Juan José Coble Castro, Universidad Nebrija
No son tiempos fáciles para la Unión Europea en temas de energía. Su dependencia exterior de combustibles fósiles (petróleo, gas, etc.) es muy elevada. Gran parte de esa dependencia está en manos de potencias extranjeras (Rusia entre ellas), y en estos momentos de guerra en Ucrania y presiones internacionales sobre Rusia, Europa se encuentra en una encrucijada. ¿Puede realmente dejar de depender de las importaciones de recursos fósiles de Rusia (y otros países)?
Se puede y se debe intentar. Se necesita ver si otra Europa, energéticamente hablando, es posible. Una Europa progresivamente menos dependiente de los combustibles fósiles (vengan de donde vengan). Pero para esto hay que tomar un conjunto de medidas y aplicarlas a fondo.
Este conjunto de acciones debe incluir medidas de ahorro y eficiencia energética; la sustitución paulatina de los combustibles fósiles apoyada en un despliegue, a mayor velocidad, de las energías renovables tanto en la industria como en los hogares; una diversificación cuidadosa del suministro de energía, etc.
Muchas de estas medidas ya estaban recogidas y mencionadas en el Objetivo 55 de la Unión Europea, su plan para la transición ecológica, que ahora necesita actualizarse y, dadas las circunstancias, acelerarse un poco más.
Los objetivos son ambiciosos. La UE se ha fijado, con la legislación europea sobre el clima, el objetivo vinculante de lograr la neutralidad climática de aquí a 2050. Para ello, a lo largo de las próximas décadas habrá que reducir drásticamente los niveles actuales de emisiones de gases de efecto invernadero. En un paso intermedio hacia esa neutralidad, la UE ha elevado sus pretensiones en materia ambiental comprometiéndose a reducir las emisiones en al menos un 55 % de aquí a 2030.
¿Qué medidas se pueden tomar?
1. Aumentar el aporte renovable en el mix energético
La primera medida es aumentar considerablemente el aporte y contribución de las energías renovables en la combinación energética global (mix energético de cada país), subiéndolo un 10 % más de media respecto a lo recogido en la directiva europea sobre fuentes de energía renovables.
Para llevarlo a cabo, sería muy conveniente aumentar la penetración e integración de las energías renovables en aquellos sectores en los que ha avanzado menos. En particular en el transporte, la construcción y la industria.
2. Aceleración y simplificación de trámites
Para conseguir la primera medida, deben reducirse los tiempos y simplificarse las tramitaciones lentas y complejas de grandes proyectos de energías renovables. Esto puede hacerse desde una modificación específica de la directiva sobre fuentes de energía renovables para reconocer a estas energías de interés público primordial. Se deben establecer áreas de acceso específicas, con bajos riesgos ambientales, para la instalación de proyectos de energías renovables con procesos de autorización abreviados y simplificados.
Se deben agilizar y a la vez hacer precisos estos procesos de selección de emplazamientos poniendo a disposición de los ciudadanos conjuntos de datos sobre áreas ambientalmente sensibles, como parte de las herramientas de cartografía digital accesibles a los usuarios a través de las páginas web de los ministerios o ámbitos de gobernanza implicados. Estos datos geográficos estarán relacionados con la energía, la industria y las infraestructuras.
3. Repotenciación de plantas existentes
Además de la instalación de nuevas plantas de energía renovable, la repotenciación de las plantas existentes podría contribuir en gran medida a la consecución de los objetivos. Por lo general, las plantas existentes se han instalado en lugares con un importante potencial de recurso energético renovable. La repotenciación va a garantizar el uso continuado de estos emplazamientos y va a reducir la necesidad de buscar nuevos lugares para llevar a cabo proyectos.
La repotenciación incluye otros beneficios como la conexión a la red existente, un probable mayor grado de aceptación pública y el conocimiento de los impactos ambientales existentes al haber pasado una evaluación ambiental en el proyecto previo.
En estos casos, el proceso de concesión de permisos, incluidas las evaluaciones ambientales, debería limitarse a los impactos potenciales resultantes del cambio o ampliación en comparación con el proyecto original.
4. Cambios en el sector del transporte
En el sector del transporte, las medidas se pueden tomar en varias vertientes:
- En las empresas y sedes de empresas de transportes: implementando más instalaciones de energías renovables e introduciendo medidas de ahorro y eficiencia energética.
- En las estaciones de servicio de combustibles: tienen que ir cambiando su aspecto a electrolineras que oferten gasolina y diésel mientras dura la transición energética, pero ofrezcan también tanto espacios de recarga para vehículos eléctricos como biodiésel, bioetanol, hidrógeno y aire comprimido para transporte terrestre.
