En Estados Unidos los niños leen cada vez menos y peor. Que aprendan a leer es un asunto sobre el que llaman la atención dos profesoras e investigadoras. Aunque se refieren a los niños estadounidenses, la preocupación se extiende al mundo occidental. ¿Por qué no son buenos lectores los niños hoy?
En un artículo publicado en The Washington Post, Susan Engel y Catherine Snow proponen un método para enseñar a los niños a leer con éxito. Creen que las escuelas no centrando sus esfuerzos en lo más importante para que los chicos lean bien. Afirman que la comprensión lectora no se desarrolla solo con la identificación de sonidos, letras y palabras. Señalan que es necesario conectar lo que se lee con lo que se sabe. Los maestros deben ayudar a los niños a adquirir conocimientos.
No todos los niños carecen de habilidades de lectura. Las mediciones internacionales indican que los estadounidenses menores de 10 años son capaces de identificar palabras y resumir textos. No obstante, en secundaria, cuando las pruebas estandarizadas miden aspectos más profundos de comprensión lectora, los índices descienden notablemente.
En noveno grado, la mayoría es incapaz de entender bien lo que leen. Apenas 14% de los chicos de 15 años sobresalen en lectura. Cerca de 20% no logra leer con un mínimo de competencia. Las investigadoras lamentan que las escuelas no logran que los alumnos pasen del octavo grado.
Qué se puede hacer para promover la lectura
Lo primero es entender que para cada área de conocimiento el acercamiento del lector debe ser diferente. No es lo mismo leer poesía que biología, por ejemplo. “Al leer ficción o poesía, la comprensión profunda implica el uso de señales sutiles en el texto para hacer inferencias sobre las emociones subyacentes de los personajes. Requiere comprender el género y conectar el material con la época en la que vivió el escritor. También implica identificar temas comunes entre los textos”, explican.
“Al leer en ciencias, la comprensión profunda consiste en recurrir a conocimientos previos relevantes e integrarlos con información del texto. Cuanto más conocimiento fundamental tengan los niños sobre un dominio determinado (el sistema solar, la selección natural o la fisiología humana), más fácil les resultará captar nueva información y teorías”, añaden.
A medida que maduran, los niños van relacionando los conocimientos que han adquirido, cuestionan y preguntan. Entonces, ya no se trata solo de conocer el significado literal de las palabras, sino de poner en juego la información precedente y contrastarla con lo que se lee. Se trata de una interacción con lo escrito y con el escritor.
Mientras más temprano, mejor
Este proceso de inculcar conocimientos debe comenzar lo más temprano posible. “Datos recopilados en hogares, escuelas y laboratorios muestran que los niños de 1 a 3 años que conversan con personas mayores aprenden a leer más fácilmente que los niños que no lo hacen. No solo la cantidad de conversación importa, sino la información incorporada en esas discusiones da forma al desarrollo de las habilidades de alfabetización”, indican.
En la medida en que los niños asisten a conversaciones de adultos, su conocimiento del mundo se incrementa y también sus habilidades lectoras. Es obvio que un niño muy pequeño no puede hacer interpretaciones de lo que escucha y hablar al mismo tiempo. Pero sí pueden, aseguran, hacer preguntas y especular sobre las personas y situaciones de sus historias favoritas o de los cuentos que les leen.
Conversar con los niños es clave para ayudarlos a ser buenos lectores. Es cierto que identificar los sonidos con las letras y las palabras es un proceso básico de la lectura. Pero permitir y ayudar a los niños a que recopilen información y tengan las herramientas para ampliar sus conocimientos garantiza que los chicos aprendan a leer bien y de manera nutritiva.