A poco más de tres meses de que se cumplan dos años de haberse declarado la pandemia de la COVID-19, las proyecciones son aún peores que cuando apenas comenzaba. Los casos diarios están aumentando en buena parte del mundo. Y las predicciones de los organismos de salud advierten que los primeros meses de 2022 serán muy duros. Mientras tanto, las autoridades se debaten sobre si deben darle paso a la vacunación obligatoria en las próximas semanas, y así aumentar las estancadas tasas de vacunación en sus países.
Europa necesita tomar medidas urgentes para frenar el rebrote del virus. Si eso no ocurre, el sistema de salud del Viejo Continente corre el peligro de verse muy superado entre enero y marzo del próximo año. Por otra parte, hay dosis suficientes para vacunar a toda la población. Pero la tasa se mantiene en 67,7%, unas 37,6 millones de personas completamente vacunadas. Lo cual deja demasiado espacio para que el virus siga circulando.
Los datos recalcan que Europa es, en definitiva, el continente más afectado por la pandemia. Se han registrado 71,7 millones de casos de COVID-19 desde que empezó la pandemia. Además, acumula cerca de 1,4 millones de muertes, el 26,9% del total de fallecidos en el mundo por coronavirus. La alta transmisión obedece a varios factores, desde el dominio de la variante Delta, el levantamiento de restricciones y el consiguiente aumento de reuniones en interiores, hasta la bajada de temperaturas y por supuesto, el gran número de personas aún no vacunadas.
La situación en Europa es grave y podría empeorar
La OMS estima que alrededor de 700.000 personas podrían morir de aquí a marzo por la COVID-19 en Europa si se mantiene la actual tendencia de contagio. Basándose en que 25 países de la región europea tienen una situación hospitalaria grave, que podría empeorar para los primeros meses de 2022.
El director de OMS-Europa, Hans Kluge, ha dicho que para vivir con este virus y seguir con nuestra vida diaria «necesitamos un enfoque que exceda a la vacuna. Eso significa recibir las dosis estándar y una de refuerzo si es ofrecida, pero también incorporar medidas preventivas en nuestras rutinas». Entre ellas menciona el uso de mascarillas en interiores, la higiene de manos, ventilación de espacios, mantener la distancia o toser en el codo. Todo esto ayudaría a «evitar una tragedia innecesaria y pérdida de vidas».
La COVID-19 es ahora mismo la principal causa de muerte en la región europea. Los países que actualmente presentan una mayor incidencia acumulada en los últimos 14 días, con los contagios disparados son: Eslovaquia, República Checa, Austria, Bélgica y Países Bajos.
Entre tanto, la OMS insta a recordar que las vacunas son «vitales» para prevenir enfermedad severa y muertes. Asimismo, aseguran que es necesario aumentar los índices de inmunización, y para ello se requiere también una tercera dosis. De todas formas, asegura que aplicar la obligatoriedad de las vacunas debería ser «el último recurso». Ya que antes pueden tomarse medidas como el uso del pasaporte COVID.
La incidencia sigue al alza en España y se estanca la vacunación
La incidencia del coronavirus se mantiene en aumento en toda España, especialmente en Cataluña, donde hay una media de 1.000 casos diarios. En este momento, los hospitales aumentan la cifra de ingresados, a un ritmo cada vez mayor, principalmente en la ocupación de ucis.
La comunidad pasa por su sexta ola. El riesgo de rebrote (EPG), índice que mide el potencial de crecimiento de la epidemia, sigue creciendo rápidamente y se ha situado en los 223 puntos. Es decir, el triple que hace dos semanas. Mientras tanto, la velocidad de propagación del virus (Rt) es el único indicador que decrece, pasando de 1,42 a 1,38.
En total, Cataluña registra 24.093 fallecidos por COVID-19 desde el inicio de la epidemia asciende a 24.093, cuatro de ellos notificados en las últimas 24 horas. Sin embargo, en los últimos siete días la mortalidad ha subido hasta los 27 muertos por la enfermedad. Por otro lado, hay un total de 1.028.599 personas contagiadas desde marzo del año pasado, 1.891 de ellas contabilizadas en las últimas 24 horas.
Para intentar volver a la normalidad, la comunidad considera que el pasaporte COVID es necesario. Además, aseguran que se podría dar un impulso a la vacunación, que sigue estancada en el 75% de los habitantes con la pauta completa. Aún no se ha debatido sobre la vacunación obligatoria, pero tampoco se descarta.
