Las constantes reuniones multilaterales y regionales animan la próxima cita global de la ONU, la COP27 y sus metas climáticas. Pasan de Glasgow, en el Reino Unido, a Sharm El Seij, a orillas del mar Rojo, en Egipto. Son locaciones diferentes pero con el mismo hilo conductor: garantizar un planeta sostenible y vivible. A los desafíos pendientes de la edición 26, que no son pocos, irrumpen factores inesperados en el debate: incremento de la crisis energética, ralentización de las economías, reacomodos geopolíticos, guerra en Ucrania.
Estos componentes fortuitos inciden directamente en el comportamiento de los países y, por tanto, podrían repercutir en el cumplimiento de los compromisos fijos del Acuerdo de París y de los convenios alcanzados en Escocia. Las metas no deberían alterarse porque están sostenidas en convenios. Sin embargo, los gobiernos en su búsqueda por contar con suministros seguros de energía para sus industrias y hogares sucumben a la tentación de acudir a fuentes de energía del carbón y el gas. Energías consideradas como no alternativa o alternativa poco limpia.
Alemania, Austria, Polonia, los Países Bajos y Grecia se encuentran entre los primeros países europeos en reabrir centrales eléctricas de carbón. Una decisión que perjudica los esfuerzos conjuntos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Solo estas plantas producen una quinta parte de estas emisiones.
En la COP26 mantuvo el objetivo de 1,5 °C identificado en el Acuerdo de París, pero por primera vez se instó a las partes a acelerar la eliminación gradual del “carbón constante y los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles”. También se reiteró la eliminación completa de todos los subsidios al carbón y los combustibles fósiles. La tarea sigue pendiente.
La COP27 insistirá en cumplir las metas climáticas
Los fenómenos meteorológicos extremos -sequías, inundaciones y olas de calor más frecuentes e intensas y otros efectos del cambio climático. Incluidas la desertificación acelerada, la erosión costera, la extinción de especies y la pérdida de hábitats- están causando estragos en el mundo, pero particularmente en las economías de África. Uno de los continentes más vulnerables a la crisis climática. Susceptible a elevar la pobreza y la inseguridad alimentaria por los estragos del clima, la falta de agua y precarias condiciones de vida entre los más vulnerables.
Es una de las regiones del globo más afectadas por el cambio climático, aunque de las que menos contribuyen con las emisiones de gases de efecto invernadero. Las economías más poderosas asumieron el compromiso de movilizar 100.000 millones de dólares anuales para asistir a los países con mayores necesidades en la implementación de esos objetivos. La promesa no se ha cumplido. La financiación climática que los países ricos darían a los pobres sigue en mora.
Las autoridades de la COP27 están decididas a cumplir las metas climáticas en desarrollo, pero sobre todo a impulsar otras para alcanzar la descarbonización.
El ministro de Asuntos Exteriores de Egipto y presidente de la cumbre, Sameh Shoukry, aseguró que su compromiso es pasar de las promesas a la acción. «Será un encuentro de implementación, en el cual los compromisos se vuelven inmediatos y efectivos, a la par que se avanza rápidamente sobre el terreno hacia una acción completa, oportuna, inclusiva y a escala. Y cumpliendo una agenda de adaptación transformadora y una transición ambiciosa justa”, manifestó.
Egipto considera crucial elevar el umbral para la acción necesaria en la COP27, tanto mediante la reducción de emisiones como con mayores esfuerzos de adaptación y mejores flujos de financiación apropiados.
África anfitriona busca sus oportunidades
Egipto hizo una gran oferta de inversiones en una lista de proyectos climáticos africanos listos para ser emparejados con fondos internacionales que se exhibirán en la COP27, en Sharm el-Sheikh.
En un esfuerzo por impulsar la implementación del Acuerdo de París, el anfitrión de la cumbre intenta potenciar las inversiones climáticas del sector privado en los mercados emergentes y los países en desarrollo.
Junto con los comisionados regionales de la ONU y los campeones climáticos de alto nivel Nigel Topping y Mahmoud Mohieldin, la presidencia egipcia organizó cinco mesas redondas regionales. Serán con financistas y tendrán como fin emparejar proyectos financiables de reducción de carbono y adaptación con financiadores. Una sería la Glasgow Financial Alliance for Net Zero, una coalición de instituciones financieras comprometidas con acelerar la descarbonización de la economía.
La primera de estas reuniones se efectuó a principios de agosto en la Comisión Económica de Naciones Unidas para África en Addis Abeba, Etiopía.
Entre más de 140 proyectos que se consideran, se presentó una lista inicial de 19 proyectos africanos como «buenos ejemplos» de proyectos listos para ser implementados. Egipto es el país anfitrión de cuatro proyectos con un costo estimado de 17.400 millones de dólares. Alrededor del 40% del costo combinado de los proyectos en la lista. Con algunos fondos asegurados, está buscando 11.400 millones en nuevas inversiones.
En sus ambiciosas metas climáticas, los diplomáticos africanos han rechazado la postura a favor del gas de la Unión Africana para COP27 .
¿Ahora o nunca?
Los proyectos se dividen en seis categorías: energía y transporte, agricultura y suelo, transformaciones digitales, mercados de créditos de carbono, economía azul y agua y ciudades.
Egipto está ofreciendo 10.000 millones. El costo más alto de cualquier proyecto en la lista inicial, para reemplazar 17 plantas de energía de combustibles fósiles ineficientes. Tienen una capacidad combinada de 7,5 GW, con 11,3 GW de energía eólica y solar. El proyecto, que será entregado por el sector privado, ayudaría a Egipto a cumplir su objetivo de reducción de emisiones para 2030.
También se mostró la construcción de líneas de tren ligero eléctrico con un costo de $ 6 mil millones. Una línea conectaría la nueva capital administrativa del país en el desierto con una estación de metro cerca del Aeropuerto Internacional de El Cairo. El otro es desde Abu Qir hasta Port Saeed West, ambos en la costa mediterránea.
Egipto argumenta que el proyecto desplazará los vehículos y autobuses contaminantes, reducirá las emisiones de gases de efecto invernadero. Y, lo más esperado, ayudará a combatir la contaminación del aire, una de las metas climáticas globales presente en la COP27.
Además, el gobierno de Abdel Fattah el-Sisi está solicitando inversiones para 2 proyectos de adaptación. Uno de 800 millones de dólares para aumentar la resiliencia de la producción de cultivos en el valle y el delta del Nilo. Y otro de 600 millones de dólares para construir 6 plantas de desalinización, alimentadas con energía solar, para reducir la dependencia del suministro de agua dulce del Nilo.
El cambio climático y el crecimiento de la población presionan sobre los recursos hídricos cada vez más escasos. Y, para 2050, el gobierno prevé que Egipto estaría cerca del umbral de escasez severa de agua.
Avanzar a pesar de los desafíos económicos y geopolíticos
Boston Consulting Group, una de las firmas de consultoría de gestión líderes en el mundo, fue escogida como socio consultor exclusivo de la cumbre. «La COP27 es otro momento crítico para movilizar a los actores públicos y privados en la búsqueda urgente de limitar el calentamiento global. Nos sentimos honrados de desempeñar un papel en apoyo de la COP27, organizada en Egipto”, dijo Christoph Schweizer, director ejecutivo de BCG.
Destacó que en la COP26, hubo avances en una amplia agenda. Sin embargo, considera que se debe ir más lejos y más rápido. Incluso a pesar de la recesión económica mundial y los desafíos geopolíticos, como la crisis energética, la inflación y la guerra en Ucrania.