Continúan las persistentes alzas de emisiones de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso por la quema de combustibles fósiles, aunados con grandes incendios forestales y la reducción de la absorción de carbono por los bosques, que han dado paso al cultivo de soja y la cría de ganado
Los datos de la agencia meteorológica de Naciones Unidas apuntan a otro récord en las concentraciones de gases de efecto invernadero que dejan en entredicho los compromisos por reducirlos. El informe se desvela a pocos días de la cumbre climática en Azerbaiyán. Cita anual en la que los líderes del mundo deberán reflexionar sobre el avance o retroceso de la lucha climática y, adelantar un mayor seguimiento a los acuerdos ya suscritos.
Ko Barrett, vicesecretaria general de la Organización Meteorológica Mundial, señaló que el dióxido de carbono , uno de los tres principales gases de efecto invernadero, junto con el metano y el óxido nitroso, se está acumulando en la atmósfera “a un ritmo que nunca antes había experimentado la humanidad”.
En el transcurso de 2023, las emisiones de gases de los grandes incendios de vegetación y una posible reducción de la absorción de carbono por parte de los bosques, impulsaron el aumento. Incidieron también en el alza, las emisiones persistentemente altas de CO2 de combustibles fósiles provenientes de actividades humanas e industriales.
Señala el boletín de la OMM que el año pasado, la concentración media mundial de CO2 en la superficie alcanzó las 420,0 partes por millón (ppm), la de metano las 1.934 partes por billón y la de óxido nitroso las 336,9 partes por billón (ppb). Estos valores representaron el 151%, el 265% y el 125% de los niveles preindustriales (antes de 1750), según el informe. Estos valores se calcularon sobre la base de las observaciones a largo plazo realizadas en la red de estaciones de vigilancia de la Atmósfera Global.
En alza las concentraciones de emisiones de gases
Celeste Saulo, secretaria general de la Organización, se mostró inconforme con los esfuerzos por detener el avance del cambio climático. “Otro año. Otro récord. Esto debería hacer sonar las alarmas entre los responsables de la toma de decisiones. Estamos claramente lejos de cumplir el objetivo del Acuerdo de París”.
Su propósito fundamental es limitar el calentamiento global muy por debajo de los 2 °C y aspirar a un aumento de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. “Estas son más que simples estadísticas”, indicó. “Cada parte por millón y cada fracción de grado de aumento de la temperatura tiene un impacto en nuestras vidas y en nuestro planeta”.
El aumento de CO2 en la atmósfera en 2023 fue mayor que el de 2022, aunque menor que el de los tres años anteriores, que coincidió con la pandemia. El aumento anual de 2,3 ppm marcó el duodécimo año consecutivo con un aumento superior a 2 ppm.
El boletín de la OMM sobre los gases de efecto invernadero es una de las publicaciones emblemáticas para informar a los participantes de la COP, en este caso la COP29. Durante ese tiempo, el nivel de CO2 ha aumentado un 11,4 % (42,9 ppm) por encima del nivel de 377,1 ppm registrado en 2004 por la red de estaciones de vigilancia.
El documento informa sobre las concentraciones de gases de efecto invernadero, en lugar de sobre los niveles de emisión. El análisis muestra que poco menos de la mitad de las emisiones de CO2 permanecen en la atmósfera. Un poco más de una cuarta parte es absorbida por el océano y algo menos del 30% por los ecosistemas terrestres. Aunque existe una considerable variabilidad de un año a otro debido a fenómenos naturales como El Niño y La Niña.
Cuerda floja planetaria
Ko Barrett advierte de que nos enfrentamos a un posible círculo vicioso. “La variabilidad natural del clima desempeña un papel importante en el ciclo del carbono. Pero en un futuro próximo, el propio cambio climático podría hacer que los ecosistemas se conviertan en mayores fuentes de gases de efecto invernadero. Los incendios forestales podrían liberar más emisiones de carbono a la atmósfera. Mientras que el océano más cálido podría absorber menos CO2. En consecuencia, más CO2 podría permanecer en la atmósfera y acelerar el calentamiento global”, sostuvo ante el auditorio.
Entre 1990 y 2023, el forzamiento radiativo –el efecto de calentamiento sobre el clima– provocado por estos gases de efecto invernadero de larga duración aumentó un 51,5%. Entretanto el CO2 representó el 81% de este aumento, según el Índice Anual de Gases de Efecto Invernadero de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
De continuar las emisiones, las concentraciones de gases de efecto invernadero seguirán acumulándose en la atmósfera. Esto provocará un aumento de la temperatura global. Dada la vida extremadamente larga del CO2 en la atmósfera, el nivel de temperatura observado persistirá durante varias décadas incluso si las emisiones se reducen rápidamente hasta llegar a cero neto.
Mientras, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, afirmó que la brecha de emisiones no es una noción abstracta. Existe un vínculo directo entre el aumento de las emisiones y los desastres climáticos cada vez más frecuentes e intensos.
“Estamos tambaleándonos sobre una cuerda floja planetaria”, advirtió. “O los líderes cierran la brecha de emisiones o nos precipitamos hacia un desastre climático, con los más pobres y vulnerables sufriendo más”.
Muertes por otro tipo de gas, el doméstico
Otras emisiones más directas y fulminantes son las de las cocinas a gas. Un informe afirma que la contaminación que emana de las estufas de gas mata a 40.000 personas cada año en la Unión Europea y el Reino Unido. Es la última contribución a un creciente cuerpo de evidencia de que las estufas representan una amenaza para la salud humana.
Para el informe, los investigadores midieron los niveles de contaminación por dióxido de nitrógeno en el interior de los hogares europeos que utilizan cocinas a gas. Luego analizaron los datos sobre el impacto de la contaminación por dióxido de nitrógeno en el exterior (de automóviles, centrales eléctricas y fábricas) para inferir el costo de las cocinas a gas.
Los investigadores observaron que, en promedio, estas estufas acortan la vida útil en casi dos años, lo que provoca 36.031 muertes prematuras en la UE y 3.928 muertes prematuras en el Reino Unido cada año.
El impacto de las cocinas de gas en la salud es “significativo y mucho mayor de lo que se creía hasta ahora”, según el informe. Elaborado por investigadores de la Universidad Jaume I y la Universidad de Valencia, ambas en España. La contaminación en interiores, afirman, “acorta las vidas de millones de europeos que cocinan con aparatos de gas”.
Un estudio estadounidense publicado en mayo llegó a una conclusión similar: el dióxido de nitrógeno de las estufas de gas y propano mata a 19.000 estadounidenses cada año. Cabe destacar que ni la investigación en Europa ni en EE UU analizó otros gases nocivos producidos por las estufas. Como es el caso del monóxido de carbono, que puede causar dolores de cabeza y mareos, o el benceno, que se ha relacionado con cánceres de la sangre.