La eliminación de los combustibles fósiles se abre paso en la COP28. Con cifras en mano, instituciones, científicos, ambientalistas y los países más afectados, han logrado ponerlo en el centro del debate. Pero todavía debe vencer la resistencia de los poderosos intereses de la industria para que, finalmente, figure en el Balance Global.
El presidente de la COP28, Sultán Al Jaber, inició la segunda semana de la cumbre convocando a los 8 facilitadores que tendrán la ciclópea tarea de lograr el consenso en 48 horas de los 198 partes sobre mitigación, finanzas, adaptación y la primera evaluación del Acuerdo de París en el Balance Global. Es el turno de los ministros. Momento clave en el que los intereses en juego se mueven en torno a las partes.
Presionan los científicos para lograr la meta del 1,5 °C. Los países pobres, los más golpeados por los efectos de la crisis climática, presionan por los recursos para reparación y adaptación. Presiona la poderosa industria de los fósiles para mantener la producción. Es un contexto marcado por las contradicciones. Pese a los cual los organizadores aseguran que la cumbre terminará en la fecha prevista, lo que sorprendió a los periodistas. Porque las cumbres climáticas suelen alargarse varios días después de la fecha prevista de finalización.
Al Jaber y sus promesas
Si algo ha mostrado el presidente de la COP28 es que es un hombre a quien le sobra optimismo. No anda por las ramas para atribuirse hitos históricos. En sus declaraciones a los medios en el inicio de la segunda semana de sesiones, se mostró confiado. Dijo que de esta conferencia saldrá un acuerdo “especial” y “sin precedentes” tras las “positivas respuestas” que ha ido recibiendo de las partes negociadoras. “Puedo decir que no voy a dejar ninguna piedra sin remover” que ayude a facilitar el resultado “más ambicioso posible” de una cumbre climática.
No fue tan categórico al ser consultado sobre si en el texto final se mencionará una reducción o abandono de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas). Optó por una de esas ambiguas respuestas diplomáticas, “se ha comprometido con todas las partes implicadas” para impulsar la “mayor ambición posible” jamás producida en una COP. Es uno de los puntos que enfrenta a los diferentes bloques y sobre el cual evitó dar los detalles del lenguaje que se maneja.
“Necesitamos una decisión política y esta decisión vendrá del pleno, de las 198 partes (…) Mi trabajo es asegurar el proceso”, aseveró el emiratí, que no se cansa de repetir que la eliminación de los combustibles fósiles es “esencial” y la disminución de su consumo “va a ocurrir con seguridad”. Sin especificar cuándo, ni cómo.
Dijo además que en los próximos días, “tenemos la posibilidad de lograr un cambio de paradigma centrado y basado en la ciencia, que mantenga el objetivo de 1,5 grados a nuestro alcance. Y un enfoque que ayude a redefinir las economías mundiales y un consenso que sitúe a los más vulnerables en el centro de la acción climática”. Menuda promesa, digna del mismísimo San Nicolás.
Empujado por el Sur Global
Pero demos una mirada panorámica al escenario en el que se juega el futuro del planeta. La transición energética pasó a primer plano, gracias a la resolución y determinación de los negociadores del Sur global y sus aliados en el movimiento por la justicia climática. Hace apenas un par de años, la idea de eliminar progresivamente los combustibles fósiles parecía difícil de mencionar siquiera en el debate.
En la COP28, 106 países se unen para abogar por el rápido declive de estos combustibles. Esto representa un aumento significativo respecto a los 80 países que exigieron lo mismo en la COP27 de Sharm el Sheikh. Pero será necesaria una coordinación más estrecha entre los países que luchan por un resultado energético ambicioso.
Porque no nos llamemos a falsas ilusiones, los acuerdos en la cumbre deben lograrse por la vía del consenso. Los poderosos países productores de fósiles pueden vetarlo. Como lo hicieron en el pasado. En la COP27, algunos países -Irán, Arabia Saudí y Rusia- se opusieron a la eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles. La presidencia egipcia de entonces fue cómplice al ocultarse tras estos bloqueos.
Señales confusas
Las señales de Sultan Al Jaber, son, en el mejor de los casos, incoherentes. Sus buenos propósitos corren el riesgo de evaporarse bajo el inclemente sol del desierto. La Presidencia de la COP28 continuará con una doble capa de pares ministeriales entre ellos y las negociaciones sobre energía. Dinamarca y Sudáfrica están facilitando las discusiones sobre el Global Stocktake. Mientras que las discusiones se delegarán en los ministros de Singapur y Noruega.
