Las críticas al Gobierno de Pedro Sánchez por el manejo de la crisis sanitaria no cesan. Desde el supuesto retraso en tomar las medidas de control, hasta las fases de la desescalada, todo ha sido objeto de severos cuestionamientos. Y ahora, las inconsistencias numéricas de las autoridades sanitarias en sus informes los hunden más en un mar de reclamos.
El más reciente capítulo en esta larga historia de desencuentros empezó el lunes 25 de mayo, cuando en su informe diario el Ministerio de Sanidad anunció las nuevas cifras con una inconsistencia que no era poca cosa: cerca de 2.000 muertes menos en el total acumulado desde el principio de la epidemia.
En concreto, mientras el domingo había 28.752 fallecidos por la COVID-19 en España, el lunes la cifra era de 26.834. Exactamente 1.918 «resucitados».
Una larga cadena de desbalances
Se suele decir que «las matemáticas no mienten». Pero en el manejo de los datos estadísticos de la crisis sanitaria las inconsistencias numéricas son moneda corriente. Las explicaciones generalmente apuntan a «diferencias metodológicas» en la confección de los reportes.
Esta sucesión de cambios metodológicos genera, por decir los menos, incertidumbre. Por ejemplo, los datos manejados por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades indican que los nuevos positivos en España en las últimas 2 semanas alcanzaría los 8.400 casos. Pero por los informes de las 2 últimas semanas de PCR serían 5.400 casos. Lo más curioso es que en ambos la fuente original es el ministerio de Sanidad, que en su informe reporta 6.800 positivos en ese período, una cifra que tampoco coincide con las anteriores..
En el caso de las más recientes inconsistencias numéricas -las ocurridas entre el domingo y el lunes-, Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, las atribuyó a la eliminación de duplicidades o casos sospechosos que no estaban confirmados.
«Esto se debe a diversos factores: estamos corrigiendo las series, eliminando las duplicidades y personas que estaban puestas como fallecidas por COVID-19 que luego nos hemos dado cuenta de que eran casos sospechosos o probables, pero no confirmados, y por tanto hay que ponerlos en otro paquete. Además, tenemos algún pequeño retraso de notificación en las bases de datos nuevas, en principio pequeño», explicó en unas declaraciones que recogió Antena 3.
Más incosistencias numéricas
A estas inconsistencias numéricas se suman otras que acrecientan la incertidumbre. El último de los reportes públicos del Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria en España, conocidos como informes MoMo, señala que han perdido la vida 120.851 personas desde el 13 de marzo (un día antes de la declaración del estado de alarma) y hasta el 22 de mayo.
En esos 72 días, la estimación que realiza el MoMo teniendo en cuenta los datos de años anteriores es de 77.815 finados; es decir, los registros han recogido 43.034 muertes más en España.
El informe no especifica las causas de muerte. Pero es lógico pensar que este repunte se debe, al menos en parte, al coronavirus. Por un lado, se trata de un aumento de más del 50% por encima de las estimaciones. Semejante incremento debe responder a una causa significativa. Por otro lado, el parón reduce la exposición a otras variables, como accidentes de tráfico o laborales.
En todo caso, las 26.834 muertes atribuidas al coronavirus, dejan 16.200 decesos adicionales en el informe MoMo sin explicación. Un mayor impacto de la pandemia en este diferencial no es descartable.
Preocupación en ciernes
Especialmente críticos a estas inconsistencias numéricas han sido los epidemiólogos y los expertos en estadística, que critican este giro metodológico que poco ayuda a tranquilizar a la ciudadanías en medio de la crisis sanitaria.
«Este cambio genera una sensación de intranquilidad al público en general», dijo Pere Puig, presidente de la Sociedad Española de Biometría, citado por el diario ABC.
«Los datos son muy malos, es un desbarajuste. Supongo que lo harán porque estarán recabando más datos, pero para la gente que está intentando hacer cosas con la información que facilita el Ministerio lo tiene imposible. Muchos han desistido», dijo Maria Eugenia Castellanos, profesora en la Universidad Rey Juan Carlos, en declaraciones también recogidas por ABC.
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