La Unión Europea, Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá y Australia rechazan la decisión de los tribunales de la Federación de Rusia de ordenar el cierre de la ONG Memorial Internacional y del Centro de Derechos Humanos Memorial en un momento en que su labor «no es más necesaria» ante la deriva totalitaria de Vladimir Putin y sus asociados.
El cierre de Memorial, uno de los grupos de derechos civiles más antiguos de Rusia, provocó indignación en la antigua Unión Soviética y en todo el mundo. Su labor prominente ha permitido desenterrar los crímenes del régimen comunista y recordar a las víctimas del Gulag. Sin embargo, en su nueva deriva autoritaria, los funcionarios del Kremlin acusan a la organización de tratar de socavar la seguridad del Estado.
«Deploramos la decisión de dos tribunales de Rusia de cerrar a la fuerza Memorial Internacional y el Centro de Derechos Humanos Memorial», dijeron en Bruselas los representante de los cinco países.
Consideran que ambas organizaciones desempeñan una «labor pacífica» y califican de inaceptables la afirmación de los jueces de que Memorial justifica el extremismo y el terrorismo.
Memorial era la principal organización de derechos humanos en Rusia y la voz de los represaliados soviéticos. Fue creada en 1987 cuando la URSS no había desaparecido. Ha mantenido en su labor por más de tres décadas. “Un papel único en la documentación de crímenes históricos y en recuperar para la memoria de los millones de víctimas de la represión política del comunismo soviético», apuntaron.
Bruselas, Washington, Londres, Canberra y Ottawa reiteraron que Memorial también ha abogado incansablemente por la protección de los derechos humanos en Rusia. “Ha denunciado abusos atroces, incluso en el norte del Cáucaso, y mantiene una lista cada vez mayor de personas a las que considera prisioneros políticos», agregaron.
Insistieron en condenar la ley rusa sobre agentes extranjeros, totalmente desproporcionada y contraria a la doctrina mundial sobre derechos humanos. «La decisión desmedida de silenciar Memorial ocurre tras muchos meses de represión sistemática y cada vez más profunda en Rusia contra los defensores de los derechos humanos, los medios de comunicación independientes los miembros de la oposición política y los grupos religiosos minoritarios”, afirmaron.
«La población de Rusia, como en cualquier lugar del mundo, tiene el derecho a la libertad de expresión y de asociación, especialmente en defensa de sus derechos humanos y libertades fundamentales»,
Ambas organizaciones Memorial recurrirán la sentencia ante los tribunales rusos y al Tribunal Europeo de Derechos Humanos si fuera necesario.
Memorial no es una organización ni siquiera un movimiento social. Memorial es la necesidad de los ciudadanos de Rusia de conocer la verdad sobre su trágico pasado y el destino de muchos millones de personas.
Declaración de International Memorial
La verdadera razón del cierre
Los representantes de la Fiscalía General han declarado que Memorial ha tratado la historia del período soviético de Rusia de manera incorrecta, «creando una imagen falsificada de la URSS como un estado terrorista» y «criticando a las autoridades estatales». «Parece que los actuales gobernantes como lo hicieron los bolcheviques antes ven al Estado exento de toda crítica», declaran los responsables de la ONG.
La decisión de la Corte Suprema ha confirmado una vez más que la historia del terror político en Rusia, organizado e impulsado por el Estado, no ha quedado en un asunto de interés puramente académico. Es un asunto candente y de preocupación inmediata. «Nuestro país necesita entender, de manera honesta y justa, su pasado soviético. Es imprescindible para el futuro de Rusia. Sería un absurdo suponer que el cierre de International Memorial elimine de un borronazo lo años de terror soviético y sus crímenes . La memoria de las tragedias vividas es necesaria para toda la sociedad en Rusia y más allá. El recuerdo del terror de Estado une a todas las ex repúblicas soviéticas», manifiestan.
Aseguran que apelarán la decisión de la Corte Suprema de Rusia utilizando todos los medios a su alcance. «Encontraremos formas legales de continuar nuestro trabajo. Memorial es más que una organización y más que un simple movimiento público. Memorial es la necesidad de los rusos de conocer la verdad sobre el trágico pasado de nuestro país y el destino de millones de víctimas. No hay nadie que sea capaz de liquidar esa necesidad por más autoritario que se muestre», agregaron..
