El fenómeno social y demográfico denominado Ciudades Inteligentes o Smart Cities emplea intensamente las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) para mejorar la infraestructura, los servicios y con ello la calidad de vida de los habitantes de los centros urbanos. Como se plantea, será la sociedad del futuro. Y tiene entre sus misiones más relevantes alcanzar la eficiencia energética y junto a ella la protección del medio ambiente.
Estimaciones de las Naciones Unidas revelan que para el año 2025 cerca del 70% de la población del mundo residirá en centros urbanos con las características que modelan las Ciudades Inteligentes.
Según el Centro de Globalización y Estrategia del Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE) de la Universidad de Navarra, si para ese entonces no se han adoptado medidas contundentes que contrarresten el crecimiento demográfico, se espera un impacto medioambiental y social sin precedentes. A su vez, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en la que participan 36 países y de la cual España es miembro, subraya la necesidad de desarrollar un modelo urbano que permita la sostenibilidad del medio ambiente en el futuro. Y asegura que la propuesta de las Ciudades Inteligentes es la adecuada.
Barcelona, Madrid, Valencia, Málaga, Coruña, Sevilla y Bilbao,
entre las mejores Ciudades Inteligentes del mundo.
Ciudades Inteligentes: proceso de transformación urbana
Concretamente en España, actualmente alrededor de un 40% de la población se reparte entre los 81 ayuntamientos adscritos a la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI). De esta manera, cada vez más los ciudadanos españoles disfrutan de la bondades de este proceso de transformación urbano con el cual los grandes centros poblados se administran más ordenada y sosteniblemente.
La gobernabilidad de una Ciudad Inteligente incluye la planificación colaborativa y necesariamente la participación ciudadana. Sus resultados promueven cada vez más un desarrollo integrado y sostenible. Gracias a él los centros urbanos se hacen más innovadores, competitivos, atractivos y resilientes, mejorando la calidad de vida de sus habitantes.
El concepto de Ciudades Inteligentes abarca todas las áreas de una metrópoli, entre ellas su gobernanza, planificación urbana, cohesión social, infraestructura, movilidad, servicios, educación, cultura, sanidad, seguridad pública, economía, proyección internacional e incluso gestión ante desastres. Y muy concluyente: los ciudadanos mejoran notablemente la calidad de vida mediante la reducción programada del consumo energético y de las emisiones de CO2 a la atmósfera.
Con esta visión, las medidas hacia la sostenibilidad incluyen múltiples y variados recursos, entre los más importantes el abastecimiento energético mediante el uso de paneles fotovoltaicos y molinos eólicos para la electrificación de hogares y centros de trabajo y producción, así como para los servicios de iluminación urbana. También la movilidad con el empleo de vehículos eléctricos y bicicletas, entre otros medios de transporte. Las tendencias de modelos de Smart Cities indican que los recursos naturales deben gestionarse prudentemente. Y que el consumo de energía debe hacerse eficientemente.
Estudios urbanos apuntan que las redes públicas de alumbrado brindan oportunidades de mejoras permanentes y que pueden administrarse inteligentemente gracias a la automatización y a una adecuada gestión de las empresas, tanto si son públicas como privadas, encargadas de la provisión del servicio.
La encomiable iniciativa de la RECI
En España la Red de Ciudades Inteligentes (RECI) comenzó a gestarse en junio de 2011 con la firma del “Manifiesto por las Ciudades Inteligentes. Innovación para el progreso”. Su propósito más preciado ha sido llevar adelante una gestión que propicie el progreso económico, social y empresarial de las ciudades españolas a través de la innovación y el conocimiento gracias al uso de las TIC.
La Red se constituyó oficialmente en junio de 2012 en Valladolid y en ella Murcia desempeña un rol fundamental, ya que lidera el grupo del capítulo referido a energía y además es la encargada de gestionar todas las actuaciones e iniciativas del país en cuanto a eficiencia energética, optimización de recursos energéticos en la administración pública y la concienciación ciudadana respecto al consumo de energía, entre otras responsabilidades. En octubre de 2018 el Palacio del Almudi de Murcia fue escenario de la jornada Murcia Smart 2018, en las que se intercambiaron ideas y conocimientos acerca de estrategias y proyectos sobre cómo hacer ciudades más inteligentes en el territorio español.
Se trata de transformar las ciudades en espacios más habitables
y amigables, con mayor calidad de vida.
Siete ciudades ejemplares de España
La lista de Smart Citys realizada por IESE Business School de la Universidad de Navarra incluye a siete ciudades españolas entre las mejores ubicadas en el ranking mundial. Estas son: Barcelona en el puesto 33; Madrid, en el 34; Valencia, en el 49; Málaga, en el 58; Coruña, en el 60; Sevilla, en el 67, y Bilbao, en el 69.