Hospitales en Alemania alcanzan el límite de su capacidad
El rápido aumento de las infecciones por coronavirus en Alemania ha hecho que se tomen las medidas más restrictivas en todo el país. Muchos hospitales se están quedando sin camas de cuidados intensivos, y sobre todo, sin personal. En total, hay 19.373 camas de cuidados intensivos en los más de 1.200 hospitales de Alemania, pero solo unas 7.145 tienen un nivel de cuidados alto, es decir, solo en ellas se puede dar a los pacientes ventilación invasiva.
Al respecto, el ministro de Salud Jens Spahn advirtió que para fines de este invierno, «todos en Alemania estarán vacunados, recuperados o muertos». Y es que la tasa de contagios está en su nivel más alto desde que comenzó la pandemia. La incidencia acumulada superó por primera vez la cota de los 754 casos este miércoles. Pero hay distritos, sobre todo en las regiones de Baviera, Sajonia y Turingia, donde la tasa de incidencia se ha disparado por encima de los 1.000 casos.
En total, casi 5,5 millones de habitantes se han infectado desde el comienzo de la pandemia, según los datos del Instituto Robert Koch (RKI), y el número de fallecidos se elevó a 99.768. Por otro lado, la tasa de vacunación del país es una de las más bajas de Europa occidental: sólo un 68% de las personas tiene su esquema completo contra la COVID-19.
Asimismo, las autoridades tomaron medidas drásticas para reprimir la propagación del virus. Por tanto, desde este miércoles es necesario contar con un certificado de vacunación, algo que pruebe haber pasado la enfermedad, o un test negativo de coronavirus para el uso de los transportes públicos en todo el país. Además, se harán controles puntuales de parte de agentes de la policía, quienes podrán aplicar multas severas.
La COVID-19 en Estados Unidos y Rusia
Entre los países más golpeados por la pandemia en las últimas semanas se encuentra Estados Unidos. El promedio de casos diarios en el país aumentó un 32% respecto al mes anterior y ahora está rozando los 100.000 contagios diarios. Lo más grave es que viene el feriado del Día de Acción de Gracias y se estima que más de 53 millones de estadounidenses viajarán dentro de un país sin restricciones, lo cual definitivamente va a elevar las cifras en los próximos días.
Aunque en más de 30 de los 50 estados del país están aumentando los contagios, la zona más complicada parece ser la del medio oeste donde las tasas de vacunación son bajas. En general todo el país está estancado respecto a la vacunación, la tasa de mantiene en poco menos del 60% con la pauta completa, un número bajo en comparación con el de los países europeos que empezaron más tarde con la vacunación.
Sobre la vacunación obligatoria aún no se ha hablado, pero el presidente Joe Biden ya ordenó que todos los empleados federales y contratistas que trabajan con el gobierno nacional deben administrársela.
Por otro lado, Rusia sigue batiendo récords de muertes por COVID-19, aunque la cifra de contagios se mantiene a la baja. Este repunte de fallecimientos coincide también con la baja tasa de vacunación en el país y el poco cumplimiento de las medidas y restricciones. Actualmente, solo un 40% de los casi 146 millones de habitantes del país tienen la pauta de vacunación completa, esto a pesar de que Rusia cuenta con la Sputnik V, la primera vacuna contra el virus en estar lista.
Algunos expertos creen que la cifras reales de contagios y fallecimientos son aún más altas, y es que las autoridades rusas solo cuentan las muertes en las que el COVID-19 fue la principal causa.
Inmunidad como sustituto de vacunas obligatorias
El nuevo argumento de los republicanos que se oponen a los mandatos de las vacunas contra el COVID-19 es la inmunidad natural. Sostienen que la gente que se ha recuperado del virus «tiene la inmunidad y anticuerpos suficientes para no necesitar las vacunas contra la COVID-19». Ahora, este concepto ha sido invocado por los republicanos como una especie de sustituto de las vacunas.
En ocasiones, los científicos han reconocido que quienes hayan padecido el virus tienen cierto nivel de inmunidad. Sin embargo, insisten que las vacunas ofrecen un nivel de protección más consistente y duradero. Pero esto parece ser suficiente para que el estado de Florida incorporara la inmunidad natural a la ley estatal esta semana.
