El 2 de diciembre arrancaba en Madrid la cumbre del clima llamada a marcar un punto de inflexión en la historia de la lucha contra el cambio climático. Tanto es así que durante los doce días en los que se ha desarrollado adquiría el apelativo de la ‘COP de la ambición’.
Estamos a tan solo semanas del comienzo del año en el que entra en vigor el Acuerdo de París y esta COP25 debió primar la ambición real ante los intereses políticos y económicos para establecer las bases y reforzar los puntos prioritarios que supondrían evitar el aumento de la temperatura del planeta en 2 ºC o 3,2 ºC como estima la ciencia que acontecerá si no se tomaban las medidas rigurosas y necesarias para evitarlo.
Doce días sin compromiso real
Es por ello que resultaba prioritario intensificar los esfuerzos y la ambición de los países presentes en las instalaciones donde se desarrollaba la COP25 para reforzar las medidas del mercado de carbón y fijar así una mayor ambición en el porcentaje de reducción de las emisiones de CO2 para 2030 y la neutralidad del carbono para 2050. Emisiones que encabezan las consecuencias del aumento de la temperatura del planeta y por ende deshielo de los polos, pérdida de biodiversidad, peligro de los ecosistemas terrestres y marinos…
Tras doce días de negociaciones mientras se desarrollaban las 600 actividades en las instalaciones, no ha sido posible llegar a un mayor consenso por parte de los representantes de cada uno de los países presentes respecto a este punto, artículo seis del Acuerdo de París. De nada ha servido la aparente involucración de países cuyos stands llamaban la atención en IFEMA como los de la India, Estados Unidos o China que son los que más trabas han puesto en la firma de acuerdos, siendo los países que más contaminan y que más gases de efecto invernadero emiten.
De este modo, la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que debía suponer un puente de que facilitara la entrada del Acuerdo de París a los gobiernos, sociedad civil y empresas no ha logrado los avances ambiciosos realmente demandados por los científicos y que en la COP26 solo hubiera supuesto pararse a analizar los avances alcanzados.
Progreso insuficiente
El gran fracaso de esta cumbre del clima, albergada en Madrid y presidida por Chile, convierte a la COP26, que tendrá lugar en Glasgow, en el nuevo centro de atención. Sin ir más lejos, uno de los compromisos suscritos en esta COP25 es el acuerdo para que en 2020 los países den a conocer planes de reducción de emisiones de carbono más efectivos. Un total de 84 países presentarán en 2020 compromisos de lucha contra el cambio climático (NDC) más ambiciosos que los suscritos en el Acuerdo de París.
Además, se acordó que cualquier método de análisis y acción para mitigar los efectos negativos sobre el medio ambiente a consecuencia del cambio climático deberán tener en cuenta en todo momento los avances de la ciencia, ya que el conocimiento científico ha de ser el epicentro de las decisiones climáticas en las que deben fijarse los países para afrontar el calentamiento global y el cambio climático. A la hora de tomar estas decisiones también deberán tener en cuenta la protección de los océanos, la biodiversidad y los ecosistemas. La naturaleza obtiene así “un reconocimiento en el Acuerdo de París que hasta hoy no tenía, aunque de modo genérico”, aseguran desde la organización ambientalista SEO/BirdLife.
Por primera vez el texto negociado reconoce la importancia crítica del océano como parte integral del sistema climático del planeta y la necesidad de garantizar la integridad de los océanos y los ecosistemas costeros. Un esfuerzo conseguido gracias a la participación de profesionales y defensores del clima y del océano que trabajaron juntos para poner encima de la mesa los nexos existentes entre el océano y el cambio climático. Dan Laffoley, vicepresidente del Área Marina (Marine Vicepresident) de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de la UICN, aseguraba que “combatir el colapso climático y mantener el calentamiento a 1,5 ºC, o cerca de esta cifra, es esencial si queremos que sobrevivan los servicios ecosistémicos del océano para la humanidad. Nos queda muy poco tiempo para actuar».
Acuerdo vacío
La escasa e insignificante representación de líderes mundiales y la falta de acuerdo en cuestiones cruciales como la regulación del mercado de carbono (artículo 6 del Acuerdo de París) o el compromiso de cero emisiones para el año 2050, no solo se ratificó el pasado 15 de diciembre tras la lectura final del Acuerdo por parte de la ministra de Medio Ambiente de Chile, Carolina Schmidt, sino que ya se venía alentando desde varios sectores de la sociedad, como las organizaciones ambientalistas y las continuas movilizaciones de la ciudadanía mientras se celebraba la COP25, en las que exigía voz para la ciencia y ambición real para fijar el acuerdo. Por ello, tras la firma de un papel que no refleja las soluciones esperadas, el descontento ha sido múltiple.
SEO/BirdLife, una cumbre por el clima intrascendente
En esta COP25 no se ha resuelto cómo se lograrán incrementar y reforzar los planes de acción climática prometidos o presentados por los países (en París) en un horizonte que va hasta el año 2025 o incluso 2030.
Según David Howell, responsable de Clima y Energía de SEO/BirdLife afirma que la COP25 no manda señales nítidas a la comunidad internacional sobre la necesidad de especificar, en los compromisos a depositar ante la ONU en 2020, de “cómo cada país alineará sus compromisos con el objetivo de 1,5 °C”. Asimismo, Howell manifiesta que esta cumbre tampoco ha instado a las Partes a especificar en sus compromisos “cómo protegerán y restaurarán los ecosistemas, aliados clave contra la emergencia climática”.
