Francesco Lanza /bonaona@bonaona.org
En la primera entrega de esta pequeña guía para protegerse del 5G y de las radiaciones no ionizantes [1] enfocamos la atención en todas las fuentes domésticas de radiaciones no ionizantes, como móviles, routers WiFi, teléfonos inalámbricos, SmartTV, etc., y vimos cómo reducir la cantidad de radiaciones a las que estamos expuestos diariamente en nuestra casa. También cómo medir estas radiaciones y cómo encontrar las fuentes ocultas en los aparatos más inesperados.
Llegamos a la conclusión que la reducción de la contaminación doméstica es económica, pero implica cambiar algunos hábitos poco saludables, como dejar el móvil encendido en la mesita de noche cargando o acostarse sin apagar el WiFi del router (y no el router mismo).
En esta segunda y última entrega abarcaremos el problema de los emisores exteriores de RNI y cómo protegernos. Pero antes, quiero entrar un poco más en el tema de las mediciones y de los aparatos medidores. En los comentarios recibidos noto que no he aclarado suficientemente algunos aspectos.
¿Medidores o aplicaciones para el móvil?
En la primera parte de esta guía apuntamos unas indicaciones básicas para ayudarnos en la selección de un aparato detector de radiaciones. El rango de precio de estos aparatos es muy amplio, desde unos pocos euros a varios miles. Esto nos indica que no podemos esperar la misma precisión con aparatos de precio tan diferente. Un detector de pocas decenas de euros nos puede servir como “alerta temprana” en caso de notar algún malestar típico de la electrocontaminación. Así, en caso de detectar valores anómalos, podemos contactar a un técnico especialista en mediciones de contaminantes ambientales para que nos haga un informe. Con mucho margen de error, estos detectores de bajo precio tienen una utilidad muy concreta.
No se puede decir lo mismo de las aplicaciones para móvil, que se apoyan en los sensores de los teléfonos inteligentes para obtener valores ambientales.
¿De qué sensores se trata?
La mayoría de las apps medidoras de electrocontaminación no suelen distinguir (no se decir si por ignorancia o mala fe) entre campo magnético terrestre (conocido también como magnetostática o campo magnético continuo), el campo magnético alterno (provocado principalmente por el paso de corriente eléctrica en los circuitos de casa) y ondas electromagnéticas (lo que suele interesar a la gente, y lo más difícil de detectar con los sensores de los móviles).
¿Con que sensores pueden contar las apps? Principalmente hay solo un sensor en el que se apoyan las apps y tienen todos los móviles, normalmente conocido como “brújula”. Este sensor sirve para indicar la posición del aparato con referencia al meridiano norte-sur magnético. Sirve de magnetómetro que mide la desviación que hay en un determinado punto del campo magnético terrestre. Por esta razón, si acercamos al móvil un imán, el valor de la densidad de flujo magnético se disparará. La unidad de medida son los micro Teslas (µT). No sirve de ninguna manera para medir ondas electromagnéticas como las del WiFi o de las torres de telefonía móvil.
En las imágenes anteriores se pueden apreciar algunas aplicaciones que miden la desviación del campo magnético: en la naturaleza, dependiendo de la latitud, el campo magnético varía entre 25 y 65 µT (en España rondamos los 40 µT).
Recuerde:
En un entorno construido, cualquier elemento ferromagnético puede provocar una alteración sustancial del valor medido con la “brújula” del móvil (podéis experimentar con un imán de la nevera). Esto no significa que sea sano dormir encima de una placa de metal, pero no se trata de ondas electromagnéticas a pesar de la imagen de fondo sugerente de la app dTector.
Otras aplicaciones se apoyan en el chip del WiFi y en la antena del móvil y elaboran de forma gráfica la información que estos componentes suministran: intensidad de campo (potencia), nombre de la red, frecuencias (algunas). Aunque miden en parte lo que prometen, hay un par de lagunas importantes:
- Anotan la potencia de cada red detectada POR SEPARADO, y nos interesa tener un valor de conjunto de todas las radiaciones a las que estamos expuestos para comprobar en nuestras tablas de referencia si estamos sometidos a alguna clase de riesgo biológico;
- pueden detectar sólo las frecuencias para las que está diseñados: si funcionan con WiFi 2,4 GHz es probable que no detecten redes de 5 GHz, así como si son móviles 4G no detectarán antenas emisoras 5G. Ninguno detecta otras fuentes importantes como WiMax, teléfonos inalámbricos, babyphones, alarmas, etc. simplemente porque la gran mayoría de los móviles no están diseñados para emplear estas redes.
- Algunas apps marcan rangos de riesgo biológico sin especificar que valores de referencia escogen. De tal modo que, como hemos visto en la primera parte de esta guía, tomar como referencia los valores de Bioinitiative en lugar de los del ICNIRP supone MUCHA diferencia [1].
