No todos están dispuestos a luchar contra el cambio climático. De hecho, se espera que casi la mitad de las empresas involucradas en la industria del carbón térmico desafíen los compromisos climáticos globlaLes, al agudizar sus intereses en ese mineral en los próximos años.
Un estudio que realizó el grupo ambientalista Urgewald revela que los inversores deberían incluir en la lista negra a casi 1.000 empresas que siguen vinculadas a la cadena de valor del carbón térmico después de 4 años de haber entrado en vigor el acuerdo climático de París.
De acuerdo con la lista global de salida de carbón de Urgewald, 440 de estas empresas planean construir plantas de carbón, minas u otra infraestructuras en los próximos años. Tan solo 25 compañías han fijado una fecha límite para eliminar de manera gradual el uso de carbón.
Un llamado de atención
Desde Urgwald creen que los resultados de la investigación deben servir como un llamado de atención a los inversores que planean seguir respaldando a empresas vinculadas a la industria del carbón, mientras que los gobiernos mundiales apuntan hacia un cambio con fuentes de energía más limpias.
Lo preocupante es que en la industria financiera muchos creen que es importante continuar con estas empresas durante la transición energética. Sin embargo, la mitad de estas compañías no están interesadas en hacer la transición. Un factor grave en medio de la emergencia climática actual: es importante una salida rápida del carbón.
La lista global de salida del carbón incluye las empresas de energía que poseen más de 5 WG de capacidad de centrales eléctricas de carbón, producen 10 millones de toneladas de carbón térmico al año o dependen del carbón para una quinta parte de su generación de energía o ingresos. También se incluyen compañías que no son de la industria energética pero que planean invertir en energía de carbón.
El crecimiento de una industria peligrosa
El apoyo financiero continuo que han recibido las centrales eléctricas de carbón ha permitido que esta industria en crezca 137 GW desde que entró en vigor el acuerdo climático de París. Se trata de la misma cantidad que las flotas de plantas de carbón de Alemania, Rusia y Japón juntas.
De hecho, el oleoducto para nuevas centrales eléctricas de carbón ha alcanzado un valor de 522 GW en centrales eléctricas, de las cuales se espera que la mitad se construya en China. Allí se encuentran 4 de los 5 principales desarrolladores de plantas de carbón del mundo.
China Energy planea construir 43 GW de capacidad de energía de carbón, seguida por China Datang (34 GW), China Huaneng (29 WG) y China Huadian (15 GW). El quinto desarrollador de plantas de carbón más prolífico del mundo es NTPC, de la India, que ya tiene planes para otros 14 GW de capacidad de energía de carbón.
Esperar a que las empresas de carbón hagan la transición podría ocasionar un cambio climático desbocado. Si las instituciones financiares no aceleran su salida de la industria, se habrá fallado en una de las pruebas climáticas más básicas de todas: dejar atrás el carbón.
Los peligros del carbón
El carbón carga con un rastro oscuro. Su quema genera emisiones de dióxido de carbono y la minería subterránea gas metano. Su contaminación se filtra en el agua, la tierra e incluso a través de grietas y hendiduras, con lo que se incrementa el riesgo de asma, enfermedades cardíacas y cáncer. Pero ahí no terminan sus consecuencias. La lluvia ácida y el efecto invernadero son los principales efectos perjudiciales derivados del uso del carbón como fuente de energía. Y esto es una práctica que lleva años desarrollándose, por lo que su impacto medioambiental ha sido extremadamente nocivo.
Las industrias siguen usando la combustión del carbón para producir electricidad por su bajo coste y las grandes reservas que existen de esta roca sedimentaria. Además, su transporte y almacenamiento también causan un gran impacto medioambiental, porque se liberan agentes contaminantes.
Lo más sorprendente es que pese a su uso masivo, la eficiencia energética del carbón no es mucha. Se estima que solo se aprovecha aproximadamente un 35% del carbón total que su usa para producir energía. Por esto la organización Greenpeace mantiene que es posible no depender de esta fuente de energía. Hacerlo le dará un respiro al planeta.
Ponerle fin la contaminación del carbón
El primer paso es invertir en opciones de energías limpias y sustentables, reducir la demanda global de energía e implementar medidas de eficiencia energética. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, lo recomendable es que los países se enfoquen en reducir el uso de energía en las nuevas construcciones y en los sistemas de calefacción.
Además, aconsejan instalar iluminación y artefactos eléctricos más eficientes; que aumenten la eficiencia de los nuevos motores industriales. También adoptando estándares para los nuevos vehículos de transporte.
La energía renovable, que genera muy poca o prácticamente ninguna cantidad de contaminación y gases de efecto invernadero, se ha vuelto cada vez más competitiva. Este incremento de competitividad económica está abriendo el camino de su adopción.
De acuerdo con Deutsche Bank, 19 mercados en todo el mundo han logrado obtener «paridad de matriz». Los paneles solares fotovoltaicos pueden, sin ser subsidiados, igualar o incluso superar los costos locales de electricidad. Estos mercados incluyen a Chile, Australia y Alemania, en el caso de la energía doméstica; y a México y China, en lo que respecta a mercados industriales.
Algunos expertos sostienen una predicción. El uso de combustibles fósiles alcanzará su máximo nivel hacia el año 2030; no serán capaces de competir en el ámbito económico con las energías renovables. Mientras que el costo de los combustibles fósiles seguirá aumentando en un mundo con disponibilidades limitadas, el costo de las renovables seguirá disminuyendo.
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