Con la fastuosa Dubai de telón de fondo y un ambiente enrarecido, comienza la vigesimoctava cita de la Cumbre del Clima (COP28). Muchas luminarias en los focos, pero con los principales protagonistas ausentes. Y con mucho recelo de científicos y ambientalistas sobre las reales intenciones detrás de los organizadores de la cumbre. Mientras, unos registros récord mantienen al planeta sudando a la espera de que esta cita no sea otro decepcionante fracaso de los 196 estados que firmaron el Acuerdo de París en 2015.
En la cumbre que comienza hoy y finaliza el 12 de diciembre se espera la asistencia de 70.000 personas, entre ellas 167 líderes mundiales, que incluyen al papa Francisco, al rey Carlos III, y varios jefes de estado como Emmanuel Macron de Francia, Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil y Rishi Sunak del Reino Unido. Pero hay dos ausencias clave: Joe Biden y Xi Jinping.
La COP28 se celebra en un momento crítico. En 2015, los países acordaron reducir las emisiones derivadas de la quema de combustibles fósiles para mantener el calentamiento global “muy por debajo de los 2 grados Celsius” e idealmente no más de 1,5 grados Celsius. Sin embargo, el planeta ya se ha calentado una media de 1,2 grados centígrados. El principal tema de la cumbre será si las naciones aceptan eliminar gradualmente los combustibles fósiles, principal impulsor del cambio climático. Los activistas exigen que los países responsables de la crisis climática aporten fondos para ayudar a hacer frente a sus inevitables repercusiones. La posibilidad de un futuro habitable está en juego
Biden ausente por otras crisis
La ausencia del presidente de los Estados Unidos es uno de los lunares de la cumbre. Biden estuvo presente en las dos citas anteriores y significó el regreso de su país al foro reafirmando el liderazgo estadounidense en la lucha contra el calentamiento global, luego del retiro ordenado por Donald Trump. La Casa Blanca no ha dado de momento explicaciones oficiales por estas ausencias. Tampoco asiste la vicepresidenta, Kamala Harris.
Pero sotto voce la Casa Blanca justifica la inasistencia con otras crisis: la liberación de los rehenes retenidos por Hamás y la lucha en el Congreso para conseguir la aprobación de los recursos para Ucrania le impiden abandonar Washington. Se filtró que asesores de alto nivel que consideran que al pasar por alto la cumbre Biden pierde una oportunidad de fortalecer sus credenciales climáticas, tratan de persuadirlo de que reconsidere sus planes y viaje a la cumbre. Es poco probable que tengan éxito.
El enigma de Biden
El mandatario demócrata tiene un discurso prodescarbonización que concretó con la ley climática más importante en la historia de Estados Unidos: la Ley de Reducción de la Inflación. Está destinando 370.000 millones de dólares en subsidios gubernamentales a tecnologías verdes destinadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. También impuso límites más estrictos a las emisiones de tubos de escape y chimeneas. Mientras, los republicanos lo acusan de librar una guerra contra la energía estadounidense.
Paradójicamente, durante el mandato de Biden, Estados Unidos ha producido cantidades récord de crudo, lo que contribuyó a bajar el precio de la gasolina. También se posicionó como el mayor exportador de gas del mundo. En contravía, los activistas climáticos demandan que el presidente detenga por completo la perforación y la autorización del proyecto Willow en Alaska y sus similares.
Un informe del Centro para la Diversidad Biológica calcula que las emisiones de gases de efecto invernadero de los nuevos proyectos de petróleo y gas, aprobadpor Biden, superarán las reducciones de emisiones de todas sus políticas climáticas juntas. Lo que impacta desfavorablemente en el respaldo de los votantes jóvenes que ayudaron a elegir a Biden. Al mandatario estadounidense también lo presionan los países en desarrollo para que cumpla sus promesas de miles de millones de dólares para ayudar a enfrentar el cambio climático. Los republicanos en el Congreso, que controlan el gasto, se burlan de la idea.
Fusión nuclear, la nueva apuesta
En representación de Biden asiste John Kerry, el enviado especial de Estados Unidos para el Cambio Climático. Kerry presentará lo que observa como la nueva opción «energética verde» estadounidense. Una estrategia global para comercializar la energía de fusión nuclear, aún en fase experimental, como uno de los pilares de la lucha contra el cambio climático. Kerry considera que “la energía de fusión ya no es sólo un experimento científico, sino una realidad que puede ser una solución climática emergente”.
