Una familia que pidió que su nombre real no fuera mencionado contó a BBC News que deben recorrer hasta una hora en su vehículo para surtirse de agua potable para beber, cocinar y asearse. El agua que sale de sus grifos en tan amarilla, pegajosa y tóxica que temen cualquier contacto.
Habitan en Virginia Occidental, Estados Unidos, un extenso estado donde las minas de carbón son importantes fuentes de empleo y de contaminación de los ríos y del hábitat en general, como explicó Gareth Evans en su artículo de BBC News.
Ante esta realidad, John Sabraw, un artista plástico con una maestría en Bellas Artes de la universidad de Northwestern y Guy Riefler, profesor y catedrático de Ingeniería Civil en la Universidad de Ohio, se juntaron y durante seis años experimentaron hasta hallar la fórmula más viable que permite eliminar el óxido de hierro de un río en el estado de Ohio y convertirlo en pigmentos que pueden ser usados para elaborar pinturas de uso artístico.
Esta historia de esfuerzo exitoso la cuentan en el documental Toxic Art, dirigido por Jason Whalen y realizado en 2023. Extraen el contaminante de una sección del río, hacen alquimia y lo transforman en pigmentos de pintura. Sara Rosa Sharp también escribió la historia en hyperallergic.com
En Ohio los ríos son color naranja
La industria minera está removiendo las cimas montañosas para extraer el carbón que se encuentra a muchos metros de profundidad. Usan miles de kilos de explosivos que devastan el paisaje y contaminan las vías fluviales, denuncian varios grupos ecologistas de la región. En muchos ríos de Ohio el agua es color naranja, Se debe prácticas mineras extractivas dañinas, como el drenaje ácido de mina (AMD), que mata la vida silvestre y destruye los hábitats
John Sabraw y Guy Riefler trabaja con un grupo de voluntarios y estudiantes para crear arte a partir de pigmentos obtenidos de la eliminación de los contaminantes que deja la actividad minera en las aguas de Sunday Creek, un afluente del río Hocking, de unos 48 kilómetros de largo, en el sureste de Ohio. El panorama político de principios del siglo XXI, junto con los impactos muy reales del cambio climático, acabaron con sus creencias de Sabraw de que algo o alguien tenía las respuestas. Se dio cuenta que ellos mismos eran los únicos que podían cambiar su destino y el de su entorno. Lo cuentan en Toxic Art.
La reflexión de cambiar su entorno y no esperar que otros solucionaran el problema, los llevó a investigar cómo descontaminar las aguas del afluente del río Hocking. “En el sureste de Ohio, el drenaje ácido de las minas es un contaminante común en nuestros arroyos”, reitera Riefler en el documental. Las prácticas mineras que utilizan el drenaje ácido de mina contaminan el ambiente gravemente. El daño es duradero y muy difícil de revertir.
Tanto Riefler como Sabraw desarrollaron la investigación con poca financiación, pero hallaron la fórmula más idónea. Un proceso que trata continuamente el drenaje ácido de la mina, restaura una corriente para la vida acuática y recolecta pigmento de hierro de origen sostenible que se puede vender para compensar los costos operativos. «Según nuestras mejores estimaciones, deberíamos poder crear empleos y producir una pequeña ganancia, al tiempo que eliminamos una fuente perpetua de contaminación», manifestó Sabraw a Hyperallergic.com.
Pozos bombean agua contaminada
En el sur de Virginia Occidental es común que las viviendas se surtan de agua bombeada desde de pozos que ellos construyen. No es agua potable. No se puede consumir. Tiene un olor extraño y si la dejas reposar en un vaso, pasados unos minutos se vuelve color naranja oscuro y en el fondo queda una capa de sedimento negro. Es agua contaminada. Destruida. No puede usarse para lavar la ropa ni para bañarse, menos para saciar la sed y cocinar.
Los vecinos que trabajan en la mina no desean que se mencione su nombre. Temen perder el trabajo y ganarse la enemistad de sus vecinos que también viven de la minería de carbón en esta zona de Virginia Occidental. Afirman que las actividades de las minas de carbón son las causantes del desastre ambiental y de la contaminación de los ríos. Señalan que las empresas deben arreglarlo, pero saben las consecue. No lo llevan a los tribunales porque saben las consecuencias que sufrirían si se quedan sin trabajo.
Mientras, los grifos de su casa se desgastan, la lavadora deja de funcionar y el baño y la cocina están manchados de un color naranja intenso. Son los contaminantes como el hierro, el azufre e incluso arsénico presentes en el agua que llega a sus viviendas.
Daños a la salud
«Cuando arrojas una gran cantidad de sobrecarga en el valle y empiezas a cubrir los arroyos, las fuentes de agua se mezclan con el material de desechos», explicó a BBC News Michael McCawley, un ingeniero ambiental que ha investigado el impacto en la salud de las detonaciones para extraer carbón.
«Es como arrojar basura geológica. Aumenta la concentración en el agua de iones ácidos y de metales como el arsénico y el níquel. Esta contaminación tiene un gran impacto en la salud de las personas cuyo suministro de agua se encuentra en la tierra. Son humanos bajo ataque, tanto a través del agua como del aire. Lo que encontramos en el agua podría causar inflamaciones en el cuerpo y muchas otras enfermedades crónicas y varios tipos de cáncer. Nombre cualquier tipo cáncer y lo encontrará aquí», advierte McCawley.