Enfrentar con éxito la pandemia del coronavirus no solo implica que se tomen de forma oportuna medidas sanitarias, económicas y sociales. La asertividad de las comunicaciones y la claridad de los mensajes que se puedan difundir sin generar zozobra son fundamentales.
Ya esta semana, especialistas como José Ramón Ubieto, profesor de Psicología y Ciencias de la Educación en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), sostuvo que el sentimiento de miedo entre las personas ha conducido a una crisis generalizada de la confianza. Decía que es necesario alertar, pero sin sembrar el pánico.
La cantidad de infectados y las muertes que está dejando en el camino el coronavirus COVID-19 obliga a que se cuide cada palabra para no contribuir con el pánico e informarse a través de medios de comunicación con alta credibilidad.
El presidente Donald Trump, líder de la principal potencia del mundo, ha sido muy criticado por la forma en que ha encarado la pandemia del coronavirus COVID-9. Públicamente ha dicho que el coronavirus no es tan peligroso como la gripe, que «el año pasado mató a 37.000 estadounidenses». Sin embargo, eso no es así. Anthony Fauci, jefe de enfermedades infecciosas en los Institutos Nacionales de Salud y miembro de su grupo de trabajo, indicó que el coronavirus era mucho más mortal.
«Esto es 10 veces más letal que la gripe estacional», sostuvo.
Comunicación contradictoria de Donald Trump
Donald Trump ha dicho que no le preocupa haber tenido una exposición directa al virus y que Estados Unidos está en una forma mucho mejor que otros países. Cuando se le preguntó su opinión por haber estado en contacto con una persona que dio positivo por coronavirus como ocurrió con el director de Comunicaciones del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, manifestó: «Digámoslo de esta manera, no me preocupa».
También este viernes, mientras declaraba la emergencia nacional, no dudó en acercarse a otros a menos de un metro y hasta estrechar manos, dos acciones que van en contra de los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud.
Un claro ejemplo de la comunicación contradictoria.
Steven Taylor, profesor de psiquiatría de la Universidad de Columbia Británica, dijo que la historia ha demostrado que los líderes que tratan de manejar las pandemias sin total transparencia impiden que los ciudadanos actúen para ayudar.
El también autor del libro «La psicología de las pandemias» sostuvo que si el público pierde la confianza de sus líderes, la gente no los escuchará cuando ofrezcan buenos consejos.
«Por un lado crea una mayor ansiedad entre quienes dudan de que se esté diciendo la verdad. Y por otro aumenta el número de personas que piensan que todo está exagerado», agregó.
Contra el coronavirus mensajes claros
Los más graves cuando un líder como Trump aborda de una manera algo informal un tema tan delicado es que muchos terminan siguiéndole:
“Esto es una locura. Creo que este bombo de coronavirus es un toro. Los medios están promocionando esto para llegar a Donald Trump. Nadie puede explicar por qué esto es más peligroso que la gripe. Todos con los que trabajo piensan que esto es una broma», indicó René Rodríguez, reseñó Reuters.
Gestionar una pandemia es un tema muy delicado y difícil para cualquier liderazgo. Debe haber un equilibrio en el mensaje para no avivar el pánico y al mismo tiempo hay que hablar con sinceridad de los peligros.
Minimizar los efectos de una pandemia como esta solo ayuda a que el virus se propague. Las personas están menos atentas a la higiene y a evitar multitudes.
El neurocientífico y director del Laboratorio Crockett de la Universidad de Yale, M.J. Crockett, que ha investigado el comportamiento de las personas en pandemias, considera que es fundamental que los mensajes estimulen a las personas a hacer sacrificios por el bien común. Es mucho más probable que las personas hagan sacrificios si creen que de no hacerlo podrán perjudicar a otros.
En ese sentido, la respuesta del gobierno estadounidense ha sido “vergonzosa”. Para Crockett “hay muchos mensajes mezclados».
El miedo causa más daño
Ya esta semana Abdu Sharkawy, médico especialista en enfermedades infecciosas, de la Universidad de Toronto, lo dijo en una carta que llevó por título en Cambio16 “El miedo es peor que el COVID-19 y causa más daño”.
“El COVID-19 no está cerca de desaparecer. Vendrá en algún momento a una ciudad, a un hospital, a un amigo, incluso a un familiar cercano a ti. Espéralo. Deja de esperar ser sorprendido aún más. El hecho es que el virus en sí mismo probablemente no hará mucho daño cuando llegue. Pero nuestros propios comportamientos y nuestra actitud de “lucha por ti mismo por encima de todo” podrían resultar desastrosos… Moderen el miedo con la razón, el pánico con la paciencia y la incertidumbre con la educación”.
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