Greenpeace le planta cara al Kremlin
Ante la noticia de que el Tribunal Supremo de la Federación de Rusia ordenó el cierre de la Sociedad Internacional Histórica, Educativa, de Derechos Humanos y de Beneficencia, la sociedad civil conocida como Memorial, por violación de la desafortunada e inconstitucional legislación sobre “agentes extranjeros”, Marie Struthers, directora de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Central, emitió la siguiente declaración:
“Memorial es una organización de derechos humanos que goza de gran respeto y trabaja infatigablemente para documentar las atrocidades y la represión política cometidas durante el régimen de Stalin y otros gobernantes soviéticos. Con el cierre de la organización, las autoridades rusas pisotean la memoria de las millones de víctimas del gulag.
“El cierre de Memorial representa un ataque directo a los derechos a la libertad de expresión y de asociación. El uso por las autoridades de la ley sobre “agentes extranjeros” para disolver la organización es un ataque flagrante a la sociedad civil que intenta borrar la memoria nacional de la represión del Estado. La decisión de cerrar Memorial es un grave insulto a las víctimas del gulag ruso y debe revocarse de inmediato”.
Información complementaria
Fundada en 1989, la Sociedad Internacional Histórica, Educativa, de Derechos Humanos y de Beneficencia denominada Memorial es una de las organizaciones de la sociedad civil más respetadas de Rusia. Sin embargo, la Fiscalía alegó que Memorial había violado en reiteradas ocasiones la ley sobre “agentes extranjeros” al negarse a etiquetar su contenido como producido por un “agente extranjero” y a añadir largos descargos de responsabilidad en ese sentido.
La etiqueta, producto de una ley impuesta por Putin en 2014, es un recordatorio conmovedor de las represiones masivas de los años bajo el comunismo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la URSS. Entonces, los opositores o cualquier ciudadano podía ser acusado de ser agentes extranjeros, traidores y enemigos del pueblo.
El trabajo nunca fue aceptado por las autoridades, ni durante la perestroika ni en el paréntesis democracia que siguió a la implosión del régimen. Siempre hubo un acoso en su contra desde la llegada de Putin al poder, advertencias sobre todo, pero en 2014 se le agregó a la lista de «agentes extranjeros», a la lista de organizaciones e individuos que el gobierno señala que reciben fondos del exterior.
Memorial, la organización que descubrió y difundió lo que les sucedió a los acusados de ser agentes extranjeros hace casi un siglo ahora recibe la misma etiqueta. El pretexto para cerrar el grupo fue no haber marcado algunas de sus publicaciones en las redes sociales un descargo en el que admite ser «agente extranjero»
Tatyana Glushkova, abogada de Memorial, afirma que el grupo marcó la mayoría de sus publicaciones y páginas en línea como requeridas y que cuando no lo hizo pagó las multas que le impusieron. «Se trata de una excusa para cerrar una organización que expresa verdades incómodas», agregó.
La ley de agentes extranjero permite al Estado designar a particulares, periodistas, organizaciones periodísticas y organizaciones no comerciales como «agentes extranjeros». El estado designó al Memorial Human Rights Center como «agente extranjero» en 2014, a lo que siguió la designación de International Memorial en 2016. Los «agentes extranjeros» deben, entre otras cosas, etiquetar todas y cada una de las formas de contenido que crean con una frase larga que indica su condición de «agente extranjero».
El legado de Andrei Sajaro
El Memorial se estableció en 1987, en el momento de las reformas introducidas por la perestroika de Mijaíl Gorbachov. Inicialmente fue dirigido por Andrei Sajarov, el científico disidente premio Nobel de la Paz. Su propósito era desenterrar los crímenes cometidos por el estalinismo entre 1929 y 1953. Cuando millones de personas fallecieron de hambre, fusilados o por falta de atención médica en los campos de trabajo forzado del Gulag, sobre todo en las minas instaladas en Siberia.
En 1990, un equipo de Memorial viajó al campamento de Solovky en el norte de Rusia, uno de los más notorios del Gulag, y trajo una piedra conmemorativa que colocaron en el centro de Moscú, en la plaza Lubyanka, frente al imponente edificio del servicio de seguridad ruso, el FSB (antes NKVD y más tarde KGB). Los nombres de las víctimas fueron grabados en la piedra como recordatorio de la triste historia bolchevique de Rusia.
