La más grande planta nuclear de Europa, ubicada en Ucrania, es nuevamente foco de alta tensión a nivel mundial. Los bombarderos que se registraron el fin de semana en las cercanías de esas estratégicas y peligrosas instalaciones, movilizan a los líderes globales al cese de las hostilidades. La ONU y el G7 exigen a Rusia que retire sus fuerzas de la central de Zaporiyia y de otras plantas ucranianas. Y las devuelva al control de las autoridades en Kiev para garantizar un funcionamiento seguro.
Desde el inicio de la ofensiva militar rusa en territorio ucraniano, esa central nuclear ha sido y es uno de los objetivos de Vladimir Putin en su escalada armamentista. Y se han registrado ataques. Este sábado, nuevamente fue blanco de disparos. Ambas partes en conflicto se culpan de los combates.
Fue “un crimen abierto y descarado”, dijo el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. «Es un asunto puramente de seguridad. Aquellos que crean amenazas nucleares para otras naciones ciertamente no son capaces de usar las tecnologías nucleares de forma segura», agregó. Tras pedir sanciones contra la industria nuclear rusa.
Mientras tanto, el Ministerio de Defensa de Rusia afirmó que «afortunadamente, los proyectiles ucranianos no alcanzaron la instalación de petróleo y combustible y la planta de oxígeno cercana. Evitando así un incendio mayor y un posible accidente de radiación”.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, acusó a Moscú de utilizar la planta como base para sus ataques contra el ejército ucraniano. «Saben que no pueden y no van a responder a los disparos”, dijo, “porque podrían golpear un reactor nuclear o desechos altamente radiactivos”.
En la conferencia de revisión del Tratado de No Proliferación nuclear aseguró que el hecho de que los rusos utilizaran Zaporizhia como escudo, los lleva a “un nivel totalmente distinto y horrendo”.
Planta nuclear de Ucrania en la mira
El asedio a la planta nuclear de Ucrania, preocupa también a la ONU, al G7 y a la comunidad internacional que permanece en vilo. Retorna otra vez el fantasma de una guerra nuclear o, de un eventual accidente nuclear, con tantas provocaciones que le circundan.
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, pidió que los inspectores internacionales tengan acceso a la planta nuclear de Zaporizhzhya. Después de que Ucrania y Rusia intercambiaran acusaciones sobre el reciente bombardeo de la instalación.
Cualquier ataque a una planta nuclear «es algo suicida», dijo desde Japón.
La planta está dotada de seis reactores tipo WWER-1000 y una potencia total de 6000 MW, lo que la convierte en la principal proveedora de electricidad de Ucrania. Representa una quinta parte de la producción anual del país y la mitad de toda la producción entre las cuatro centrales nucleares ucranianas. Actualmente, la planta contiene unas 1.200 toneladas de combustible radiactivo, cuya manipulación podría ocasionar un desastre que afectaría a los ucranianos y a la propia Rusia.
La compañía nuclear ucraniana Energoatom dijo que los ataques con cohetes rusos alcanzaron una instalación de almacenamiento. Allí se mantenían al aire libre 174 contenedores con combustible nuclear gastado. «La detección y respuesta oportunas en caso de deterioro de la situación de radiación o fuga de radiación de los contenedores de combustible nuclear gastado aún no son posibles», agregó.
El jefe de la Administración Militar Regional de Zaporiyia, Oleksandr Starukh, comparó la central con una bomba. «Si ocurre un incidente nuclear, no solo el sur de Ucrania, sino también Crimea (ocupada por los rusos) y Rusia se verán afectados. Una bomba nuclear contiene nueve kilogramos de uranio o plutonio, y nuestra planta tiene 1.200 toneladas. La contaminación puede ser bastante alta, pero es la ruleta rusa», señaló.
ONU y G7 piden el retiro de las tropas rusas
Las fuerzas rusas que ocupan la planta de energía nuclear de Zaporizhzhia han convertido el sitio en una base militar para lanzar ataques contra posiciones ucranianas, asentó el jefe de la compañía de energía nuclear de Ucrania. Petro Kotin indicó a la BBC que la amenaza a la planta era «grande», pero que seguía siendo segura.
Kotin, que dirige Enerhoatom, afirmó que 500 soldados rusos estaban en la planta y que habían colocado lanzacohetes en el área, afirmaciones que no se pueden verificar de forma independiente.
“Las Fuerzas Armadas de Ucrania saben que se trata de personal ucraniano y que esta es una planta ucraniana y que hay gente ucraniana (allí). Así que no vamos a matar a nuestra gente, a nuestro personal ni a dañar nuestra infraestructura”, sostuvo Kotin.
Entretanto, los ministros de Exteriores del club de naciones industrializadas del G7 exigieron a Rusia que retire sus fuerzas de la central nuclear de Zaporiyia y de otras plantas en Ucrania. Que las devuelva al control de las autoridades en Kiev para garantizar un funcionamiento seguro.
El G7 realizó este llamamiento cuando se recrudecen las tensiones en torno a la mayor central nuclear de Europa. La agrupación la integran Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá, Japón, Francia, Italia y Alemania.
«Es la permanencia del dominio ruso sobre la central nuclear la que pone en riesgo la región,» afirmaron los ministros. Y declararon estar «profundamente preocupados» por la «seria amenaza» que emana de la ocupación rusa de las instalaciones, recogió la agencia Efe.
Ésta «eleva significativamente el riesgo de un accidente o de un incidente nuclear y pone en peligro a la población de Ucrania. Y de los estados vecinos y a la comunidad internacional», aseveraron.
Incumplen pilares de seguridad en la central nuclear
Ucrania informó al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) del bombardeo cerca de la instalación de almacenamiento de combustible en la planta de energía nuclear de Zaporizhzya. Y que el ataque causó algunos daños, pero que las mediciones de radiación disponibles continuaron mostrando niveles normales en el sitio, refirió el Director General Rafael Mariano Grossi.
Según Ucrania, el evento del sábado, ocurrió un día después de que un bombardeo anterior dañara el sistema de suministro de energía externo de la planta. Hiriendo a un guardia de seguridad ucraniano en la ZNPP. También dañó paredes, un techo y ventanas en el área de la instalación de almacenamiento de combustible gastado. Así como cables de comunicación que forman parte de su sistema de control de radiación. Con un posible impacto en el funcionamiento de tres sensores de detección de radiación, dijo Ucrania al OIEA.
Pero no hubo daños visibles en los contenedores con combustible nuclear gastado ni en el perímetro de protección de la instalación.
Sobre la base de la información proporcionada por Ucrania, los expertos del OIEA evaluaron que no existía una amenaza inmediata para la seguridad nuclear como resultado del incidente, confió Grossi.
Sin embargo, el bombardeo del viernes y sábado en la ZNPP incumplió prácticamente todos los siete pilares indispensables de seguridad y protección nuclear que el Director General delineó al comienzo del conflicto. Incluidos los relacionados con la integridad física de una central nuclear, la seguridad en funcionamiento y los sistemas de seguridad personal y fuentes de alimentación externas.