Por Benito Guerrero
ACTUALIZADO 14/06/2016
Ya de han enfrentado los líderes de PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos, en el primer debate a cuatro de Mariano Rajoy. Los debates son una cita imprescindible dentro de la agenda electoral y las elecciones del próximo 26 de junio lo demuestran una vez más. Aunque en esta ocasión hemos visto menos que el pasado 20 de diciembre, siguen destacando en el prime time televisivo.
El principal objetivo de los debates electorales es conocer las propuestas de los principales partidos y conocer mejor a los candidatos a la presidencia del Gobierno. A lo largo de la historia los cara a cara han sido una cita ineludible que ha supuesto, en numerosas ocasiones, un cambio en la tendencia del voto, incluso ha hecho ganar o perder las elecciones a los candidatos.
El 26 de septiembre de 1960 en Chicago, Richard Nixon y John F. Kennedy protagonizaron el primer debate político televisado de la historia. Se calcula que 70 millones de personas vieron el debate, esto supone unos diez millones más de espectadores que el debate entre Mitt Rommey y Barack Obama celebrado cincuenta años después. Nixon se veía ganador y no se preparó lo suficiente el debate, acudió a la cita con un traje gris, sin afeitar y se opuso a que lo maquillaran, algo que le jugó una mala pasada.
Ésta fue la primera ocasión en la que candidatos a la presidencia de Estado Unidos se atrevían con un debate televisivo y el lenguaje del medio favoreció a Kennedy. El propio Nixon fue consciente de que había perdido las elecciones y después de acabar el debate dijo: «Confiad plenamente en vuestro productor de televisión, dejadle que os ponga maquillaje incluso si lo odiáis».
https://www.youtube.com/watch?v=3ZpEm_5mKMo
Pasaron catorce años hasta que Francia tuvo su primer debate electoral televisado. Giscard D’Estaing y François Mitterrand se enfrentaron el 10 de mayo de 1974 con motivo de las presidenciales francesas. Este debate demostró que la victoria se puede torcer en el último momento.
Aquel debate se resolvió a favor de Giscard, pues cuando parecía que Mitterrand había ganado el frente a frente, el candidato conservador dijo: «Señor Mitterrand, usted no tiene el monopolio del corazón de los franceses», una frase que ha pasado a la historia de la política francesa.
El 28 de octubre de 1980 Ronald Reagan se enfrentaba a Jimmy Carter en Cleveland (Ohio). En aquella ocasión más de 110 millones de espectadores vieron un debate que fue presentado casi como un combate de boxeo. Después de 800.000 llamadas telefónicas a la cadena de televisión ABC, se dio como vencedor a Reagan, algo que posteriormente confirmaron las urnas. Éste mostró sus sentimientos en todo momento, frente a un Carter más centrado en su papel de presidente al que la experiencia no le sirvió de nada.
El debate entre George H.W. Bush y Michael Dukakis, el 13 de octubre de 1988, es el ejemplo perfecto de como una pregunta -o más bien su respuesta- puede decidir quién gana o pierde un cara a cara. En esta ocasión el conductor del encuentro, Bernard Shaw, periodista de CNN, empezó con una pregunta muy directa: «Gobernador, si Kitty Dukakis (su esposa) fuera violada y asesinada, ¿favorecería la pena de muerte irrevocable para el asesino?».
La respuesta fría de Dukakis sirvió para que el 48% de los espectadores dieran la victoria a Bush. El 8 de noviembre de ese mismo año, George H. W. Bush ganaba las elecciones presidenciales estadounidenses.
https://www.youtube.com/watch?v=btDazmTDCU4
Este mismo año en Francia tuvo lugar el tercer debate presidencial entre Mitterrand y Jacques Chirac. Los franceses fueron testigos aquella noche de una de las humillaciones más grandes de la historia política del país. Curiosamente se enfrentaban el presidente de la República -Mitterrand- y su primer ministro -Chirac-. Éste último quiso dejar claro en el debate que en ese momento los dos eran sólo candidatos, pero Mitterrand sí puso la jerarquía sobre la mesa, algo que le hizo ganar en oratoria y en las urnas.