Sobre el potencial de la fusión nuclear hay estudios desde hace décadas. Su mayor ventaja es que no produce desechos radiactivos duraderos y podría ser una fuente barata de electricidad libre de carbono. Kerry presentará el plan el 5 de diciembre con la intención de crear una alianza entre Estados para acelerar la comercialización de la fusión nuclear.
Sin embargo, debido a la incertidumbre económica la inversión en fusión nuclear se ha desacelerado, incluso en Estados Unidos. Según el último informe de la Asociación de la Industria de la Fusión, la inversión en 2023 ha sido de 1.400 millones de dólares frente a los 2.830 millones del año anterior. Históricamente, las empresas internacionales de fusión han obtenido alrededor de 6.210 millones de dólares en financiación, principalmente privada.
Biden y Xi ausentes, pero alineados
El presidente de China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero en la actualidad, Xi Jinping, tampoco asiste. Lo representará Ding Xuexiang, un alto asesor del Partido Comunista de China. Representantes de ambos países se reunieron en California a principios de mes y acordaron colaborar para promover la energía renovable que reemplazaría los combustibles fósiles. Acordaron intensificar los esfuerzos para reducir las emisiones de metano y otros gases de efecto invernadero, además de reactivar un grupo de trabajo sobre cooperación climática.
Se espera que John Kerry y Xie Zhenhua se reúnan en Dubái en una cumbre sobre el metano paralela al gran evento climático. No obstante, los expertos ambientales de Washington opinan que si ambos líderes reconsideraran su decisión y aparecieran en Dubai, “daría un impulso moral a todos” en la cumbre.
Acusaciones sobre el anfitrión
La elección de Sultán al Jaber, director general de la compañía petrolera estatal de los Emiratos Árabes Unidos (Adnoc), como presidente de la COP28 agradó a los ambientalistas.Consideraron evidente la existencia de un conflicto de intereses. Organizaciones como Amnistía Internacional, habían reclamado su dimisión. Sus temores parecen confirmarse. La BBC denunció los planes de los Emiratos Árabes Unidos de utilizar su papel como anfitriones de las conversaciones sobre el clima de la ONU para cerrar acuerdos sobre petróleo y gas.
Documentos filtrados revelan agendas para discutir acuerdos sobre combustibles fósiles con 15 países. Además, se planificaron reuniones con 27 gobiernos extranjeros antes del inicio de la COP28. Habían planeado comunicar a China que la empresa Adnoc está dispuesta a evaluar conjuntamente oportunidades internacionales de gas natural licuado en Mozambique, Canadá y Australia. A un ministro colombiano se le iba a informar que Adnoc está lista para ayudar a Colombia a desarrollar sus recursos de combustibles fósiles, pese a los anuncios de Petro de paralizar los nuevos proyectos.
También con energías verdes
Los EAU también planificaron hablar sobre oportunidades comerciales para su empresa estatal de energía renovable, Masdar en reuniones con 20 países, incluidos el Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Alemania, Países Bajos, Brasil, China, Arabia Saudita, Egipto y Kenia. La BBC también tuvo acceso a correos electrónicos que indicaban que los puntos de conversación de Adnoc y Masdar siempre debían incluirse en las notas informativas.
El equipo de la COP28 negó categóricamente esta afirmación, aseguró que era “simplemente falso”. Los EAU no negaron esta información y se limitaron a decir que “las reuniones privadas son privadas”. El organismo de la ONU responsable de la cumbre COP28 aseguró a la BBC que se esperaba que los anfitriones actuaran sin prejuicios ni intereses propios. La diplomacia es diplomacia.
Las polémicas COP
A lo largo de los 28 años de existencia,la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático no ha escapado de la polémica. Desde los compromisos abrumadores a los discursos vacíos, las protestas de los ambientalistas siempre decepcionados por los magros acuerdos y la presencia cada vez mayor de lobistas de las empresas de combustibles fósiles. Pero es la primera vez que se acusa al país anfitrión de aprovechar la reunión de líderes mundiales, que incluye hasta el mismísimo papa Francisco (si la infección pulmonar se lo permite), para hacer negocios.
