Desde hace nueve meses que se decretó la pandemia del coronavirus casi todo ha cambiado. Nuestros hábitos, la forma en la que nos relacionamos con los demás e incluso la manera de llevar a cabo las tareas laborales se han modificado drásticamente. Nos adaptamos a la «nueva normalidad». La exposición frente a las cámaras por las videollamadas es muy común, y muy detallada. Estamos más atentos de nuestros rasgos faciales y los de los demás.
Por el confinamiento, disminuyó el número de consultas, procedimientos e intervenciones quirúrgicas estéticas. Sin embargo, en los últimos meses las restricciones se han relajado, y con ellas la cifra ha aumentado considerablemente. ¿La razón? Más personas están atentas a su aspecto físico, sobre todo facial, casi todas las cámaras de alta resolución y captan hasta espinillas que no se ven en espejo. Lo obvio es que acuda al cirujano plástico para ajustar lo que esté fuera de lugar.
El dispositivo de la cámara es mucho más detallista que el ojo humano y evidencia alteraciones o defectos estéticos que de otra manera pasarían inadvertidos. El teletrabajo o home office hace que el reposo posoperatorio sea más sencillo, además de no tener que dar explicaciones al entorno laboral.
España es uno de los países donde más intervenciones estéticas se realizan. Pero no es habitual divulgarlo. Es parte de la intimidad. Las mascarillas también contribuyen a ocultar las intervenciones faciales, o al menos, a que no se noten a flor de piel.
El confinamiento produce ansiedad y estrés
Algunas personas, con la cuarentena, han sufrido ansiedad y cambios en los hábitos alimenticios. Y les han pasado factura en muchas partes del cuerpo. Un ejemplo es el incremento de peso y volumen corporal o la flacidez y pérdida de tono muscular por no realizar suficiente actividad física. Por otro lado, la situación de estrés produce alteraciones emocionales que nos hacen más susceptibles a la hora de identificar nuestros propios defectos, y aumenta el interés por corregirlos o mejorarlos para sentirnos mejor.
Por el confinamiento muchas familias han pospuesto gastos de mayor proporción como los automóviles, los departamentos, los viajes, las joyas y las prendas de vestir. Invierten más en cuidados del hogar (en el que ahora pasan más tiempo) o en los personales, entre los que se incluye la cirugía estética. El costo promedio de cualquier «retoque» no baja de unos 6.000 euros.
En no pocas clínicas estéticas no hay el quirófano disponible para una cirugía más hasta el año que viene. Normalmente los meses de noviembre y diciembre son temporada alta en el sector de la cirugía estética, pero nadie esperaba, empezando por las propias clínicas, que este año fuera igual que cualquier otro (e incluso más).
Las intervenciones quirúrgicas más demandadas
La mirada es ahora la parte más importante de la expresión facial. El uso de la mascarilla hace que el foco que irradia felicidad, tristeza, asombro o cansancio se desplace a los ojos. Es la zona que más se ve y la razón por la que la demanda de la cirugía de los párpados (blefaroplastia) haya aumentado en estos meses.
Otra de las cirugías más solicitadas es la rinoplastia, ya que la mascarilla permite disimular la férula nasal y los posibles hematomas que aparecen tras la intervención. La tercera más demandada es la otoplastia, la cirugía de las orejas, ya que ahora son, junto con los ojos, los elementos más visibles de la cara.
Muchas personas optan por un lifting de cara y cuello. Aunque en este caso la mascarilla tapa casi toda la cara, también hace más sencillo ocultar la zona intervenida. El resto de las cirugías, tanto aumento de pecho como liposucciones, abdominoplastias y remodelado de muslos y brazos, aunque en menor medida, también se han incrementado, debido a que el reposo es más sencillo.
El coronavirus no ha sido impedimento para que las personas se realicen cualquier intervención quirúrgica en las clínicas. Los protocolos se han mantenido para evitar la COVID-19 y es esa la razón de que se siga incrementando de forma exponencial el número de consultas y pacientes satisfechos.
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