El periodista Ruhollah Zam fue condenado a muerte por el gobierno de Irán. Lo encarcelaron y procesaron por «animar las protestas ciudadanas» que estallaron en 2017.
El portavoz del sistema judicial, Gholamhossein Esmaili, informó que lo sentenciaron a la pena capital por haber propagado «la corrupción en la Tierra”. El delito más grave que establece el código penal de Irán y que la república islámica frecuentemente a quienes disienten del régimen.
“Es una sentencia inhumana e inaceptable. Debe revocarse. El tribunal consideró que los 13 cargos contra Zam equivalían al ‘propagar la corrupción en la tierra’”, dijo Reza Moini, de la organización Reporteros sin Frontera.
Zam, de 47 años de edad, dirigió el diario digital AmadNews y un canal en Telegram que difundía información sobre las manifestaciones en las que murieron 25 personas y otras 5.000 detenidos fueron detenidas. Los cuerpos policiales y los «guardianes de la Revolución islámica» reprimieron brutalmente las manifestaciones a favor de la democracia.
«A Rouhollah Zam lo secuestraron y detuvieron ilegalmente, lo juzgaron de manera extremadamente injusta», añadió Moini, jefe del departamento para Irán y Afganistán de RSF.
Reporteros sin Fronteras hizo un llamamiento a las autoridades judiciales iraníes a que revoquen la condena lo antes posible: «La sentencia se debe rechazar con especial contundencia. Es otra ejecución arbitraria. El juez que ordenó la muerte al periodista, Aboulghasem Salevati, es uno de los peores verdugos de la libertad de expresión y del derecho de información”.
El «delito de propagar la corrupción en la Tierra» procede de la expresión coránica «mofsed-e-fel’arz». Implica que la corrupción impregna el alma y el ser del acusado. “Es uno de los cargos más graves que se pueden presentar ante un tribunal en Irán”, señaló RSF.
A Ruhollah Zam lo condenaron a muerte
A Zam lo secuestró en Irak por la Guardia Revolucionaria en octubre de 2019 y llevado a la fuerza a Irán. Había obtenido el asilo político en Francia luego de haber sido encarcelado por participar en las protestas contra la reelección de Mahmud Ahmadineyad en 2009.
Su figura es muy polémica tanto en Irán como en la diáspora iraní. En parte, debido a sus vínculos con agencias de inteligencia extranjeras. Recientemente, la televisión iraní difundió imágenes en las que el periodista “confesaba y pedía excusas por su actividad».
En 2017 publicó en sus redes sociales el calendario de las manifestaciones a favor de la democracia que han tenido lugar en Irán desde entonces. También formuló críticas directas a la teocracia chiita iraní. Ante la petición del gobierno iraní, que lo acusó de publicar instrucciones para fabricar bombas caseras, Telegram le cerró la página.
El periodista iraní condenado a muerte es hijo del religioso chiita Mohammad Ali Zam. Un reformista que formó parte del gobierno de los ayatolas en los primeros años ochenta. En julio de 2017, envió una carta a los medios iraníes en la que declaraba que no apoyaba las informaciones que su hijo difundía.
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