No es que desde 1995 no se haya avanzado. Hay logros significativos como el protocolo de Kioto, que establecía objetivos vinculantes para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, y el Acuerdo de París, en el que 196 países acordaron limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C. Pero la COP28 se inicia con un panorama desalentador.
El primer balance del Acuerdo de París concluyó que el mundo no está en camino de cumplir los objetivos para contener el calentamiento global por debajo de los 2 grados. Un calentamiento de alrededor de 1,5 °C podría empujar a 122 millones de personas más a la pobreza extrema para 2030.
Lo que se espera de la COP28
En la COP28, los países participantes deberán completar la primera ronda de evaluación del acuerdo, denominada Global Stocktake (GST) o balance global, y decidir qué medidas tomar para corregir la situación. Un desafío especialmente urgente. Aunque el grupo de expertos climáticos de la ONU (IPCC) recomendó limitar el calentamiento a 1,5 grados para evitar consecuencias irreparables, este año esa meta su superó dos días, el 17 y 18 de noviembre.
Se espera que se adopten acciones de mitigación más ambiciosas, principalmente elevar los planes de reducción presentados por cada país para acercarse a las cero emisiones netas en 2050. Y solo será posible con una transformación sistémica de todos los sectores, el abandono de los combustibles fósiles y el fomento de las energías renovables. El punto en que hay más desencuentros.
Ls posiciones se dividen en tres bandos: la de los países cuya economía depende de los combustibles fósiles; la de aquellos que consideran que las energías renovables son la solución a la crisis climática y a su dependencia energética; y los que carecen de los recursos para llevar a cabo la transición ecológica y son los más afectados por los efectos del calentamiento global.
Al Jaber en el ojo de la tormenta
En este marco es de particular relevancia que Sultán Al Jaber sea el presidente de la COP28 y dirija las negociaciones. Antes de la denuncia de la BBC, ha sido cuestionado por los ecologistas por ejercer en paralelo el cargo de director ejecutivo de Adnoc, la duodécima productora mundial de crudo. Además, en la reunión preparatoria de la COP28 de octubre quedaron patentes las grandes diferencias de enfoque y prioridades de las partes para afrontar la crisis climática.
El peso del enfoque de las potencias como China, Estados Unidos, la India, Rusia, Arabia Saudí y la Unión Europea es decisivo. La gran incógnita es si la resolución final de la COP28 incluirá una referencia clara al fin de los combustibles fósiles o si se limitará a «mencionar la necesidad» de impulsar las energías renovables, acabar con las plantas de carbón sin sistemas de mitigación y eliminar los subsidios a petróleo o gas, en la medida de las posibilidades de cada país.
El “Informe sobre la brecha de emisiones” de 2023, del Programa de la ONU para el Medio Ambiente, sostiene que las políticas actuales para reducir las emisiones son insuficientes. El camino actual lleva a un aumento de la temperatura de 3 °C. Para cumplir con el Acuerdo de París se necesitaría reducir entre el 28 y el 42% las emisiones para 2030.
Otra oportunidad para el comienzo del fin o más desencanto
Para Sultan al Jaber, presidente de la COP28, la fórmula para lograrlo implica triplicar el uso de energías renovables y duplicar la eficiencia. Limitar las emisiones de metano y “acelerar las ambiciones de descarbonización en los sectores con mayores emisiones para 2030”. Sin embargo, no menciona la necesidad de fijar una fecha para el inicio del fin de los fósiles para poder abordar la crisis climática con garantías de éxito.
El doble rasero de los Emiratos Árabes Unidos amenaza con empañar la cumbre. Los Emiratos Árabes Unidos, a pesar de su compromiso de emisiones cero para 2050, tienen los mayores planes de expansión de prospecciones de gas y petróleo del mundo. Una razón para la agenda de reuniones a la sombra del COP para hacer negocios petroleros. En este contexto, la COP28 sería más frustrante que la anterior.
“Si la presidencia quiere tener algo de credibilidad, solo puede hacerlo logrando un acuerdo global para la eliminación justa y equitativa de todos los combustibles fósiles”.
Kaisa Kosonen, experta en cambio climático de Greenpeace