El Memorial también investigaba los abusos de derechos humanos más recientes en Rusia y otros países postsoviéticos. En 1991 se creó un centro de derechos humanos como un brazo independiente de la organización que ha proporcionando asistencia jurídica a los presos políticos y sus familias.
¿Qué es el Gulag?
La red estatal de campos de concentración en la Unión Soviética conocida como Gulag se deriva de un acrónimo ruso: G lavnoye U pravleniye Lag erei, que significa como jefatura de los campos.
Los campos de trabajo forzado fueron instaurados por Vladimir Lenin, crecieron bajo Stalin y aunque fueron abolidos en el papel por Nikita Khrushchev en 1960, permanecieron de distinto modos y fueron un producto de exportación: se implantaron en Cuba y en Korea del Norte para aislar a los enemigos de régimen o de los funcionarios del régimen.
El libro de Alexander Solzhenitsyn, El archipiélago Gulag, arrojó luz sobre la vida en el sistema penitenciario soviético. Alrededor de 50 millones de personas —mujeres, hombres, ancianos y niños— pasaron por los campos de trabajo entre 1918 y 1956.
Memorial, mi bisabuelo y yo
Sasha Lavut, de 15 años de edad, es una de los voluntarios más jóvenes del Memorial. Comenzó hace dos años. Repartía volantes y velas en la conmemoración anual de las víctimas de la represión soviética. Más tarde, comenzó a cuidar la cuenta de Tik Tok y otras plataformas sociales del grupo.
Sasha lleva el nombre de su bisabuelo, Alexander Lavut, un antiguo preso político y uno de los editores de A chronicle of Current Events, una destacada publicación clandestina soviética, que detalla los abusos de los derechos humanos en la URSS en las décadas en los años setenta y ochenta. Alexander pasó siete años en prisión y luego pago un largo exilio por su activismo.
«Si no hemos logrado el respeto de los derechos humanos en Rusia, tenemos que seguir adelante con lo que comenzó en circunstancias mucho más difíciles. Veo a Memorial como una parte de mi bisabuelo y, por lo tanto, una parte de mí», dice.
Roman Petrishchev, de 29 años, soñaba con trabajar en un grupo de derechos humanos desde la universidad. En 2020 se unió al Memorial como miembro del personal. Su amiga Natasha Sekretareva, también de 29 años, se incorporó en febrero. Ambos trabajan para el brazo de derechos humanos de la organización, lo que significa que no investigan las represiones pasadas, sino que ayudan a los que describe como los presos políticos actuales de Rusia y se ocupan de los casos que Memorial lleva al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Narrativa patriótica
Marie Struthers, de Amnistía Internacional, describió la decisión de cerrar el Memorial como «un grave insulto a las víctimas del Gulag».
«El monumento fue creado en la época de la Perestroika cuando parecía que la Unión Soviética nunca regresaría, los arrestos nunca regresarían. Sin embargo, ahora tenemos la sensación de que todas estas cosas podrían volver a nuestra vida», dijo Zoya Svetova, activista de derechos humanos y publicista
A Vladimir Putin, ex funcionario de la KGB, no le duele que hayan existido los Gulags. Se queja, sí, del el colapso de la Unión Soviética y la desaparición de lo que describió como la Rusia histórica. «Lo que se construyó durante 1.000 años se ha perdido en gran parte», dijo. Para evitar que siga ocurriendo ordenó que incluyeran en la Constitución castigos y multas contra quienes «difunda falsedades sobre las actividades de la URSS».
Los partidarios del Memorial ha descubierto partes de la historia rusa que las autoridades actuales no quieren que se expongan. «No encajan en la narrativa patriótica que alimenta Putin», apuntan.
«Quienes han estudiado el pasado de sus familias y han visto los archivos soviéticos seguirán rechazando los mitos del ‘paraíso soviético perdido’. Memorial y su trabajo han sido vacuna contra la propaganda», dijo el abogado Daniil Petrov.
El abuelo de Olga fue ejecutado en 1937. Nunca pudo averiguar exactamente de qué se le acusó. «El Memorial era único lugar que podría haberme ayudado. Ahora esa esperanza se ha ido. Putin lo cerro», afirmó.