Por Benito Guerrero
07/07/2018
De una modalidad deportiva ligada a jóvenes y espíritus libres. El surf ha pasado a convertirse en toda una experiencia para disfrutar en solitario, en grupo o incluso en familia. Y es que la mayoría de los que se han subido alguna vez a una tabla repiten. Pero, ¿cuáles son los principales temores de aquellos que aún no se han atrevido a ponerse el traje de neopreno?
En la cresta de la ola
La afición a este deporte ha crecido exponencialmente en España. Con alrededor de 5.978 kilómetros de costa, nuestro país es uno de los “destinos turísticos preferidos” para la práctica de este deporte, según señalan desde la World Surf League (WSL). Sólo en Cantabria el turismo del surf generó en 2017 más de 45.000 visitas; según datos del Ayuntamiento de Ribamontán al Mar, municipio en el que existen 20 escuelas y nueve ‘surf houses’.
Este incremento considerable de cursos y espacios de ocio ligados al surf como los ‘surfcamps’ de la temporada estival han provocado un aumento en la práctica de este deporte sobre todo entre las mujeres. Así, las licencias femeninas tramitadas por la Federación Española de Surf se multiplicaron por 11 entre 2009 y 2016.
Aunque los más experimentados practican surf durante todo el año es con la llegada del verano cuando las playas de nuestro país comienzan a llenarse de surferos de todas las edades, que realizan sus primeras tomas de contacto con la tabla, en escuelas o bien por su cuenta y riesgo. Este auténtico momento de gloria del surf ha traído consigo también algún que otro problema de convivencia con el resto de bañistas.
Los responsables de algunas administraciones locales encargadas de regular las actividades de costa han comenzado a tomar medidas como la señalización de los espacios reservados para la práctica del surf. El objetivo es evitar conflictos en las playas con mayor volumen de ocupación, donde si uno no está federado –y por lo tanto no tiene la correspondiente cobertura de accidentes- es muy recomendable disponer de algún tipo de seguro deportivo.
Al agua sin miedo
Por otro lado no hay que engañarse. El surf es un deporte que requiere coordinación, -sobre todo para ponerse de pie sobre la tabla- y equilibrio para “cabalgar” la ola. La ausencia de ambos puede ocasionar algún que otro disgusto en forma de lesión leve. No te asustes, no es para tanto, pero conviene estar familiarizado con los problemas más frecuentes del apasionante mundo surfero: hematomas y contusiones, otitis, esguinces, luxaciones y sobrecarga de articulaciones o tendinitis, por ejemplo.
El primer paso para evitarlos es sin duda un buen estiramiento antes y después de salir del agua. Otro aspecto importante: contar con un seguro que te facilite las cosas en caso de accidente –o tratamientos de rehabilitación a veces necesarios a posteriori- y, aún mejor, cuya cobertura incluya pérdida o deterioro del material, retrasos en los desplazamientos de tu viaje, cancelaciones de última hora y ese tipo de cosas que siempre pueden ocurrir y que nos recuerdan desde InterMundial, la compañía especializada en este tipo de pólizas deportivas. Y es que, por ejemplo, las anulaciones (37%) y los gastos médicos (30%) suponen más de la mitad de las incidencias de reembolso, seguidas de los problemas relacionados con el equipaje (20%), según indica un informe realizado por esta compañía.
Esta sencilla evaluación de riesgos antes del viaje es una buena manera de liberarse de preocupaciones. Y concentrarse únicamente en mantener el equilibrio y disfrutar de las olas. Y para ello no es necesario irse muy lejos porque en España y alrededores hay destinos surferos de primera categoría que atraen a turistas de todo el mundo.
Top 10: destinos surferos imprescindibles
El itinerario deportivo-viajero de un aficionado al surf suele comenzar en la Península. Existen destinos con fama internacional perfectos para ir cogiendo fondo. Mundaka, en plena reserva de la Biosfera de Urdaibai ofrece la mejor “izquierda”-aquella ola que rompe hacia la izquierda- de toda Europa, con unos 5 metros y unos 350 de recorrido. La otra localidad vasca de importante tradición surfera es Zarautz, con olas de tres metros. En la vecina Cantabria hay que destacar Somo. Buenas olas de derecha e izquierda, y la playa de Valdearenas de Liencres, para los más atrevidos. Ya en Galicia un buen destino es Patín, en La Coruña, con potencial durante todo el año. Y el destino del sur que reúne todos los ingredientes para no querer bajarse de la tabla es Tarifa. En Cádiz el viento, la temperatura del agua y el ambiente aseguran una experiencia óptima.
Portugal también ofrece destinos atractivos como Peniche y Nazaré. Allí han surfeado olas de más de treinta metros (unos ocho pisos). Francia, por su parte, cuenta con lugares tan conocidos como Biarritz. Allí llevan surfeando desde los años 50, y que es la base logística de todas las grandes marcas de tablas, moda y accesorios de este sector. Otro lugar destacable es Hossegor, en Las Landas bañadas por el Atlántico.
La popularidad del surf ya no tiene vuelta atrás. Además pasará a ser deporte olímpico en Tokio 2020 y España aspira a ser una potencia. Así que toma nota y ¡que no se te escapen las mejores olas!