Por Cambio16
25/1/2018
La condena a Lula Da Silva otorgada el miércoles por un tribunal en Brasil lo acerca a una inhabilitación política.
Tras casi diez horas de sesión, los tres jueces de la causa decidieron elevar la pena de nueve a doce años de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero dictada en julio pasado contra el exmandatario en primera instancia.
La decisión, aunque apelable, complica sus opciones para competir en las elecciones presidenciales brasileras de octubre.
Pero su destino político aún no está sentenciado, pues queda a potestad de la Justicia Electoral.
Asimismo, su pena debe esperar una sentencia en firme, de acuerdo con el Supremo brasilero.
Lo más notable es que Lula lidera todos los sondeos de opinión y, tras la decisión, ha manifestado su intención de presentarse.
Aquí resumimos lo que debe saber sobre el juicio a Lula y las posibilidades de que su recién otorgada condena sea más bien un aliciente para que el líder más popular de la última década de la política brasilera vuelva en hombros a Planalto.
La condena a Lula Da Silva: un nuevo capítulo
Luiz Inácio Lula da Silva es el presidente más controvertido en la historia de Brasil.
El niño que escapó con su familia del sertão brasileño para limpiar zapatos en las calles es la historia del hombre hecho a sí mismo.
De las calles, llegó a una fábrica de tornillos, donde comenzó su carrera política.
Primero, como líder sindical, luego como fundador de un partido de izquierda apoyado por intelectuales y, finalmente, como presidente.
En sus primeros años en el cargo, Lula enfrentó una parálisis económica de dos años que amenazó con derrocarlo.
En ese período, esquivó muchos escándalos; logrando sortearlos bajo la premisa de que fue traicionado por aliados corruptos.
Y se ganó la confianza del 1 por ciento superior y llegó al final de su mandato de 8 años con un crecimiento del PIB de 7 por ciento en Brasil.
Cuando dejó el cargo, tenía una tasa de aprobación del 80 por ciento.
Ahora, la película introduce uno de sus capítulos más oscuros: la confirmación de una condena por corrupción y lavado de dinero.
El juicio a Lula
La primera condena a Lula Da Silva llegó en mayo de 2017, convirtiéndose en el primer exmandatario brasileño condenado penalmente desde el restablecimiento de la democracia (1985).
Lula fue declarado culpable de corrupción y lavado de dinero en 2017.
En dicha sentencia, se le imputó haber recibido 3.7 millones en sobornos de la constructora OAS.
Ésto, a cambio de favorecer a la compañía en contratos con Petrobras.
El juez federal Sérgio Moro (responsable del primer veredicto) afirmó que los sobornos se pagaron en la forma de un apartamento triplex frente al mar en Guarujá, São Paulo.
Según la acusación, Lula y su difunta esposa ocultaron su propiedad del piso.
Ahora, un tribunal de segunda instancia de Porto Alegre ratificó por unanimidad la condena contra Lula por corrupción y elevó la pena a doce años frente la sanción de nueve años y medio dictada en primera instancia el pasado julio.
«Hay pruebas de que Lula fue uno de los articuladores, si no el principal, de la trama de corrupción» afirmó el juez Joao Pedro Gebran Neto, instructor del caso, durante la lectura de su voto.
«No solo había un enriquecimiento personal, también servía para financiar campañas y el proyecto político de un Gobierno», remarcó.
Entretanto, sus abogados dijeron que la sentencia es un «acto de autoritarismo» contra la democracia.
Asimismo, adelantaron que recurrirán porque es «incompatible» con la legislación nacional e internacional.
El futuro de Lula…por Lula
Tras conocerse la condena a Lula Da Silva, miles de personas se volcaron a las calles.
En Sao Paulo, Río de Janeiro y Porto Alegre se registraron manifestaciones tanto a favor como en contra del expresidente.
Todas, en un reflejo de la profunda división política del país.
«Todo lo hacen para evitar que yo pueda ser candidato, ni ganar, solo ser candidato. Pero la provocación es tan grande que ahora quiero ser candidato a presidente de la República», dijo Lula en la capital paulista tras conocer la condena, la cual, en su opinión, fue contra «el pueblo brasileño» y no contra él.
Según todos los sondeos en Brasil, Lula es el favorito para las elecciones de 2018.
No obstante, Lula, a sus 72 años, ha prometido batallar hasta el final.
«Solo el día en el que muera voy a parar de luchar», decía el hoy menguado mito de la izquierda latinoamericana.