Estas electrolineras o estaciones de servicio de combustibles deberían estar abastecidas mediante energías renovables: fotovoltaica, minieólica, etc., tanto para dar el soporte a los equipos de carga rápida y media de baterías como para producir y almacenar in situ el hidrógeno mediante electrolizadores allí donde fuera necesario.
Tampoco hay que perder de vista los cambios necesarios en estaciones de abastecimiento de combustible y fuentes alternativas de suministro de energía tanto a los buques en los puertos como a las aeronaves estacionadas en aeródromos y aeropuertos.
5. Cambios en el sector de la construcción
En el sector de la construcción es necesario revisar al alza las exigencias de las normativas actuales, incluido el Código Técnico de la Edificación (CTE), en cuanto a niveles de aislamiento en edificios y contribución de las energías renovables en los consumos del mismo. Conviene ir, más pronto que tarde, a estándares de edificios de nueva construcción de consumo energético prácticamente nulo. Cuando se hagan rehabilitaciones energéticas de edificios ya existentes, conviene hacerlas tendiendo al estándar de consumo cero.
Debe incluirse también la opción de desarrollar tejados solares con una obligación legal gradual de instalar paneles solares en nuevos edificios públicos y comerciales y nuevos edificios residenciales, diferente y complementaria a la que había inicialmente en el CTE y sus primeras versiones.
Asimismo, debe aumentar a más del doble la tasa de despliegue de bombas de calor e implementarse medidas para integrar la energía geotérmica y solar térmica en los sistemas de calefacción y agua caliente sanitaria comunitarios y de distrito modernizados.
Estas medidas siempre deben combinarse con otras específicas destinadas a proteger a los consumidores más vulnerables.
El Plan REPowerEU y su financiación
Para englobar y adoptar todas estas medidas, la Comisión Europea acaba de presentar el Plan REPower como respuesta a los desafíos que en materia energética hay planteados actualmente.
Es un plan que no camina solo. Su núcleo impulsor es el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, que se desarrollará con el proyecto y financiación de las necesarias infraestructuras transfronterizas y nacionales, además de otras reformas. El plan total necesitará aproximadamente 300.000 millones de euros de inversión, de los cuales 75.000 vendrán vía subvenciones y 225.000 tienen que llegar a través de préstamos.
Entre 1.500 y 2.000 millones de euros se destinarán a construir oleoductos en los países de la UE más dependientes del petróleo ruso y otros 10.000 millones de euros se destinarán a gas e infraestructuras de gas natural licuado. Durante esta transición serán necesarios, ya que hay que compensar completamente la pérdida futura de las importaciones de gas y petróleo rusos.
Sin embargo, el mayor montante de esta financiación se va a dedicar a acelerar la penetración de las energías renovables, cerca de 113.000 millones de euros. De ellos, una partida de 27.000 millones de euros se invertirán en infraestructuras de hidrógeno, unos 29.000 millones de euros se invertirán en la mejora de las redes de distribución de electricidad, 56.000 millones a implantar sistemas de ahorro y eficiencia energética, 41.000 millones a impulsar la adaptación de la industria para reducir el consumo de combustibles fósiles y 37.000 millones a impulsar la producción de biometano para el final de la década.
Desde la Comisión Europea se ha abierto la puerta a que la financiación de este Plan REpowerEU se conduzca a través del Plan de Recuperación y Resiliencia, utilizando los préstamos todavía no usados al amparo de este plan y que suman un total de 225 000 millones de euros. A todo esto debe sumarse una financiación adicional mediante subvenciones a cargo de la subasta de comercio de derecho de emisiones, por un valor cercano a los 20.000 millones de euros.
Los resultados que se espera obtener son ambiciosos: bien ejecutado, este plan permitiría a la UE reducir un 66 % las compras de gas ruso este año y liberarse totalmente de esas importaciones en 2030.
Es importante alcanzar estas metas. No solo para reducir al mínimo nuestra dependencia energética del exterior o forzar un saludable cambio de hábitos y patrones energéticos en los ciudadanos y las empresas, sino también para darle completamente la vuelta a la relación desajustada que hasta ahora hemos mantenido como europeos con la energía que producimos, usamos y consumimos.
Juan José Coble Castro, director del Máster en Energías Renovables y Eficiencia Energética, Universidad Nebrija
Este artículo se publicó originalmente en The Conversation. Lea el original.