Por Cambio16
28/07/2018
Apenas dos meses después de ser aupado al poder por varios partidos minoritarios, el Gobierno socialista de Pedro Sánchez ha tenido su primera gran derrota en el Congreso que ha rechazado el nuevo objetivo de déficit pactado con Bruselas.
El Congreso ha rechazado por 173 votos en contra, 86 abstenciones y 88 votos a favor la nueva senda de déficit. Esto supone perder el apoyo de los socios que le llevaron al poder el 1 de junio al ganar la moción de censura.
La Cámara Baja ha debatido la senda presupuestaria durante tres horas. El resultado fue que solo el PSOE y los diputados del PNV han votado a favor de llevar al 1,8 por ciento el déficit el próximo año. Situación muy diferenteal 1,3 por ciento aprobado por el anterior Gobierno del Partido Popular.
En un mes el Gobierno tiene que volver a presentar una nueva senda de estabilidad presupuestaria, tal y como marca la ley.
«Este Congreso tenía que mandar un mensaje de esperanza y de ilusión. Si este Congreso no lo hace el Gobierno de este país lo va a seguir haciendo por mucho que le pese a algunos», ha dicho la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
Se rompe así la imagen de unidad entre los partidos que habían apoyado la investidura de Sánchez. Esto dejó evidenciado el calvario que va a suponer para los socialistas sacar adelante cualquier iniciativa de calado.
Nuevas cuentas
El Ejecutivo deberá hacer las cuentas para el próximo año con menos margen fiscal del acordado con Bruselas. Al menos, si finalmente asume la senda presupuestaria del anterior Gobierno del Partido Popular. El presidente del Gobierno aseguró la noche anterior en una rueda de prensa que los principales perjudicados por esta decisión serán las comunidades autónomas.
«Vamos a plantear unos presupuestos de 2019, con esta senda de estabilidad o con la anterior», zanjó Sánchez la víspera.
El Ejecutivo socialista ha presionado a sus socios con dos argumentos para que votaran a favor de la medida. El primero, la amenaza de un adelanto electoral. El segundo, los beneficios de un presupuesto más expansivo, según explicó una fuente de Moncloa a Reuters.
El Gobierno maneja cifras según las cuales los socialistas estarían reforzados en unas elecciones mientras que sus socios estarían debilitados. Por lo tanto, un adelanto electoral solo beneficiaría al PSOE en estos momentos.
Posiciones tensas
La posición de los partidos minoritarios se había tensado en los últimos días. Especialmente, presionando al Gobierno para que abra una comisión de investigación sobre las cuentas del rey emérito Juan Carlos I. Esto abriría una vía de inestabilidad institucional para el PSOE.
Además, los nacionalistas catalanes pretenden forzar un debate sobre un hipotético referéndum independentista. Por su parte, Podemos quiere aumentar el gasto público y cambiar la regla que restringe las cuentas públicas de algunos de los ayuntamientos en los que gobierna.
La ministra ha apelado durante el debate a los partidos de izquierdas para formar una «unión progresista». Su mensaje es «mejorar la vida de las personas«, el que ha repetido en sus tres intervenciones.
El diputado de Unidos Podemos, Txema Guijarro, le dijo al Gobierno que su abstención «no es un no, es una invitación franca a hacer las cosas bien».