Esta fue la conversación textual:
-Jacques Chirac : «Esta noche no soy el primer ministro y usted no es el presidente de la República, somos dos candidatos… así que me permitirá que le llame el señor Mitterrand».
-François Mitterrand: «Tiene usted razón, señor primer ministro».
El 15 de octubre de 1992 tuvo lugar en Estados Unidos el debate entre Bill Clinton, George H. W. Bush y Ross Perot (indepdendiente). Fue el primer enfrentamiento electoral televisado en el que se aceptaron preguntas del público. La predisposición y la actitud a la hora de responder fue el factor decisivo para elegir un ganador. Mientras que Clinton -que vencería posteriormente en las elecciones- se levantaba para responder y lo hacía de manera personal, Bush miraba su reloj continuamente dando sensación de aburrimiento y provocando así el rechazo de los electores.
Pero sin duda fue decisivo el momento en el que Clinton le recordó a Bush la frase que que había pronunciado cuatro años antes: «Lean mis labios: no subiré los impuestos». Una promesa que no cumplió subiendo los impuestos un año después.
En España no tendríamos un debate electoral televisado hasta las elecciones generales de 1993, cuando se produjeron dos. José María Aznar y Felipe Gonzalez protagonizaron el primer cara a cara de la democracia, el 24 de mayo en Antena 3. Estuvo moderado por Manuel Campo Vidal y fue seguido por una media de 9.625.000 espectadores, consiguiendo un 61,8% de cuota de pantalla.
En aquel momento se pactó la temperatura del plató, los temas del debate, la posición de las cámaras y los tiempos de intervención. Las crónicas del día después coinciden en la victoria de Aznar, que calificó de «arrogante» la política socialista: «Paro, corrupción y despilfarro». Se cuenta que tras el debate, Felipe dijo a su entonces responsable de campaña, José María Maravall: «Ha sido un desastre».
El 31 de mayo, a tan solo seis días de las elecciones, 10.524.000 espectadores sintonizaron Telecinco para ver el segundo debate moderado por Luis Mariñas. Se dice que alguien recomendó a González que menospreciase a su rival: «Tú ve de ganador, medio despreciativo, no le mires a la cara». Aunque todos dieron como ganador a Aznar en el primer debate, en esta segunda cita salió corriendo nada más finalizar el debate, algo que la prensa entendió como una rabieta y una confirmación personal de que había perdido el debate. Las urnas también dieron como ganador a Felipe González.
Uno de los debates electorales más influyentes de Estados Unidos fue el de Al Gore y George W. Bush en el año 2000, por encima incluso del de Kennedy y Nixon. Antes del cara a cara Al Gore iba por delante en las encuestas, pero sus suspiros continuos y sus gestos de desagrado hacia Bush le hundieron. A pesar de que al candidato republicano -que ganaría después las elecciones- le faltaban las palabras, se mostró mas afable y relajado.
En 2008 hubo dos debates entre los candidatos del PP y del PSOE, como en 1993. Los dos fueron emitidos por la Academia de la Televisión, el primero moderado por Campo Vidal y el segundo por Olga Viza.
Tras cuatro años de gobierno socialista, el primer enfrentamiento dialéctico entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy fue un cara a cara leído que no gustó a los electores y que le otorgó la victoria al candidato del PSOE. Las cifras desvelan que Zapatero miró 290 veces sus apuntes y Rajoy 170, que el líder del PP mencionó 87 veces la palabra España (el socialista 45) y que Rajoy acusó a Zapatero de mentir en 13 ocasiones. Ambos hablaron de los mismos temas pero utilizando términos distintos.
De este debate más que su contenido político son recordadas dos anécdotas: la niña de Rajoy…
…Y la despedida de Zapatero:
Tal y como demuestra esta trayectoria, los debates electorales suelen ser un termómetro perfecto para aproximarse al resultado de las elecciones. Habrá que esperar al próximo 26 de junio para comprobar si los resultados de los debates electorales coinciden con lo que se decide en las urnas.