expertos navegantes y, sobre todo, patrocinadores de países y firmas que unen pasión, deporte y dinero.
Solo seis equipos disputan la Louis Vuitton 37th America’s Cup Barcelona para llevarse la legendaria copa de plata: Emirates Team New Zealand (Nueva Zelanda), el equipo que ganó la última edición y está en posesión del trofeo; INEOS Britannia, el equipo que desafió a los ganadores; Alinghi Red Bull Racing (Suiza); Luna Rossa Prada Pirelli Team (Italia); New York Yacht Club American Magic (Estados Unidos) y Orient Express Racing Team (Francia).
Todos competirán con sus nuevos AC75, de los que cada equipo guarda en secreto sus avances. La llegada de la inteligencia artificial y la supercompetición les permite evaluar miles de cambios y reformas. Desde los sistemas de inclinación del foil hasta la velocidad del viento en directo, los ángulos de escora, inclinación o viento hasta la velocidad del barco. Son mejoras realizadas a los AC40, cuyos prototipos realizaron regatas preliminares en septiembre pasado, en aguas de Vilanova i la Geltrú, que fueron seguidos en noviembre en Yeda, Arabia Saudita.
Otra novedad en Barcelona será la reducción de tripulantes en los AC75, que pasarán de once a ocho, para rebajar peso en estos reyes de la velocidad marítima a vela, con una eslora de 20,7 metros, mástil de 26,5 metros y un peso de 6,5 toneladas. Sin olvidar las nuevas tecnologías de los barcos de soporte que, impulsados por hidrógeno, serán otra de las novedades del encuentro.
El legendario New York Yatch Club American Magic, un equipo con 26 títulos durante 132 años, organizará un programa especial de hospitalidad en el que será posible desde seguir la regata con una vista panorámica en una terraza exclusiva dotada de pantallas gigantes para visualizar todos los detalles de la competición. Además, será posible embarcar en el HydroBoat, que casi vuela a 50 nudos, con precios que oscilan desde los 1.000 a los 2.500 euros por día de competición. Las tripulaciones lucen on modelos especiales Helly Hansen, innovadora firma noruega tanto en deportes de invierno, como en montaña y navegación.
España sigue todavía al margen de la competición, a pesar de haberla organizado en dos ocasiones en Valencia, en 2007 y 2021, posiblemente por falta de grandes imperios empresariales ganados para invertir unos millones en la “Fórmula 1” del mar. Sin embargo, en un país de gran tradición en el deporte de la vela y con competiciones de alto nivel, cabe destacar que la firma internacional de cosmética Puig, con origen y sede en Barcelona, organizará por primera vez el evento femenino independiente –Puig Women America’s Cup–, en el que, además de participantes de los seis equipos oficiales de la Copa América, habrá competidoras de otros seis clubs náuticos: España, Suecia, Canadá, Países Bajos, Alemania y Australia.
La ceremonia oficial de inauguración de esta Copa América será el día 10 de octubre, en la playa del Bogatell y con acceso público. Después se iniciarán las regatas clasificatorias en las Challenger Selection Series, cuyo ganador reta al defensor de la Copa América, actualmente en posesión de Nueva Zelanda. Será a finales de octubre cuando un único vencedor alzará la mítica copa de plata.
Se trata del trofeo deportivo más antiguo del mundo, surgido de la gran Exposición Universal celebrada en Londres en 1851, conocido entonces como la Queen’s Cup, por el que el joyero creador recibió el pago de cien guineas de oro. De ahí también que el trofeo se denomine aún la Copa de la Cien Guineas. Fue entonces cuando, dando la vuelta a la isla de Wight, en el sur de Inglaterra, la goleta América, del Club Náutico de Nueva York, venció a los demás barcos del Real Escuadrón londinense.
Desde entonces, siempre ganaron los veleros estadounidenses durante 132 años, de ahí el nombre de Copa América, hasta que en 1983, el velero Australia II, les arrebató el título en Newport, en el estado de Rhode Island, un acontecimiento que viví como corresponsal en EE UU. Eran tiempos con menos impacto mundial, debido a que parecía un trofeo en el que los norteamericanos contaban con el monopolio del triunfo.
Fue casi una tragedia para el mundo de la vela americana, aunque volvieron a recuperarla, celebrando la legendaria regata en tres ocasiones en San Diego (1988, 1992 y 1995) y otra en San Francisco (2013), sin dejar de aspirar a llevársela otra vez a Estados Unidos de América.
El impacto económico para Barcelona se calcula en más de 1.200 millones de euros, con casi 20.000 puestos de trabajo, sin contar la difusión internacional de una ciudad con peligro de morir de éxito turístico. Dejará, igualmente, una remodelación de instalaciones en la que la autoridad del Puerto de Barcelona ha invertido unos 120 millones de euros. La última competición de la Copa América, celebrada en Auckland, en Nueva Zelanda, fue seguida por una audiencia televisiva de 940 millones de personas.
Los organizadores han incidido en que esta edición sea la más abierta al público. El Race Village, en la parte norte del Port Vell, será de entrada gratuita. En este corazón del evento se celebrarán ruedas de prensa con los competidores y habrá muestras gastronómicas para todos los bolsillos, además de conciertos musicales y actuaciones artísticas, con pantallas gigantes para seguir la competición o repeticiones de días anteriores.
Y, al final, como en cualquier competición deportiva, alegría para el vencedor y decepción para quienes siempre quedará la ilusión de prepararse para el próximo encuentro de una pugna mundial entre navegantes que va camino al siglo y medio de historia.