Una pequeña guía de supervivencia a la tecnología inalámbrica en general y al 5G (I)
Francesco Lanza /bonaona@bonaona.org
La proliferación de antenas repetidoras en los techos de las ciudades y en las principales plazas, el aumento de aparatos domésticos que emiten continuamente radiaciones no ionizantes –como los móviles, los routers wifi, los smart tv, los baby phones, las alarmas, las consolas, los ahuyentadores de plagas, etc.– conllevan un riesgo para nuestra salud que no queremos asumir. ¿Qué podemos hacer para protegernos?
En anteriores artículos hemos explicado los peligros del aumento de las RNI a las que estamos sometidos [1] [2], el porqué no deberíamos fiarnos de las agencias reguladoras como el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) en España ni tampoco del International Commision on Non-Ionizing Radiation Protection (ICNIRP) en la Unión Europea [3] [4], los efectos que las ondas electromagnéticas tienen sobre el medioambiente [5] [6] y la organización social y laboral [7].
El objetivo de nuestras publicaciones es de alertar de los peligros de las RNI, en general, y del despliegue del 5G, en particular. También pretendemos alentar un debate amplio y fundamentado sobre estas tecnologías. Seguiremos ese camino, pero esta semana abrimos un paréntesis para facilitar una pequeña guía a la autoprotección doméstica frente a las agresiones de un enemigo invisible, invisibilizado y poco (re)conocido.
Valores de referencia
Una vez que nos resignamos a que los valores facilitados por el ICNIRP y CCARS no nos protegen de los efectos biológicos adversos de las RNI, pues solo reconocen y tienen en cuenta el efecto térmico, procedemos a recabar información sobre qué valores tener en cuenta para saber si la exposición puede ocasionarnos un riesgo biológico asociado.
El primer valor de referencia se basa en la naturaleza. Siendo el hombre el resultado de una evolución desarrollada durante cientos de miles de años, a lo largo de los cuales nuestra biología se ha ido adaptando al medio natural, el valor más fiable nos viene de la cantidad de exposición a RNI presente en la naturaleza. Se considera que este valor ha sido por debajo de los 0,000.001 µW/m2. Prácticamente cero, las ondas electromagnéticas artificiales no existían en la naturaleza antes del siglo XX. Estos valores hoy solo se pueden encontrar solo en un entorno natural incontaminado y lejos de asentamientos humanos, aunque con la activación gradual e imparable de los satélites, hasta en los lugares más remotos se detecta la presencia de radiaciones.
Siendo casi imposible conseguir un valor de exposición parecido al de la naturaleza, nos viene en ayuda un principio empleado en la legislación británica: ALARA, acrónimo del inglés «As Low As Reasonably Achievable», (en español, «tan bajo como sea razonablemente factible»), establece que el riesgo residual debe ser tan bajo como sea razonablemente alcanzable.
Está claro que la valoración individual del riesgo al que estamos sometidos tiene un componente subjetivo. En la parte subjetiva las personas tienen en cuenta toda la información que han acumulado sobre el tema hasta el momento, el uso actual de la tecnología empleada, la disposición a cambiar hábitos que implican un riesgo, el grado de salud percibida y en qué fuente de información confiar.
Conseguir un valor de exposición ALARA con referencia a los valores de la naturaleza, como hemos visto, es casi imposible, al menos en entornos edificados. Cabe preguntarse, ¿qué otros valores de referencia podemos escoger actualmente? Las siguientes pautas de precaución se basan en la investigación científica sobre los efectos biológicos y de la salud a densidades de potencia extremadamente bajas.
Estos son aproximadamente 9.000.000 de veces más bajos que los estándares de seguridad internacionales marcados por el ICNIRP en sus recomendaciones, que se basan en un dogma obsoleto que se empecina en afirmar que el único daño de las microondas son sus efectos térmicos.
En Bona Ona consideramos que, en un entorno edificado, las indicaciones del BioInitiative Forum y del Institut fur Baubiologie und Nachhaltigkeit (IBN) alemán sean preceptivas, al menos en los lugares de descanso. Es también interesante ver cómo diferentes países tienen valores máximos de exposición bastante distintos:
En el gráfico los valores vienen expresados en μW/cm², mientras en la tabla anterior se emplea como unidad de medida de la densidad de flujo μW/m². Para convertir los valores indicados en el gráfico con los valores de la tabla, hay que multiplicar estos últimos por 10.000.
Con o sin conversión, saltan a la vista algunos datos interesantes:
- Los valores recomendados por el ICNIRP son miles de veces más altos que los de determinados países
- En España las Comunidades Autónomas tienen competencia para establecer valores propios, donde Cataluña, sede del World Mobile Forum, establece los valores más permisivos.
Una vez hayamos escogido qué marco de valores usamos como referencia, podemos comprar un pequeño medidor de ondas electromagnéticas (se pueden encontrar algunos en el mercado de unos pocos cientos de euros) y empezar a medir nuestra exposición.
¿Qué medidor de radiaciones elegir ?
