La contaminación por microplásticos causa un daño notorio a las criaturas diminutas que viven en el suelo. Los ácaros, larvas y otros son los que mantienen la fertilidad de la tierra, indicó una nueva investigación.
El estudio señala que las bolsas, vasos, hilos y otras formas de desechos plásticos se concentran más en la tierra que en los océanos. Actualmente, a esto se le suman las mascarillas quirúrgicas tiradas en los suelos de las poblaciones. Todos estos desechos traen consecuencias nefastas para la abundancia de especies que viven debajo de la superficie.
Los ácaros, gusanos redondos y otros, son apenas visibles para el ojo humano pero desempeñan un papel esencial en el reciclaje de carbono y nitrógeno.
El artículo publicado en Proceedings of the Royal Society señala que la humanidad ha producido 6.300 millones de toneladas métricas de desechos plásticos desde 1950. 79% se ha acumulado en vertederos o se ha filtrado en el entorno natural.
¿Qué resultados arroja el estudio del suelo?
Los autores llevaron a cabo el primer estudio de campo para saber cómo puede afectar la abundancia de hongos y bacterias.
En Jinfo Shan, que se encuentra en el municipio Chongqing, de China, los científicos dividieron una parcela de tierra subtropical en seis bloques, cada uno con cuatro áreas de prueba. Cada área fue contaminada deliberadamente con cuatro densidades diferentes de fragmentos de polietileno de baja densidad: 0, 5, 10 y 15 gramos por metro cuadrado.
El plástico se filtró en el suelo durante 287 días. El investigador recogió cinco muestras y contó las especies encontradas en el interior.
En el nivel más alto de contaminación plástica encontraron una disminución notoria de las especies más comunes. Los ácaros oribátidos un 15% menos, y disminuciones aún mayores de otros tres artrópodos como larvas de dípteros (moscas) un 30% menos, lepidópteros (polillas y mariposas) 41% menos, e himenópteros (hormigas) 62% menos, en comparación con las parcelas de control. Entre los nematodos, encontraron una reducción del 20%.
Las bacterias y los hongos no se vieron relativamente afectados. El texto concluye que “los efectos de los microplásticos caen en cascada a través de las redes tróficas del suelo. Esto lleva a la modificación del funcionamiento microbiano con consecuencias potenciales, adicionales, sobre el carbono del suelo y el ciclo de nutrientes”.
Los autores piden que se hagan más estudios a diferentes profundidades y en otros entornos. Aseguran que es importante tanto reducir el uso de plásticos como no enterrar los desechos plásticos en el suelo, dado que puede traer efectos adversos y consecuencias ecológicas en los ecosistemas terrestres.