Sultán al-Jaber, con 24 horas de retraso tuvo su plenaria, sus aplausos y pudo repetir rebosante de felicidad que en el COP28 se había alcanzado un acuerdo “histórico”. En el que finalmente, entró la mención de los combustibles fósiles. Pero el regalo viene con factura. No hay “eliminación” sino “abandono” y “transición”. Todo muy barnizado de voluntarismo. En resumen: un acuerdo con sus luces, pero con muchas más sombras.
A las 3 de la madrugada del miércoles salió el documento final. La sesión plenaria de las partes la aprobó por consenso. Realizada, con puntualidad inglesa, a las 11 am. Pese al disgusto de Arabia Saudita, y a las reservas de los pequeños países insulares y economías emergentes. Fueron necesarias dos semanas de intensas negociaciones, en las que el futuro de los combustibles fósiles y el lenguaje utilizado para referirse a ellos se convirtieron en los principales obstáculos. Para que la COP28 tuviera su Balance Global. El documento reafirma que el límite del calentamiento global a 1,5 °C, establecido por la ciencia para garantizar la seguridad climática del planeta, requiere una rápida reducción de las emisiones.
Lo “histórico” del acuerdo es que, por primera vez, reconoce la necesidad de “abandonar” los combustibles fósiles tal como los conocemos para garantizar la seguridad climática. Pero deja la puerta abierta a la posibilidad de utilizar carbón, petróleo y gas “con bajas o cero emisiones”, un eufemismo técnico al que la industria fósil sin duda sabrá sacar provecho.
Subraya que la transición hacia una economía baja en carbono debe tener en cuenta los diferentes puntos de partida y circunstancias de cada país. Una de las principales demandas de los países en desarrollo, que buscan un enfoque equitativo y justo para la transición energética. Pero deja en el aire cuándo, con cuánto, y cómo se va a financiar.
Acuerdo de los Emiratos
La Cumbre del Clima de Dubái (COP28) aprobó con un conjunto de medidas destinadas a acelerar la transición hacia un “mundo neutro en emisiones”. Según el texto del acuerdo, se espera una reducción de las emisiones de un 43% en 2030 y un 60% en 2035 respecto a 2019. Antes de lograr un mundo neutro en emisiones en 2050. Hasta acá todo muy noble.
El artículo 28 del Balance Global insta a triplicar la capacidad instalada renovable y duplicar la tasa anual de mejora de la eficiencia energética para 2030. Es el punto en el que los países pobres se pregunta con cuáles recursos. También se pide acelerar los esfuerzos para reducir progresivamente el uso de energía basada en carbón “sin sistemas de mitigación” (CCS, en inglés).
Además, se insta a acelerar los esfuerzos hacia sistemas energéticos cero emisiones netas mediante el uso de “combustibles cero o bajas emisiones de CO2” “mucho antes o alrededor de mediados de siglo”. Se llama a “transicionar” para dejar atrás los combustibles fósiles en los sistemas energéticos de manera “justa, ordenada y equitativa”. Acelerando la acción en “esta década crítica” a fin de lograr ser neutros en carbono para 2050, de acuerdo con la ciencia.
El documento también insta a las partes (198 países) a eliminar gradualmente y lo antes posible los subsidios a los combustibles fósiles “ineficientes” que no abordan la pobreza energética ni las transiciones justas. Se pide reducir “sustancialmente” las emisiones de metano a 2030 y acelerar la rebaja de las del transporte por carretera con vehículos de bajas o cero emisiones.
El texto reconoce el papel de los combustibles de transición para contribuir a facilitar el cambio garantizando al mismo tiempo la seguridad energética. El gas es considerado por muchos el combustible de la transición. Bajo esa nomenclatura también podrían entrar los combustibles sintéticos, que están en fase experimental y se producen mezclando hidrógeno con carbono capturado de la atmósfera. Un punto que le devolvió la sonrisa a los delegados de los países productores de energía fósil.
Minado de lagunas
Una de las grandes críticas de los ambientalistas es que el documento está “minado de lagunas”. El lenguaje usado, aunque menciona los combustibles fósiles no hace exigencias sobre su eliminación como querían más de 100 países. Luego de 30 años de lucha se optó por el deslavado, ambiguo y frustrante «abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos».
Para lo ambientalistas, aunque histórico, refleja la ambición más baja posible que las partes podían aceptar. Entre otras cosas no responsabilizó a los contaminadores históricos ni estableció mecanismos eficaces para financiar la resiliencia climática y una transición justa y baja en carbono para el Sur global.
El próximo año, entonces, será crucial para decidir el nuevo objetivo de financiación de la lucha contra el cambio climático. Incluyendo los costos de mitigación, adaptación y reparación de pérdidas y daños. Una prueba crítica será si se moviliza mucho más financiamiento para que los países en desarrollo puedan hacer posible la transición energética.
La resolución además está viciada por lagunas que ofrecen a la industria de los combustibles fósiles numerosas vías de escape. Basándose en tecnologías no probadas e inseguras. Abre las puertas a falsas soluciones como la captura y almacenamiento de carbono a escala. La referencia a los combustibles de transición es un código para el gas, que no es en absoluto un combustible de transición. Por lo que los ambientalistas temen que los combustibles de transición podrían acabar colonizando el espacio de la descarbonización.