Podemos concluir que las aplicaciones que se apoyan en los chips del WiFi y en la antena no pueden sustituir en ningún caso un analizador de espectro o un medidor de altas frecuencias profesional, pero pueden darnos alguna indicación sobre nuestro estado actual de exposición. Si tenemos valores elevado es muy probable que necesitemos actuar; si, en cambio, los valores son bajos no podemos en absoluto descartar tener fuentes emisoras no detectadas por la app. El caso típico son los valores recogido por un móvil 4G que no tiene en cuenta las emisiones 5G.
Como protegerse de las radiaciones que provienen del exterior
Una vez que hayamos saneado el interior de nuestra casa, identificando y desactivando en la medida de lo posible todos los emisores de radiofrecuencia, empezamos a mirar fuera de las ventanas, especialmente las del dormitorio.
Pongamos el caso que de un día para otro nos encontramos con una vista parecida a esta desde la ventana de nuestro dormitorio:
Una situación bastante usual en las ciudades, sobre todo para quienes vivan en los pisos más altos y los áticos. Si ocurriera vamos a recibir directamente las radiaciones emitidas por antenas colocadas a diferente distancia. Cada operador de telefonía tiene su propria antena, y una antena por cada una de las Generaciones Móvil (1, 2, 3, 4 y 5G). Además en el caso del 4G (y próximamente del 5G también), al emitir en diferentes bandas de frecuencia necesitan diferentes antenas emisoras… Por tanto, como se puede fácilmente calcular, son decenas de antenas emitiendo constantemente día y noche en cada ciudad o pueblo de pequeñas dimensiones. No es improbable encontrarse en una situación parecida a la de la foto.
Es muy probable que, teniendo vista directa a una antena, los valores de RNI absorbidos puedan suponer un riesgo dependiendo de los valores de referencia en los que confiamos nuestra salud:
Es muy probable que, teniendo vista directa a una antena, los valores de RNI absorbidos puedan suponer un riesgo dependiendo de los valores de referencia en los que confiamos nuestra salud:
- Si, por ejemplo, creemos en las indicaciones del ICNIRP o del vocal del CCARS profesor Alberto Nájera que nos aseguran que el único riesgo de las RNIs es el riesgo térmico (o sea que nos asan la piel), podemos dormir tranquilos [2] [3];
- si, en cambio, confiamos en los estudios científicos de cientos de investigadores en todo el mundo [4] y creemos que las RNIs pueden ser un riesgo biológico a unos valores muy por debajo de los fijados por estos lobbies de la industria de las telecomunicaciones, es muy probable que tengamos que actuar para proteger nuestra salud.
Material apantallante vs otros productos que ofrecen protección
La física nos enseña que cuanto más densos y pesados son los materiales, más frenan la penetración de las ondas exteriores. Otra cosa que nos enseña es que, cuanto más alta es la frecuencia de la onda y su longitud se acorta, más dificultad tienen para penetrar los materiales densos. Esta es una de las razones por las que la banda milimétrica del 5G (26GHz) necesitará muchas más antenas, colocadas a pocos metros las unas de las otras y mucho más próximas al suelo, y no ya colocadas en los techos.
Además de materiales densos existen también materiales que apantallan y hacen que las ondas se reflejen en su superficie y reboten. Los metales apantallantes más comunes son el acero, el aluminio, la plata, el cobre. También existe un mineral con propriedades apantallantes, el grafito, de la familia del carbono y su variante nanotecnológica el grafeno.
En el caso de la foto, podría ser recomendable poner una mosquitera o una cortina apantallante (tejido de fibra de algodón y fibra de plata) para tapar la ventana, o sea el hueco de más fácil acceso de las ondas. Pero podría no ser suficiente, dependiendo de la potencia de emisión de la antena, de la distancia y de la sensibilidad de los moradores. En este caso podría ser necesario pintar una o más paredes de la habitación con pintura apantallante, una pintura negra compuesta por grafito que bloqueará la inmisión de RNI a través de las paredes (o del techo).
No lo haga usted mismo, llame al especialista
No se recomienda proceder al pintado de la pared con pintura apantallante SIN la supervisión de un técnico especialista. Un mal apantallado nos llevará a una situación peor que la inicial. A diferencia de otras medidas, el apantallado no es una solución “hazlo tú mismo”.
Por el miedo que ha despertado el enorme e innecesario despliegue del 5G ha proliferado los productos y artilugios que supuestamente protegerían de las RNI actuando unos niveles “energéticos” o “cuánticos”. Lo cual significa que no se pueden medir los efectos con las herramientas que nos ofrece la física clásica y por tanto mantenemos cierto escepticismo sobre su utilidad.
Si comprobamos que estamos sometidos a niveles peligrosos de RNI, nuestro consejo es que tomen las medidas serias y comprobadas disponibles en el mercado.
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