Mientras tanto, legisladores republicanos de otras partes del país están impulsando medidas similares para eludir el hecho de que la Casa Blanca considera las vacunas obligatorias. Aunque los expertos en salud explican que el grado de inmunidad de los supervivientes de la COVID-19 depende de muchos factores, por ejemplo cuánto tiempo hace desde que se infectaron, la gravedad de sus síntomas o de cuál la variante del virus contrajeron.
Además de las decenas de estudios que confirman que las vacunas son la única vía para controlar la pandemia, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) reportaron que las personas que sobrevivieron a la COVID-19 y que ignoraron la recomendación de vacunarse contra la enfermedad tenían más del doble de probabilidades de volver a infectarse.
Continúa el rechazo a las vacunas y aumentan los contagios
En este mismo contexto, esta semana se dio a conocer que siete médicos antivacunas se enfermaron después de reunirse a principios de este mes para una cumbre que tuvo lugar en Florida y en la que se discutieron tratamientos alternativos para la COVID-19.
Uno de los infectados fue el Dr. Bruce Boros, quien aseguró que llevaba 16 meses tomando ivermectina junto a su esposa, y que «nunca se había sentido tan saludable». Pero el cardiólogo de 71 años contrajo el virus dos días después de haber llegado al evento que contó con casi mil participantes, y algunos allegados aseguran que está muy enfermo en su casa.
Boros es un gran defensor de la ivermectina, un antiparasitario que se usa en humanos, pero predominantemente es para el ganado como vacas y caballos. Las autoridades dicen que no tiene un uso probado contra la COVID-19 y puede ser peligroso si se toma en grandes cantidades. Por su parte, la Administración de Drogas y Alimentos de EE UU (FDA) no ha autorizado ni aprobado la ivermectina como tratamiento para el virus. Aunque dicen que “nunca deben usar medicamentos destinados a animales en usted o en otras personas».
En una ocasión, el cardiólogo criticó a su padre de 97 años por recibir una vacuna contra la COVID-19, diciendo que «le habían lavado el cerebro… Lo consiguió. No me lo dijo. Me encontraba muy molesto. Quería darle una paliza. Recibió ambos golpes».
El mundo no se preparó lo suficiente para la pandemia
La representante especial de la ONU para Reducción del Riesgo de Desastre, Mami Mizutori, aseguró en una entrevista que el mundo «sabía que existía un gran riesgo de pandemia». Sin embargo, no se preparó lo suficiente para prevenirla. En sus palabras, el mundo no fue «suficientemente bueno» para prevenirla y no se implementó una buena gobernanza de riesgos. No obstante espera que se haya aprendido la lección y que podamos prevenir futuras pandemias.
Pero Mizutori considera que todavía es pronto para afirmar que se ha aprendido esa lección. «Sabemos lo que tenemos que hacer, pero podremos decir que hemos aprendido la lección cuando veamos que se ha convertido en políticas reales. Eso es algo sobre lo que tenemos que responsabilizar a nuestros políticos», agregó.
«Cuando hay un desastre, no te olvides de él. Piensa siempre sobre las lecciones que vinieron con ese desastre. No lo malgastes, úsalo como una lección para prevenir mejor el siguiente desastre. Espero que pase eso a partir de ahora», asegura la diplomática japonesa. Mizutori participa en el Foro Europeo sobre reducción de riesgos celebrado en Matosinhos (Portugal), donde se espera que 55 países firmen una hoja de ruta para avanzar en el «Marco de Sendai». Un acuerdo global que busca reducir los riesgos de desastres hasta 2030.
Entre los riesgos, están incluidas amenazas biológicas como la que causó la COVID-19. Asimismo, la representante de la ONU cree que la Unión Europea puede ser un ejemplo de recuperación tras la pandemia, pues hay que invertir más en una economía «verde y resiliente». De todas formas, indica que hay que ayudar más a los países en desarrollo, pues «no hubo suficiente compromiso en términos del apoyo financiero y la cooperación técnica que deberían tener».
La pandemia resurge y el sistema actual no nos protegerá
La realidad es que Europa es el nuevo epicentro de la pandemia. Sin embargo, hay todavía muchos países en otros continentes que se han visto marcados por la desigualdad en la repartición de vacunas y esto hace que el virus continúe circulando. La COVID-19 continúa causando enfermedades, y muertes, pero también grandes pérdidas económicas.