Barcelona, que en España aspira a mantener su posición como la ciudad más inteligente en los aspectos social, económico y urbanístico, cuenta con un espacio transversal denominado Mesa Contra la Contaminación del Aire. En ella trabaja un grupo interdisciplinario de profesionales que desde 2015 desarrolla un protocolo sobre los denominados “episodios de alta contaminación”. Con este se procura determinar la estrategia de las medidas estructurales a aplicar en su ámbito urbano.
Desde su creación se hace seguimiento a la calidad del aire y se proponen y desarrollan medidas correctoras. Estas, a su vez, se respaldan con la realización de actividades de información y de sensibilización dirigidas no solo a sus habitantes, sino a sus visitantes. La capital catalana emprende programas urbanos con los cuales aspira a lograr la meta, aunque lejana, de eliminar las emisiones de dióxido de carbono. Y desde ya es referente en soluciones de conectividad y ha sido ampliamente reconocida por su destacado desarrollo urbano sostenible.
En el aspecto energético, los planes para hacer de Madrid una ciudad inteligente abarcan tímidas iniciativas. Aunque algunas de ellas contemplan contratos de gestión integral y energética de instalaciones urbanas para el control del tránsito automotor en vías rápidas, así como para la administración de la energía que se distribuye al alumbrado público.
En Valencia su denominada Plataforma VLCI para hacerla una ciudad modelo contempla el avance de un plan de alumbrado inteligente, mediante el cual se ha dotado y se mantienen 65 grupos de control y 2.000 luminarias. Sus dispositivos ofrecen información valiosa y en tiempo real acerca del estado de los tramos del alumbrado público y contribuyen sustantivamente a la reducción del consumo energético urbano.
Málaga es un caso particular. En efecto, sus planes asignan alta importancia a la reducción de las emisiones de CO2 y el mejoramiento de la eficiencia energética. En 2009 la ciudad inició su proyecto Smart City Málaga, con el cual se propuso integrar energías renovables a su red eléctrica urbana. En distintos y determinados puntos de la ciudad se instalaron contadores digitales y equipos de iluminación LED en el alumbrado público. El proyecto Smart City Málaga estima que con estas iniciativas la ciudad ha logrado reducir en 25% el consumo energético y un 20% las emisiones de dióxido de carbono.
El proyecto Smart City Coruña se inició en junio de 2013 y sus iniciativas contemplan el monitoreo y la disminución del consumo de gas en 54 edificios públicos. Igualmente la automatización de su estación de tratamiento de agua para consumo humano, que se propone reducir el gasto en el uso de energía y contribuir con un mayor cuidado del medio ambiente.
En Sevilla las rutas de transporte extraurbano son ciento por ciento operadas mediante el uso de coches eléctricos. Es uno de los aspectos en lo que se enfoca el proyecto denominado “Mi ciudad inteligente” y en el cual participan las compañías Renault y Audiotec. Los recorridos en estos vehículos tienen además un fin social, ya que se colabora con la asociación We Can Be Heroes (Podemos ser héroes), cuyo fin es recaudar recursos económicos con destino a la lucha contra el cáncer.
Y en Bizkaia se ha implementado el “Plan de acción para la energía sostenible de Bilbao 2020”, cuyo objetivo es reducir hasta el 30% las emisiones de gases de efecto invernadero. Allí también se apuesta por el turismo sostenible y la incorporación de nuevas tecnologías. Y como ejemplo está la iniciativa del préstamo de bicicletas y el 3D Walking Tour de Bilbao, creado en el marco del proyecto europeo llamado “People”, el cual promueve la actividad turística atraída por sus recursos arquitectónicos. Todos ellos son pequeños pasos para transformar las ciudades en espacios más habitables y amigables, en los que los ciudadanos, con un menor coste energético, son los protagonistas del incremento de la calidad de vida.
En "Datos Abiertos en la SmartCity: Un recurso valioso para las ciudades" recuperamos el informe elaborado por @redpuntoes y @datosgob en 2014 https://t.co/SieLWxflYr #opendata #datosabiertos #smartcities
— Red Española de Ciudades Inteligentes (@RedRECI) June 8, 2019
En armonía con el Plan de Ahorro Energético
En avenencia con el Plan Nacional de Ahorro y Eficiencia Energética en España (PNAEE), las Smart Cities deberán tener en cuenta que el artículo 1 de la Directiva 2013 de la Unión Europea establece que el consumo de energía de sus países en el año 2020 no puede ser superior a 1.483 Mtep (millón de toneladas de equivalente de petróleo) de energía primaria o 1.086 Mtep de energía final.
A su vez y en línea con esta estrategia energética el PNAEE para el período 2011-2020, se estableció un objetivo de reducción de energía primaria de 25 Mtep, igual al 16% del consumo con respecto al año base. Y los países de la Unión Europea se obligan a revisar sus planes energéticos cada tres años.
Y también cuenta que en definitiva los ahorros propuestos por el plan en cuanto a la energía primaria y final son coherentes con las obligaciones propuestas por el Consejo Europeo en relación con la mejora del 20% en términos de eficiencia energética y descarbonización.
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