La electricidad es el motor que impulsa el desarrollo de los países. Su potenciación eleva la calidad de vida de sus habitantes, los conecta a la tecnología y al conocimiento. También a la salud, educación, seguridad. Pero el uso excesivo de la iluminación genera contaminación y atenta contra la biodiversidad y el equilibrio en la Tierra.
El abuso de luz artificial, en especial en las grandes ciudades, pone en peligro a los ecosistemas. Afecta a los seres vivos, a los invertebrados, cuyos ciclos de vida dependen de la oscuridad. También repercute en la observación astronómica, la visualización del universo que nos rodea.
El tema de la contaminación lumínica será abordado en profundidad por especialistas del mundo en la materia. Se congregarán en el foro virtual Cielos Oscuros y Tranquilos para la Ciencia y la Sociedad. La convocatoria parte de la Oficina de Naciones Unidas para el Espacio Exterior (Unoosa), el Ministerio de Ciencia e Innovación de España y la Unión Astronómica Internacional.
Ese exceso de luz en la noche también causa en la fauna problemas como la desorientación, los trastornos de la rutina, el desplazamiento a otros hábitats, así como los desajustes en la cadena trófica o incluso la mortalidad en masa entre los insectos, explicó Nathalie Ricard, científica de Unoosa.
El ciclo natural de luz y oscuridad influye en muchas de las funciones humanas que son más importantes, incluyendo la secreción de hormonas, el sueño, la digestión y el metabolismo, dijo en entrevista con EFE.
«Alguna vez se pensó que los seres humanos habían evolucionado más allá de la sensibilidad a la luz y estaban regulados socialmente. Pero ahora se reconoce que somos fisiológicamente muy sensibles. Incluso a niveles muy bajos de luz durante la noche», comentó.
Contaminación lumínica afecta al hombre y a los animales
La investigadora afirmó que el ser humano es sensible a la contaminación lumínica. Pero para parte de los ecosistemas es cuestión de vida o muerte.
«La mayoría de los animales, la gran mayoría de los invertebrados, incluyendo a los polinizadores cruciales, y más de las tres cuartas partes de las especies de mamíferos, son nocturnos», precisó la experta.
En su disertación, Ricard afirmó que “los seres humanos y la naturaleza están ahora más expuestos a una luz artificial. Cada vez más intensa por la noche, con un enorme aumento impulsado por nuevas tecnologías de bajo coste».
Según información de la Unoosa, «solo en la última década, la tasa promedio mundial de aumento en la potencia de la luz artificial fue del 2% anual. En términos de área iluminada y resplandor, aproximadamente el doble de la tasa de crecimiento de la población mundial en el mismo período».
En consecuencia, apuntó, «ese exceso de luz en el cielo nocturno o contaminación lumínica oculta las débiles fuentes celestes que brindan información científica clave sobre los orígenes del universo y de la vida».
El encuentro también abordará la proliferación de constelaciones de minisatélites de compañías privadas para distintas actividades comerciales. En ocasiones, comentó, estos minisatélites son fácilmente visibles y alteran la imagen del firmamento nocturno.
«A diferencia de las interferencias producidas desde el suelo, los satélites en órbita afectan a todo el cielo visto desde cualquier lugar de la Tierra», dijo.
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