Ante las violentas manifestaciones que se han registrado en Belgrado y Novi Sad, con decenas de heridos y destrozos en edificaciones, el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic estudia descartar polémico un toque de queda. Pero sigue apoyando un segundo confinamiento por coronavirus.
Vucic informó que este fin de semana se reintroducirían nuevas medidas de bloqueo, en vista del aumento de casos de contagios. El anuncio desató protestas desde este lunes y se hicieron cada vez más intensas en los alrededores del parlamento. Los manifestantes entonaron canciones que llamaban a la dimisión del Gobierno e incluso irrumpieron en sus instalaciones. Además, de los daños en el mobiliario público.
La policía repelió a los manifestantes con vehículos blindados y a caballo, así como con gases lacrimógenos. Según la prensa local, en las protestas participaron opositores liberales, jóvenes, familias pero también extremistas de derechas.
De acuerdo con el reporte preliminar de las autoridades, unas 60 personas resultaron heridas, entre ellas 43 policías. Con este escenario, el Gobierno tenía previsto analizar este jueves la aplicación de un toque de queda para las próximas horas.
El presidente y líder del Partido Progresista Serbio (SNS) hizo un llamamiento a los manifestantes a cesar en sus protestas para limitar la expansión del virus. En las concentraciones no se utilizan mascarillas ni se respeta la distancia social, por lo que según Vucic se convierten en un potencial foco de infección.
La exhortación oficial va acompañada por el reconocimiento de que el Gobierno «va a deliberar sobre la aplicación del toque de queda». Una señal de que Vucic podría desdecirse y dar un giro a su gestión de la pandemia, para satisfacer a los manifestantes.
Manifestaciones en Belgrado
La ola de violencia en Belgrado y en la localidad norteña de Novi Sad, se inició el lunes de manera pacífica. Pero fue cobrando otra dimensión con los enfrentamientos entre manifestantes y policías.
El ministro del Interior, Nebojsa Stefanovic, calificó los incidentes como «pura violencia y el intento de asumir el poder sin la voluntad del pueblo. Con violencia y destrucciones».
Hizo referencia a las acusaciones lanzadas por Vucic de que la oposición extraparlamentaria quiere aprovechar la crisis del coronavirus para disputar el poder al Gobierno.
“Hay algo más en esas protestas”, sugieren fuentes diplomáticas serbias, citadas por el diario ABC. “No es razonable el rechazo a medidas que, en plena pandemia y por incómodas o difíciles que resulten, están destinadas a salvar vidas. Se trata más bien de un movimiento que quiere aprovechar la situación para tumbar un Gobierno y poner otro”.
El politólogo serbio Vuk Vuksanovic, asociado al centro de estudios internacionales LSE-Ideas de la London School of Economics, se refirió a los hechos. “La población percibe un fracaso en la gestión de la crisis sanitaria. Se preocupa por el ascenso de las infecciones, que han llegado a 300 en un solo día. Y reniega de un Gobierno en el que solo ve incapacidad para dirigir el país en esta coyuntura de crisis
“Yo no soy nacionalista, yo sencillamente no me voy a dejar encerrar otra vez por un Gobierno. En lugar de hacer su trabajo, recurre a medidas totalitarias que no son de recibo en un país democrático”, dice uno de los manifestantes, Jenik, estudiante de Medicina.
Cree que las protestas vayan a terminar todavía y que está convencido de que el gobierno de Vucic está ocultando las verdaderas cifras de muertos.