Algunas pautas para la selección del aparato que nos ayudará en la medición de carga electromagnética de nuestra vivienda:
- El medidor tiene que poder distinguir las bajas frecuencias (campos eléctricos y magnéticos alternos) de las altas frecuencias (ondas electromagnéticas);
- El medidor tiene que abarcar un rango de medición que llegue al menos a los 6 GHz: en este rango entra el 5G actualmente activo (se planifica instalarlo a partir del año 2021 y que emite una frecuencia de 26 GHz: todavía no están en venta aparatos que midan hasta ese nivel), el WiFi 5G, el WiMax y todas las otras frecuencias normalmente empleadas por nuestros aparatos inalámbricos;
- Tiene que permitir ver los valores en μW/m² de manera que sea inmediata la comparación con las tablas de valores escogidas sin tener que hacer complicadas conversiones.
Cuando tengamos nuestro medidor, la tentación de empezar a medir antenas es muy fuerte, aunque aconsejo empezar con las fuentes domésticas, nos sorprenderemos de cómo las principales fuentes de RNI están en nuestra casa, a menos que tengas cerca una antena repetidora de telefonía móvil con vista directa desde tu ventana.
Contaminación interior vs exterior
Decidirse a reducir nuestra exposición a las RNI tiene un coste que no se cuantifica en dinero, sino en saber renunciar a algunas comodidades a las que nos hemos acostumbrado con los años. Pero antes de dar algunos consejos generales para la reducción de las RNI en las viviendas, veamos cuáles son las principales fuentes emisoras domésticas:
Las gráficas son muy bonitas e impactan visualmente pero hay que tener en cuenta que
- no pueden ser completas ni exhaustivas de todas las fuentes emisoras domésticas. Por ejemplo no se han incluido los teléfonos inalámbricos, los baby phones, las smart TV, los smart watch y todo el conjunto de dispositivos inteligentes, llamados en inglés “smart devices”, actualmente en el mercado;
- en la gráfica la unidad de medida es μW/cm² así que, para poder comparar con la tabla anterior, es necesario multiplicar los valores de la gráfica por 10.000;
- hay routers WiFi (sobre todo los nuevos WiFi 5GHz) que emiten bastante más de lo indicado en esta gráfica. Lo mismo se puede decir de todos los aparatos.
- Lo que sí aclara la gráfica es en qué medida nuestro móvil es el principal emisor de RNI
Una vez que, gracias a nuestro medidor, hemos identificado TODAS nuestras fuentes emisoras domésticas, lo que se recomienda hacer es apagarlas por las noches, o al menos aplicar el principio ALARA.
Algunas recomendaciones generales para mejorar nuestro ambiente interior:
- Poner el móvil en modo avión por las noches.
- Encender el WiFi solo cuando lo usamos: muchos aparatos tienen un botón de encendido rápido del WiFi.
- Si se puede, usar conexiones cableadas (LAN, fibra). No emiten radiaciones, son más rápidas y más seguras.
- Desenchufar o poner regletas con interruptor para apagarlos fácilmente todos los aparatos smart, ya que emiten aunque estén en stand-by.
- Desenchufar el inalámbrico o sustituirlo por uno que no emita cuando el teléfono está colocado en su base
- Apagar WiFi y bluetooth en todos los aparatos (móviles, PC, laptop, tableta) cuando no los estemos empleando
- Sustituir teclado y ratón inalámbricos por unos con sus respectivos cableados.
- Evitar dormir con “smart watch” puestos.
En el mercado hay interruptores con reloy o con mandos a infrarrojos que nos permiten apagar por completo los aparatos sin desenchufarlos, son soluciones cómodas y de bajo precio:
Es bastante impactante ver, conforme se vayan apagando aparatos emisores, cómo nuestra exposición a las RNI baja considerablemente y por lógica, aumenta la calidad de nuestro ambiente interior.
Fuentes emisoras externas de radiaciones
Una vez que hemos apagado todos los aparatos emisores del hogar, podemos volver a verificar con el mismo medidor que los eventuales valores residuales que indica provienen del exterior y podrían ser causados por antenas de telefonía móvil presentes en el entorno, aparatos inalámbricos del vecino (WiFi, teléfonos inalámbricos, etc.), contadores inteligentes (Smart Meter). Si los valores que recogemos de fuentes externas siguen siendo significativos, podría ser necesario recurrir a medidas de apantallamiento.
En el mercado existen varios fabricantes de sistemas de apantallamiento, no todos de la misma calidad. Nuestra recomendación es ponerse en contacto con un experto o con nuestra asociación si surge alguna duda sobre la mejor solución para la vivienda o el dormitorio.
Próximamente trataremos con más detalle el tema del apantallamiento, teniendo en cuenta que, debido a las muchas variables implicadas en el resultado final, se recomienda encarecidamente que sea un profesional quien lo instale.
Conclusiones
Para poder protegerse de las RNI es necesario conocer sus fuentes y de dónde vienen, al igual que los valores de referencia que queremos adoptar. Un medidor básico con las características indicadas nos ayuda a tomar conciencia de un peligro sutil e invisible, y nos motiva para tomar medidas correctoras, viendo el resultado de forma inmediata.
En nuestra opinión, los Valores Indicativos de la Baubiologie SBM-IBN 2015 son los que más tienen en cuenta el principio de precaución frente a los peligros de las radiaciones y también son los más completos, aunque las recomendaciones de BioInitiative son las más fundamentadas con los estudios sobre salud.
Tomar conciencia sobre los riesgos de un entorno electrocontaminado es el primer paso para empezar un camino de descontaminación de la vivienda con el propósito de conseguir un ambiente interior que, además de resguardarnos de las inclemencias climatológicas, nos proteja del enemigo invisible de la contaminación electromagnética.
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