Grandes satisfechos
En líneas generales quienes se mostraron más satisfechos con los resultados obtenidos fueron los de la Unión Europea, EE. UU. y, por supuesto, el presidente de la COP28, Sultán al-Jaber. Quien describió el acuerdo como un “paquete mejorado, equilibrado, pero no nos equivoquemos: histórico”, para acelerar la acción por el clima.
El negociador jefe de la UE, Wopke Hoekstra, declaró que el principal resultado de la Cumbre del Clima de Dubái (COP28) era “realmente importante” y marcaba el “principio del fin de los combustibles fósiles”. Este sentimiento fue respaldado por John Kerry, quien afirmó que el documento resultante de la cumbre envía mensajes al mundo. Es “mucho más fuerte y claro como llamamiento a 1,5 °C de lo que habíamos oído antes”.
Jennifer Morgan, secretaria de Estado alemana, afirmó que el acuerdo es una señal inequívoca de que el futuro son las energías renovables y no los combustibles fósiles. Esta visión fue compartida por el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, quien declaró que “por primera vez, el resultado reconoce la necesidad de abandonar los combustibles fósiles, después de muchos años en los que el debate sobre esta cuestión estuvo bloqueado”.
Defraudados
Para los ambientalistas, y muchos países pobres, o de las economías emergentes, el resultado de esta COP fue, como en las anteriores, decepcionante. Pese a los altisonantes calificativos de las potencias, la cumbre concluye con un rosario de críticas por los más afectados: ambientalistas y países pobres.
- Anne Rasmussen, presidenta de la AOSIS: En representación del bloque de islas pequeñas, declaró que el texto no habla específicamente de la eliminación progresiva de los combustibles fósiles y presenta una letanía de lagunas que son motivo de gran preocupación.
- Madeleine Diouf Sarr, Presidenta del Grupo de Países Menos Adelantados: Expresó su decepción, afirmando que esperaban más del acuerdo. A su juicio la financiación de la lucha contra el cambio climático debe basarse en un balance mundial y colmar las enormes lagunas que se han detectado.
- Susana Muhamad, ministra colombiana: Señaló que las lagunas en el texto final presentan riesgos que pueden minar la voluntad política. Porque aún se carece de la estructura económica necesaria para la profunda transición, que no es sólo energética, sino “fundamentalmente una transición económica de toda la sociedad”.
- Ani Dasgupta, Presidenta y Consejera Delegada del Instituto de Recursos Mundiales: Plantea una prueba crítica; movilizar mucha más financiación para que los países en desarrollo ayuden a hacer posible la transición energética.
- Mohamed Adow, Director de Power Shift Africa: La financiación es donde todo el plan de transición energética se mantendrá o caerá.
Ambientalistas inconformes
- Harjeet Singh, de Climate Action Network International: Criticó la hipocresía de las naciones ricas. En particular Estados Unidos, que sigue expandiendo masivamente las operaciones de combustibles fósiles. Mientras se limita a hablar de la transición ecológica.
- Dr. Arunabha Ghosh, Director General del Consejo de Energía, Medio Ambiente y Agua: La COP ha decepcionado ampliamente en todos los frentes. El texto final del balance mundial carecía del reconocimiento sincero de los problemas y de los dientes necesarios para combatirlos.
- May Boeve, directora ejecutiva de la red activista 350.org: Expresó su frustración. Tras treinta años de campaña consiguieron incluir la ‘transición para abandonar los combustibles fósiles’ en el texto de la COP, pero está rodeada de tantas lagunas que ha quedado debilitada e ineficaz.
- Bill Hare, director general de Climate Analytics: La sección de energía simplemente no tiene suficientes compromisos duros para poner el límite de calentamiento de 1,5 °C al alcance esta década. “Y no hay ningún compromiso para alcanzar el pico de emisiones en 2025”.
Una cumbre más
El sentido histórico de las cumbres climáticas parece más adosado a lo que se dice que a lo que realmente concreta. Pese a lo acordado en el Protocolo de Kioto, en el Acuerdo de París, o en la Cumbre de Glasgow, la ausencia de mecanismos coercitivos y el peso de la discrecionalidad voluntaria en el cumplimiento de los acuerdos han hecho que lo acordado sea letra muerta, o casi.
Es evidente de Sultán al-Jaber no quería que su “histórica” cumbre terminara en un fracaso como la COP27 de Sharm el-Sheikh. Pero que se le de tal calificativo porque en las 21 páginas del documento la frase “combustibles fósiles” aparezca en dos ocasiones luce exagerado. Especialmente porque la palabra “petróleo” se omite por completo. Mientras que el financiamiento de la transición se dejó envuelto en un nebuloso juego semántico, impreciso y abierto a interpretaciones.
Si algo queda en evidencia es que, aunque las partes se acercaron un poquito más, la distancia entre los que más contaminan, quienes más se lucran y los que más padecen la crisis climática sigue siendo enorme. Para los dos primeros grupos, la COP28 puede tener el calificativo que tanto gusta a Sultán al-Jaber. Pero para los que están padeciendo los rigores de la crisis climática, el Acuerdo de los Emiratos tiene más sombras que luces. Para ellos la de Dubái fue, sin duda, una cumbre más.