Las compras de bunker son una respuesta al miedo de que una determinada situación merme las existencias de productos esenciales. Y como resultado el desabastecimiento se hace sentir. Esta situación se vivió a principio del confinamiento producto de la pandemia de Covid19. Para ese momento los inventarios de productos como el papel higiénico y el agua embotellada desaparecieron de los anaqueles. No solo de España sino de casi todo el mundo.
Ante la improbable posibilidad de un gran apagón las compras de bunker vuelven a aparecer. En esta ocasión los productos de deseo son linternas, hornillos de gas, pilas y todo aquel adminículo que permita sobrevivir sin energía eléctrica.
El temor de no poder realizar las actividades cotidianas por falta de energía mueve a los españoles estas últimas semanas. Acuden en masa a ferreterías y locales donde poder adquirir utensilios necesarios para sortear un blackout y alimentos no perecederos.
La gente ha perdido la cabeza
El gremio ferretero español registró en las últimas semanas un incremento en sus ventas producto de las compras de bunker. Un portavoz de la Cooperativa Madrileña de Ferreteros declaró al ABC: “La gente ha perdido la cabeza. Las mercancías que normalmente vendíamos en cuatro meses se han agotado en una semana”.
La situación es la misma en todos los establecimientos ferreteros del país. Francisco Vega, dueño de la ferretería que lleva su apellido en el barrio madrileño de Lavapiés, indicó a El País que se agotaron las estufas, cocinas y algunos modelos de linterna.
Francisco Grande, de la ferretería Venecia, señaló al mismo medio, que la situación le trajo a la memoria la fiebre por las palas durante el temporal Filomena. O la compra masiva de mascarillas en plena pandemia. “La gente ha venido en oleadas ¡Quiero gas! ¡Quiero linternas! ¡Quiero pilas! En una situación normal vendería una o dos cocinas portátiles a la semana, ahora son unas cuarenta”. La situación se repite en diferentes comunidades autónomas.
Compras de Bunker afectan los grandes stocks
El agotamiento de las existencias afectas a locales de gran planta y a distribuidores. José Manuel Buces, director general de Super Ego, uno de los fabricantes que provee a grandes superficies y tiendas pequeñas dijo a El País “es una psicosis total”.
“La demanda de gas de la última semana es la que suele ser en tres o cuatro meses”, explicó. Para sortear la situación decidieron no aceptar clientes nuevos y poner límites a los que ya les compran. “Si no en un mes nos quedamos sin inventario, preferimos proteger a nuestros clientes habituales”, enfatizó.
Mientras tanto en Leroy Merlin la demanda se incrementó en productos como conjuntos de iluminación aislada. Los kits de energía solar, las estufas de parafina o los pellets sin conexión eléctrica y las pilas se agotan.
Temor infundado
Los españoles no están convencidos de que un gran apagón ocurra próximamente. Sin embargo, no dejan de hacer las compras de bunker “por si acaso”. No obstante, los especialistas descartan la posibilidad de que ocurra el tan temido “blackout”.
Francisco Valverde de la consultora Menta Energía señaló a El País que España es el país europeo con mayor infraestructura de regasificadoras. Además, advirtió que las reservas se encuentran a un nivel aceptable.
En un recuento realizado por Cadena SER puntualizaron que la capacidad de generación eléctrica de España es de 107 gigavatios (GW) al día. Reseñaron que en el momento de mayor consumo en la historia de España antes del crack de la bolsa de 2008 fue el 17 de diciembre de 2007 y fueron consumidos 45 gigavatios. Eso representa la mitad de la capacidad generadora.
Al respecto, Pedro Fresco, director general de Transición Ecológica en la Generalitat valenciana, insistió en que la capacidad de generación de España es muy superior a la demanda. En Twitter recalcó que “es altamente improbable que en España se pueda dar un apagón generalizado y duradero”.
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