Aunque varían según la edad, el lugar y las condiciones de vida, las prioridades de las personas suelen apuntar en cubrir las necesidades básicas de salud, familia, trabajo, educación, entretenimiento. En algún momento o espacio existencial, podría surgir otra necesidad, la de ser mejores con nosotros mismos y con los demás.
Las características personales y su entorno familiar juegan un papel fundamental en la importancia que se da a la bondad y sus otras cualidades afines como generosidad, solidaridad, empatía. Religiones y corrientes filosóficas y de pensamiento, inducen a estos comportamientos. Libros, conferencias, coach ofrecen recomendaciones que conducen a esa opción de vida.
Si esta es la ruta escogida, ¿se puede aprender o entrenar? ¿Hay formas de potenciar esa condición personal-social? Sin duda que las buenas personas buscan colaborar en forma permanente y desinteresada con los otros, interactuar, ayudar. Este tipo de benefactores innatos escogen trabajos vinculados a la salud y a socorrer a aquellos en orfandad y pobreza, en minusvalía e indefensión. Se enrolan en primera fila para atender a inmigrantes, a grupos vulnerables y se convierten en socorristas en medio de desastres naturales.
Ahora, si lo que surge es el deseo interno de subir un peldaño, y ser mejores para nosotros mismos y los demás, con el propósito de alcanzar mayor plenitud y complacencia, hay varias sugerencias.
Crecer y ser mejores personas
Ser mejores personas, ¿cómo lograrlo? Según Psicología Online, se debe empezar por cambiar la perspectiva de la vida.
“Muchas veces, nos dejamos llevar por los aspectos negativos de la vida. Y esto, hace que empecemos a entrar en una espiral de negatividad y oscuridad. Entonces nuestras respuestas surgen ásperas y pueden hacer daños a otros, sin que lo queramos. Por tanto, el cambio empieza en ti mismo”, dice y a continuación propone: Además, de agregar una alta cuota de empatía en el día a día.
Ser optimista. Uno de los principales cambios de mentalidad que tienes que hacer para aprender a ser buena persona es que dejes atrás los pensamientos negativos. Y cultives una visión más positiva de la vida. Está claro que no hay nada perfecto pero no tienes que centrar tus energías en todo lo negativo sino, simplemente, ser consciente de que eso existe pero no focalizar en ello tu atención.
Así como cultivar una visión negativa y pesimista terminará afectando gravemente tu humor y, esto, hará que puedas actuar de forma egoísta o que respondas mal a las personas de tu alrededor. La negatividad solo atrae negatividad, por tanto, si quieres empezar a ser mejor persona lo primero es que cambies de chip y seas más positivo en tu vida.
No le des tanta importancia a los problemas. Aprender a rebajar la intensidad de los aspectos negativos que pueden ocurrir en tu día a día y aprender a gestionarlos. Está claro que no siempre será todo alegría y felicidad, pero es importante que cuando haya algo que no salga del todo bien, no te hundas.Tienes que saber tratar las situaciones más complicadas con una actitud resolutiva. Solo así, conseguirás tener una buena energía que te ayudará a comportarte mejor con los demás.
Ayudar, compartir y cuidar de nosotros mismos
Los consejos o recomendaciones para lograr ser mejores personas, son muchos. Cada quien que esté en esa búsqueda hay diversas dinámicas y actualizaciones que se ajusten a las expectativas individuales. La página web Psicología Online es partidaria de otras alteraciones:
Dedícale tiempo a tu pasión. Para poder ser buena persona es importante que seas feliz. Y, para ser feliz, es esencial que cuides de ti. Muchas veces, las obligaciones, la rutina o las presiones del día a día pueden hacer que nos dejemos en un segundo plano. Esto, a la larga, hará te sientas frustrado y, por tanto, puedes pagar la frustración con los demás.
Por este motivo, te recomendamos que cuides de ti, que aprendas a pasar tiempo de calidad contigo mismo y que dediques tiempo a lo que te gusta y te apasiona. Nada en el mundo puede ser tan importante como para desterrarte de tu propia vida. Así que aprende a gestionar tu tiempo y nunca, jamás, te abandones.
Practica la empatía. Hay una frase muy sonada entre el seno familiar y que, de hecho, es uno de los mejores lemas de vida que podemos tener. Es la siguiente: «No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti». Si funcionas con esta visión, conseguirás ser mejor persona y tratar a los demás con el cariño y respeto que se merecen.
Esta es una de las bases esenciales de la empatía, ponerse en la piel de los demás para intentar comprender qué es lo que sienten. Si tienes la empatía como lema en tu vida conseguirás tener unas actitudes más bondadosas con los demás y cultivar unas relaciones más sanas.
Agradecimiento y perdonar
Ser mejores personas además de una receta, implica dejar aflorar los sentimientos más nobles y pensar generosamente en el prójimo.
Sé agradecido (a).Y, por último, otro de los consejos para poder ser buena persona cada día es que seas agradecido. Da las gracias siempre que puedas: cuando te dejen pasar, cuando te abran una puerta, cuando te devuelvan el cambio. Y si, además, acompañas esa palabra con una sonrisa conseguirás que los demás se contagien de tu bondad.
Lo mismo ocurre con pedir perdón. Es importante que nos disculpemos de forma sincera y sonriamos cuando alguien, por ejemplo, nos da un golpe en la calle sin querer. En lugar de enfadarnos, sonríe y discúlpate aunque no sea tu culpa. Con estas pequeñas acciones conseguirás vivir mejor y además, aportarás pequeños granitos de arena de bondad a tu entorno.
Calma tu mente. Si hay un enemigo del bienestar y la felicidad ese es, sin lugar a dudas, el estrés y la ansiedad. Vivir con los niveles de estrés muy elevados puede hacer que tengas una visión negativa de tu vida y que, pagues tu estado de nervios con los demás. Por ello, para poder ser mejor persona en la vida es importante que calmes tu mente y tu espíritu para que, así, puedas sentirte en paz y feliz.
Confía en las personas. Tener una actitud desconfiada con los demás hará que no te portes bien con ellos. La ecuación está clara: si no confías en ellos terminarás creando un escudo protector y, ante cualquier situación, atacarás para defenderte. La desconfianza genera miedo a que nos hieran, a que se rían de nosotros, a que nos engañen… Y ese miedo hace que nos protejamos y nos volvamos «peores» como personas.
Confiar y cuidarnos en forma integral también deben considerarse.