Greenpeace pide alejarse de oligopolios industriales
Una de las causas por las que esta cumbre del clima no ha logrado los acuerdos esperados podría deberse a la presión “silenciosa ejercida por los lobbies de los combustibles fósiles y las corporaciones”, advierten desde Greenpeace.
Durante la celebración de la COP25 se esperaba plantear soluciones urgentes y más ambiciosas para abordar la emergencia climática y no ha sido así. La clase política debe escuchar a la ciencia y a los ciudadanos y alejarse de los sectores del carbón y combustibles fósiles que son los que más contaminan y lograr una mentalidad de cambio real. “La acción política en España y en toda Europa debe asumir desde ahora la lucha contra el cambio climático como máxima prioridad, atendiendo a los intereses de la sociedad y no a los de los oligopolios industriales”, declara Mario Rodríguez, director de Greenpeace España.
“Esta COP deja sí o sí demasiado trabajo pendiente, que no hay que esperar un año para culminar”, explica Mario Rodríguez. Hasta la COP26 han de lograrse avances y acuerdos a gran velocidad para que en 2021 comience la acción verdadera en base acuerdos firmes, leales y ambiciosos.
A pesar de la «mala gestión» de los líderes políticos presentes en la COP25, España ha hecho “un buen trabajo con su organización”, porque de ella sale “un importante apoyo social y político para reforzar la lucha contra el cambio climático”. Prueba de ello es el compromiso que pretende adquirir la Unión Europea con el Green New Deal, que sí refleja unos objetivos climáticos más ambiciosos para 2030 con vistas a la COP26: lograr una reducción de la emisión de CO2 en un 50% o 55% para 2030 y la neutralidad del carbono para 2050.
WWF habla de «irresponsabilidad histórica»
A pesar de la enorme urgencia, el resultado no ha supuesto avances para el mercado de carbono, respeto a los derechos humanos, participación pública y financiación de pérdidas y daños para hacer frente a los impactos climáticos. Ahora, estos países tendrán que justificar sus posiciones, que se van alejando cada vez más de la ciencia y la opinión pública.
Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España ha expuesto el malestar de la organización ambientalista, que refleja a su vez el de la sociedad en general, especialmente la de los ciudadanos que protestan por un futuro saludable, sin emisiones, sin deshielos y con ecosistemas y biodiversidad protegidos. “Lamentamos la irresponsabilidad histórica de los países que han tratado de bloquear y secuestrar la COP25 una vez más, a pesar del clamor de la sociedad en todo el mundo”.
No obstante, también hubo agradecimientos por la organización y la movilización de las personas para luchar por un planeta más limpio. “Agradecemos al Gobierno y a toda la sociedad española el enorme esfuerzo realizado para celebrar la COP25 en tiempo récord para evitar que descarrille el multilateralismo”, explica. Así como el reconocimiento al “incansable trabajo” de la ministra de Medio Ambiente, Teresa Ribera, por “hacer avanzar la negociaciones en un contexto político global tan adverso”.
Países más contaminantes, compromiso cero
La COP25 ha acabado sin acuerdos en las pautas para un mercado de carbono que resultaba prioritario para el año que entra. Era una parte fundamental del conjunto de «herramientas» para aumentar la ambición «que puede aprovechar el potencial del sector privado y generar financiación para los procesos de adaptación», ha lamentado la secretaria ejecutiva de la cumbre del clima, Patricia Espinosa.
Asimismo, ha criticado la actitud que han adoptado los países altamente contaminantes presentes en la COP25, ya que no han enviado «una señal lo suficientemente clara de que estén listos para mejorar sus estrategias climáticas y aumentar la ambición» a través de las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) que deberán presentar en 2020.
Pequeños avances
A pesar de la constante demanda y presion por parte de los ciudadanos y diferentes actores de la sociedad para que en los textos finales se hubiera llegado a un acuerdo verdaderamente ambicioso, no fue así. Una vez más la ambición quedaba en papel mojado.
No obstante, Patricia Espinosa ha querido dar voz a los pequeños avances emanados de los textos finales de la cumbre del clima, asegurando que se han tomado decisiones como «el papel de la financiación climática», esencial para la acción concreta, o que «un gran grupo de países, regiones, ciudades, empresas e inversores» han manifestado su intención de alcanzar emisiones netas de CO2 para 2050.
La secretaria ejecutiva de la cumbre del clima celebrada en Madrid ha hecho hincapié en que «no hay suficientes economías importantes que hayan señalado que están listas para cambiar la aguja de la ambición climática a través de planes mejorados».
Espíritu de multirateralismo
De cara al futuro y el camino a seguir para abordar la crisis climática y demostrar la ambición deseada, Patricia Espinosa ha dicho que «debemos seguir lo que la ciencia nos dice, con el sentido de urgencia y seriedad que esto requiere».
«Mientras nos dirigimos hacia la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26 en Glasgow, debemos estar unidos y trabajar con un verdadero espíritu de multilateralismo inclusivo para cumplir las promesas del Acuerdo de París y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático«, ha subrayado la secretaria ejecutiva de la COP25.
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