Al presentar los hallazgos de un informe de rendición de cuentas de seis meses, las copresidentas Helen Clark, ex primera ministra de Nueva Zelanda, y Ellen Johnson Sirleaf, ex presidenta de Liberia, pidieron a los Jefes de Estado y de Gobierno que se unan «para lograr un progreso más rápido». Ahora es el momento de poner fin a la pandemia, según dijeron, además, es esencial prepararse para la próxima amenaza mundial.
Desde hace meses, los expertos en salud advierten que si bien aún no se le ha puesto fin a la pandemia del coronavirus, es un hecho que vendrán más amenazas similares, y el mundo no está preparado. Esto requiere la acción inmediata para un paquete de reformas internacionales interconectadas para detener un brote futuro.
“Dada la magnitud de la devastación de esta pandemia y su impacto continuo en las personas de todo el mundo, hemos podido documentar completamente lo que sucedió y por qué, pero también, hacer recomendaciones audaces para el cambio”, dijo Clark. La atención es desigual, en los países más pobres aún no llegan las vacunas suficientes, mientras que en los más ricos aún luchan por incentivar a la población a ponérselas.
Además, el panel integrado por ambas autoridades, asegura que se debe crear un fondo de financiación que apoye la preparación y las respuestas ante una pandemia. “La gobernanza sin financiamiento carece de fuerza; y las finanzas sin gobernanza carecen de responsabilidad”, insisten. En total, se necesitan al menos $ 10 mil millones en nuevo financiamiento anualmente. Y hasta $ 100 mil millones en un conjunto de fondos de respuesta para una amenaza de pandemia, según el informe.
La COVID-19 en niños es más grave de lo que se pensaba
La Organización Mundial de la Salud ha actualizado las directrices sobre el tratamiento del síndrome inflamatorio multisistémico en niños asociado con la COVID-19 (MIS-C). Esta es una afección poco común, pero muy grave, en la que los menores que contraen el virus desarrollan una inflamación que afecta a diferentes órganos del cuerpo.
Desde el organismo internacional aseguran que los niños con esta afección «necesitan atención especializada. Es posible que deban ser ingresados en cuidados intensivos». Aunque MIS-C es una afección grave, con la atención médica adecuada, los niños se recuperan.
Entre las nuevas pautas recomiendan el uso de corticosteroides en niños hospitalizados (de cero a 18 años) con esta afección, además del tratamiento y la atención de apoyo. Este consejo surge después de analizar datos de tres estudios observacionales que agruparon las experiencias de 885 pacientes.
En general, los niños siguen teniendo un riesgo bajo de desarrollar la COVID-19 grave o crítica. No obstante, al igual que los adultos, ciertas afecciones subyacentes hacen que los niños sean más susceptibles a enfermedades graves. Por ejemplo la obesidad, la enfermedad pulmonar crónica, las patologías cardiovasculares y la inmunosupresión.
La salud mental de las mujeres y jóvenes es la más afectada
Un trabajo de la Universidad Nacional de Córdoba y del CONICET en Argentina, indagó sobre la influencia del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) y su impacto en la salud mental de las personas. Para llevar a cabo el estudio, realizaron encuestas online a la población en general, mujeres, estudiantes universitarios y trabajadores de la salud de diferentes regiones del país.
Las investigaciones iniciaron cuando el brote de COVID-19 comenzó a expandirse por el mundo. “Los antecedentes científicos surgidos del estudio de otras pandemias y epidemias alertaban sobre el hecho de que este tipo de eventos sanitarios puede tener impactos negativos en la salud mental tanto a corto como a mediano y largo plazo”, señalan los autores.
En el estudio pudieron evaluar indicadores generales y específicos como el nivel de depresión, riesgo de suicidio, ansiedad, estrés, impulsividad, consumo de alcohol y sus consecuencias y antecedentes de algunos trastornos mentales. Los resultados mostraron que en el caso de las mujeres, los indicadores generales fueron significativamente peores durante los subperíodos de cuarentena más largos. Otros factores como ser más joven, tener antecedentes de trastornos mentales y las duraciones de cuarentena más prolongadas se asociaron con un empeoramiento del estado de salud mental.
De igual forma, se evidenció que las mujeres de la muestra estaban más deprimidas y ansiosas. “En particular las mujeres jóvenes y con antecedentes de trastornos mentales y comportamiento suicida, se vieron más afectadas bajo condiciones de cuarentena restrictivas obligatorias». Además, se observó un empeoramiento significativo en la salud mental de los trabajadores que expresaron incertidumbre por estar infectados y un deterioro general en el desempeño laboral a lo largo del tiempo.