Una parte significativa del equipo de los Emiratos Árabes Unidos está formado por personal de la presidencia de COP26. Enfoque que proporciona a la presidencia una ventaja de conocimiento. Sin embargo, existe el riesgo de que los EAU lleguen a un acuerdo de trastienda con grandes potencias como Estados Unidos y China. En lugar de impulsar un proceso transparente y trabajar con los campeones de este proceso, los pequeños Estados insulares y los países vulnerables, para conseguir el resultado más ambicioso posible.
A lo que suma el delicado punto relativo al lenguaje cuando se trata de la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. Algo que Al Jaber evita precisar en sus ruedas de prensa. Cualquier propuesta en este sentido podría provocar tensiones con su vecina Arabia Saudí. Sin olvidar que los propios Emiratos Árabes Unidos planean aumentar su producción de crudo de cuatro a cinco millones de barriles diarios. Plan que tiene como objetivo aprovechar el mercado de los combustibles fósiles antes de que los países comiencen a abandonar su uso. Algo que, como dijo Al Jaber, “va a ocurrir con seguridad”, aunque sólo él parece saber cuándo.
Más contradicciones
Pero no es esa la única contradicción en esta COP28. La cumbre de cambio climático en Dubai comenzó con la aprobación del fondo para paliar las pérdidas y daños del calentamiento global. Activado en la primera jornada luego de 30 años de lucha. Sin embargo, los montos anunciados están muy lejos de cubrir lo que se calcula que necesita. Se comprometieron 655 millones de dólares, pero se estima que se necesitarían más de 150 mil millones anuales. La cifra podría aumentar a 290-580 mil millones anuales para 2030. Primera contradicción.
Por primera vez se celebró el Día de la Salud en la COP. Se logró que 123 países firmaran una declaración conjunta. Incluye temas como mejoras al monitoreo de indicadores de salud, financiamiento y diseño e implementación de políticas que maximicen los beneficios para la salud de las medidas de mitigación y adaptación. Sin embargo, la declaración omite mencionar a los combustibles fósiles. Que se estima causa unos 4 millones de muertes prematuras por año. Otra contradicción.
Hasta la posición de Lula Da Silva es contradictoria en esta cumbre. Reducir la deforestación amazónica en un 50% en los diez primeros meses del año lo convirtió en una de las estrellas de la actual cita. Su delegación criticó la falta de sentido de urgencia para limitar el calentamiento global a 1,5 grados en el documento que debe publicarse al final de la cumbre. Pero su país tiene petróleo y no piensa dejar de explorar nuevos yacimientos. Por el contrario, defendió las perforaciones en la desembocadura del Amazonas y se sumará a la OPEP+. Más contradictorio no parece posible.
Los superocho
Calificar la tarea que le espera a los 8 facilitadores como compleja, puede sonar frívolo, y que puedan hacerlo en “48 cruciales horas”, muy ambicioso. Habrá que ver si están a la altura de las promesas de Al Jaber y efectivamente en esta COP28 se logra el acuerdo “especial” y “sin precedentes” que promete el emiratí.
La cumbre climática de la ONU en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, está siendo un campo de batalla sobre el futuro de los combustibles fósiles. Que se adopte la estrategia de negociar individualmente con las partes y no en bloque puede dar pie a muchas suspicacias. Especialmente cuando hay casi 2.500 lobistas de la industria fósil, que no fueron precisamente a pasear a Dubái. Los grandes contaminadores están intentando desestimar los llamados a un acuerdo para eliminar gradualmente la generación de energía con alto contenido de carbono.
La eliminación de los combustibles fósiles entra en el debate. Toca el turno de que aparezca en los acuerdos. Es un desafío complejo que requiere cooperación y compromiso. Se espera que los negociadores ahonden en el futuro de los combustibles fósiles. Ahora es el momento de que los funcionarios decidan cómo debería ser el futuro. Si se elimina gradualmente el petróleo, el carbón y el gas natural, como lo solicitan los activistas climáticos, muchos expertos y algunas naciones, o si se toman medidas más moderadas. En un mundo que se sigue calentando de manera alarmante.