En medio del conflicto palestino-israelí y la guerra en Gaza, las universidades de Estados Unidos se han convertido en el ámbito de intensas manifestaciones que reflejan la compleja y delicada división y polarización existente. Las protestas se han extendido por lo menos a 60 campus de este a oeste del país. Debates acalorados y, en algunos casos, violentos, junto con la actuación de los cuerpos policiales, dibujan un panorama sin solución inmediata.
Los líderes las protestas dicen que solo muestran su oposición a una guerra que ha cobrado más de 34.000 vidas y su rechazo al apoyo incondicional del gobierno de Joe Biden al presidente israelí, Benjamín Nentanyahu. Mientras, estudiantes y profesores judíos expresaron que se sienten amenazados y muchos han decidido no asistir a los recintos universitarios. Afirman que las protestas han derivado hacia el antisemitismo y temen entrar en el campus. En Columbia instalaron campamentos pro palestinos desde el principio de la crisis, lo que ha provocado en parte las peticiones de intervención policial.
Los manifestantes aseguran que solo desmantelarán las tiendas de campaña, más de ochenta, cuando sus demandas sean aceptadas y ejecutadas., Pese a la advertencias de las autoridades policiales y universitarias, cada día aumenta la presión para que encuentren una solución antes de las ceremonias de graduación previstas para mayo, un problema al que se enfrentan diversos campus desde California hasta Massachusetts.
Ideología y violencia
Especialistas aseguran que estos incidentes ocurren a menudo por el carácter ideológico de los movimientos que los originan. Dicen que muchos de los manifestantes antiisraelíes no participan en el acoso antisemita. Argumentan que las demandas asociadas con las protestas contra Israel son legítimas y no requieren el castigo colectivo de los judíos estadounidenses.
«Estudiantes por la Justicia en Palestina» es el principal grupo detrás de las protestas pro-palestinas. Tras los ataques terroristas del 7 de octubre, emitió una declaración instruyendo a sus afiliados de que todos los israelíes judíos son objetivos legítimos. Además, manifestó que la liberación no es un concepto abstracto, «que liberar la tierra colonizada es un proceso real que requiere confrontación por cualquier medio necesario». Hizo un llamamiento a participar en acciones significativas más allá del simbolismo y la retórica. «La resistencia viene en todas sus formas: lucha armada, huelgas generales y manifestaciones populares. Todo esto es legítimo, y todo es necesario», apuntó.
Los analistas consideran que este tipo de retórica violenta en el contexto de consignas como “Globaliza la Intifada» contribuye a crear un patrón de acoso y violencia contra la comunidad judía y contra la democracia estadounidese. Otro grupo organiza manifestaciones en Columbia es Within Our Lifetime (WOL) que también asume una posición intransigente contra Israel, incluso pide la abolición del sionismo. Respalda todos los ataques violentos contra judíos israelíes: “Defendemos el derecho de los palestinos como personas colonizadas a resistir la ocupación sionista por cualquier medio necesario», afirman.
La explicación más alcahueta es que muchos estudiantes se sintieron atraídos por estos grupos debido al horrendo costo humano infligido por el contraataque de los israelíes en Gaza, pero los propios grupos claramente no abogan por la paz. Su objeción no es al sufrimiento humano, sino que están sufriendo los humanos equivocados .
Más universidades y aumentan los detenidos
Las protestas que comenzaron en Columbia se han extendido a los campus de Los Ángeles, California y Atlanta (en Georgia), donde en la Universidad de Emory hubo decenas de manifestantes que no estudian en ahí se instalaron en tiendas de campaña. Al grupo de intrusos se le unieron posteriormente miembros de la comunidad universitaria. Como los manifestantes se negaron a marcharse, el departamento de policía de Emory “detuvo a varias decenas de personas”. Un profesor fue arrestado por protestar.
En la Universidad del Sur de California fue cancelado el discurso de graduación que cada año da el mejor estudiante, así como la ceremonia de graduación principal prevista para el 10 de mayo que usualmente atrae unas 65.000 personas.
