Echar un vistazo a nuestro alrededor es suficiente para dimensionar la magnitud del problema del plástico para el planeta. En casa, en la oficina, en recorrido por comercios e incluso de paseo al aire libre, el plástico domina la escena cotidiana y a veces, el desafío que significa este producto para el medioambiente y la salud, pasa inadvertido. Los plásticos representan cerca del 3,4% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, más que toda la industria de la aviación.
Es difícil caer en cuenta que estamos sumergidos en una gigantesca nube de plástico. Hasta 2020, en el globo se había fabricado alrededor de 11 mil millones de toneladas métricas de plástico. Esta cantidad supera la biomasa de todos los animales, tanto terrestres como marinos, señala un estudio publicado en Nature. Solo en 2014, su producción representó alrededor del 6% de la demanda mundial de petróleo. Su crecimiento actual y el esperado es un atentado para el clima.
Actualmente, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estima que se producen alrededor de 430 millones de toneladas de plástico al año. Una cantidad significativamente mayor que el peso de todos los seres humanos juntos.
Un total del 95% del plástico utilizado en los envases se elimina después de un solo uso e interactuar con ellos unos segundos o minutos. Esto supone una pérdida para la economía de hasta 120 mil millones de dólares al año, precisa un informe de McKinsey. Poco más de una cuarta parte de todos los plásticos se utilizan para envases. Y, un tercio de estos utensilios no se recoge, lo que se convierte en una contaminación que genera “costos económicos significativos al reducir la productividad de sistemas naturales vitales como el océano”, reseña MIT Technology Review.
Plásticos generan muchas emisiones de gases
¿Cuál es el problema con el plástico y el cambio climático? No solo los que perturban de solo verlos flotar en la Gran Mancha de Basura del Pacífico sino aquellos que se utilizan habitualmente y luego van a parar amontonados en un sinnúmero de vertederos.
Los plásticos y microplásticos pertenecen a una clase de materiales llamados petroquímicos, lo que significa que se fabrican utilizando combustibles fósiles, además de utilizarlos en la generación de energía para impulsar el proceso de producción. Por lo tanto, el creciente maremoto de plástico será un problema para la contaminación y la gestión de residuos. Pero toda esa demanda de petróleo también podría ser un obstáculo para los objetivos climáticos del mundo.
El panorama se enturbia aún más cuando organizaciones especializadas prevén que el consumo de plástico podría casi triplicarse para 2060.Y representar el 20% de la demanda mundial de petróleo o más para 2050.
La mayoría de los plásticos se derivan del gas natural. La extracción y el transporte de ese gas natural provoca fugas accidentales, así como liberaciones intencionadas de dióxido de carbono y metano. Sólo en Estados Unidos, la extracción y transporte de gas natural para plásticos produce importantes emisiones de gases de efecto invernadero. Entre 12,5 y 13,5 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono cada año.
El procesamiento de combustibles fósiles para fabricar plástico requiere mucha energía. Un paso particularmente intensivo en energía es el craqueo con vapor, donde los hornos se calientan a temperaturas de hasta 1100 °C para descomponer las materias primas en moléculas más pequeñas, que luego pueden convertirse en plásticos.
Sin embargo, la quema de plásticos también es una fuente pequeña pero creciente de emisiones de gases de efecto invernadero.
Inventivas para reciclar
Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico advierte que todo el plástico que se fabrica, el 72% termina en vertederos o como basura, mientras que el 19% se incinera. Y, a partir de 2019, solo el 9% se recicla. Un mundo ideal probablemente sería aquel en el que mucho más plástico que utilizamos pueda reutilizarse o reciclarse de forma energéticamente eficiente.
Parte de la solución se reduce a cambios estructurales, como establecer una infraestructura sólida de recolección de plásticos que hoy se reciclan fácilmente. Pero los envases representan alrededor de un tercio del plástico que utilizamos. Y si bien los métodos de reciclaje convencionales pueden manejar botellas de Coca-Cola Light y jarras de leche, muchos otros plásticos son menos visibles y se reciclan con menor facilidad.
Los nuevos métodos de reciclaje podrían ayudar a eliminar algunas de las barreras que frenan el reciclaje en la actualidad. Estas nuevas tecnologías, como el reciclaje enzimático y químico, podrían hacer que el proceso sea más viable para más productos al reducir la necesidad de limpiar y clasificar los residuos. El plástico y microplásticos están en todas partes y la solución a este enorme problema de residuos es compleja.
Los químicos están inventando nuevas formas de reciclar. Incluido un método que podría abordar una mezcla de algunos de los plásticos de un solo uso más comunes.
Mientras tanto, los biólogos también se están metiendo en el juego: Carbios, una empresa biotecnológica francesa que quiere utilizar enzimas para masticar plásticos. Desarrolla soluciones para reinventar el ciclo de vida del plástico y los textiles.
Reducir drásticamente la producción
Soluciones como el reciclaje y la reutilización no pueden hacer frente a tanta basura, dice Marcus Eriksen, científico marino y cofundador del Instituto 5 Gyres, que estudia la contaminación plástica. «Tiene que haber recortes drásticos en la producción», afirma, especialmente en los plásticos de un solo uso para frenar las emisiones de gases.
Docenas de estudios e informes institucionales concluyen que los aumentos continuos en la producción de plásticos vírgenes abrumarán las acciones para combatir el problema. En el grupo de investigaciones destacan las Naciones Unidas, la Academia Nacional de Ciencias y Pew Charitable Trusts, entre otras.
Alarmada por estos datos y animada por la creciente conciencia pública sobre el tema, la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente resolvió en marzo de 2022 comenzar a trabajar en pos de un tratado global para poner fin a la contaminación plástica. Formando un comité de negociación intergubernamental para lograr este objetivo.
Este grupo se ha reunido dos veces y se reunirá otras tres veces antes de que se finalice el tratado a finales de 2024. Todas las partes coinciden en que será vinculante y propondrá una serie de enfoques obligatorios y voluntarios. Algunos han comparado su importancia con la de los acuerdos de París sobre el cambio climático.
Aún se han resuelto pocos detalles, pero la mayoría de los países coinciden en que una forma principal de evitar que el plástico contamine el medio ambiente es producir menos cantidad.
Neil Tangri, investigador de la Universidad de California, Berkeley, y miembro de un grupo asesor informal llamado Coalición de Científicos para un Tratado sobre Plásticos Eficaz, está totalmente de acuerdo: “Tenemos que reducir drásticamente la cantidad de plástico que fabricamos. Todo lo demás es de segundo orden”.