Dentro de la Universidad George Washington, en Washington DC, también se han instalado campamentos de protesta con unas 20 tiendas de campaña. En la American University, se instaló campamento frente a la oficina del rector. En la Universidad de Texas, en Austin, la policía arrestó a 57 personas.
La Universidad de Harvard, en Massachusetts, tampoco escapó a la ola de manifestaciones. Los estudiante instalaron un campamento después de que la administración de la universidad suspendió a los integrantes del Comité de Solidaridad Palestina del pregrado de Harvard.
En al menos 20 centros, incluso algunas escuelas secundarias, ha habido manifestaciones. En Boston, 4 policías resultaron heridos y 108 personas fueron arrestadas en el Emerson College. Las clases fueron canceladas. En Connecticut, continúan los disturbios en la Universidad de Yale, y más de 48 personas fueran arrestadas, la mayoría estudiantes.
Peticiones en detalle
Gran parte de la atención se ha centrado en los incidentes antisemitas y en cómo los funcionarios universitarios y la policía responden a las manifestaciones. Sin embargo, más allá de los disturbios y las detenciones, las demandas específicas varían de una escuela a otra, pero la principal es que las universidades deshagan acuerdos con empresas vinculadas con Israel y de negocios que se beneficien de la guerra con el grupo terrorista Hamas.
Aseguran que no desean que el dinero que pagan con sus matrículas alimente el conflicto. Las universidades se han negado en gran medida a ceder ante esta demanda. Los expertos dicen que la desinversión no tendría un impacto significativo en las propias empresas. Otros puntos comunes incluyen exigir a las universidades que revelen sus inversiones, cortar los vínculos académicos con las universidades israelíes y apoyar un alto el fuego en Gaza.
Los movimientos en algunas universidades también exigen a los funcionarios que protejan la libertad de expresión y eviten que los estudiantes sean castigados por participar en las protestas. La manifestación en la Universidad del Sur de California aboga por una “amnistía total” para los detenidos y que “el retiro de la vigilancia policial en el campus”. Los de Princeton piden que se ponga fin a la investigación sobre armas de guerra.
En la de Columbia, hay una solicitud muy local: apoyo para los residentes de bajos ingresos de Harlem, incluidas viviendas y reparaciones. Quieren que se rompan todos los vínculos con el Departamento de Policía de Nueva York. Además, de un boicot académico contra las universidades israelíes. Específicamente, del programa de doble titulación con la Universidad de Tel Aviv.
Controversia antisemita
El profesor asistente Shai Davidai se ha convertido en una figura controvertida en medio de las tensiones en el campus de Columbia. A Davidai, judío y americano-israelí, le prohibieron entrar a ciertas áreas del campus debido a un aumento en las tensiones y las protestas. En octubre, se hizo viral por un discurso en el que criticaba a las autoridades de la Universidad de Columbia por no censurar a las “organizaciones estudiantiles pro-terroristas” después del ataque del 7 de octubre a Israel. Las acusó de promover laviolencia contra estudiantes judíos. Ahora, ha vuelto a ser el centro de atención, especialmente después de publicar en una red social que la universidad se negó a dejarlo entrar en el campus porque no pueden proteger su seguridad como profesor judío.
Un video que circula en las redes sociales muestra a funcionarios académicos informando a Davidai que desactivaron su identificación. Mientras exige que lo dejen entrar, una multitud a su alrededor corea “déjenlo entrar”. Davidai había planeado realizar una sentada cerca de donde se encuentra el campamento pro-palestino. Antes de su aparición en el campus, publicó un intercambio de correos electrónicos con el director de operaciones de la universidad, Cas Holloway. Holloway le contestó que podía realizar su “contraprotesta” en el Math Lawn, donde estarían presentes oficiales de seguridad pública. En respuesta, escribió que estaba ejerciendo su derecho como profesor judío de estar en un espacio público en el campus.
El profesor ha mantenido su llamado para que el gobernador active la Guardia Nacional y saque a la fuerza a los manifestantes de Columbia. “Creo en cualquier solución pacífica, pero la universidad no está dispuesta a hacerlo”, aseguró.