“Cómo hacerse famoso” es el título de un libro y, aunque suena como un anuncio publicitario o un mensaje atrapador de TiKToK, está escrito por un catedrático de Harvard, por lo que hay que poner atención a lo que Cass R. Sunstein desarrolla en sus amenas páginas sobre la fama y tantas opciones de cómo alcanzarla.
La fama es como un rayo. A veces fugaz y reluciente y otras veces perdurable e igualmente deslumbrante. The Beatles, William Shakespeare, Leonardo da Vinci, Albert Einstein o incluso el fenómeno de multitudes Taylor Swift, son diferentes pero tienen en común que son famosos.
Y seguramente la razón por la que son tan aclamados y admirados es porque sus talentos son extraordinarios e innegables. Sin embargo Sunstein asoma que “tal vez sí… tal vez no…”, sea por esos atributos que esos artistas, científicos, deportistas se destaquen.
¿La fama se trabaja, o viene en un estuche premeditado al nacer o es obra de la suerte o casualidad? Son muchas interrogantes que este abogado estadounidense -dedicado principalmente al estudio del derecho constitucional, administrativo, ambiental y de la economía conductual- intenta responder en su última obra. Eso sí, confiesa, que «nunca me he divertido tanto con un libro» como lo hizo con éste publicado por Harvard Business Review Press (Mayo, 2024).
Sunstein examina las trayectorias profesionales de individuos, bandas, y películas para destilar lo que separa a los ganadores de los demás. (Pista: el talento, la ambición y el trabajo duro importan, pero también lo son la suerte y el momento oportuno, entre otros factores).
El autor habló sobre los ingredientes de la fama en una entrevista con The Harvard Gazette. Afirmó que muchos de nosotros partimos de un concepto impreciso de lo que es la fama y por qué se llega a ese dintel.
Alcanzar la fama, ¿es para todos?
“Creo que el mayor error es que creemos que las personas se vuelven famosas porque son asombrosas en términos de calidad. Es tentador pensar que si alguien triunfa es porque es musicalmente extraordinario, o tiene un fantástico sentido comercial, o tiene talento político. O ‘¡Dios, pueden escribir una novela!’. Y si bien esas cosas son muy útiles, sostuvo el ex administrador de la Casa Blanca durante el gobierno de Obama, es un error pensar que te permitirán llegar a la cima de la montaña.
“No existe un conjunto de características compartidas que tengan los personajes famosos”, afirmó. “El éxito y la fama dependen de 1.001 factores diferentes y no existe un conjunto unificador¨.
Se presentan libros y artículos académicos que pretenden mostrar que si tienes ciertas características, es muy probable que triunfes. Estas obras sumamente impresionantes dependen de un error común: preguntan ¿cuáles son las características unificadoras? Pero las características unificadoras de los exitosos son a menudo algo que también tienen las personas que han fracasado, dijo. Y nunca se han hecho famosos.
Si puedes demostrar que las personas famosas en los negocios, por ejemplo, son impacientes o saben escuchar. O que son resolutivas, o audaces, no has demostrado que esas características expliquen su fama o éxito en los negocios. Hay muchas personas impacientes o decididas que nunca lo consiguen, confió Sunstein autor de ‘Nudge’ (con Richard H. Thaler), ‘Noise’ (con Daniel Kahneman y Olivier Sibony) y, ‘El mundo según Star Wars y Wiser’ (con Reid Hastie).
Aislar los ingredientes de la fama o el éxito es una tontería. Dicho esto, resaltó, es cierto que las personas que se vuelven famosas suelen beneficiarse de una red de entusiastas.
Factores en juego
Si nos fijamos en el éxito de Jane Austen o de los Beatles o de la leyenda del blues Robert Johnson, tenían una red de seguidores que eran implacables, puntualizó. Esa red también podría haber funcionado si hubieran estado entusiasmados con alguien más.
Veamos el ejemplo de la Mona Lisa de Leonardo da Vinci. No fue considerada inmediatamente una obra maestra, pero se hizo famosa mucho tiempo después. ¿Cuáles fueron los factores que entraron en juego?, preguntó Sunstein. Un momento clave fue que fue robado en 1911, mucho después de que Da Vinci lo produjera. El robo fue fundamental para el surgimiento de la Mona Lisa como la pintura más famosa del mundo. Sin ese robo, probablemente ahora sería uno más de un conjunto de pinturas que la gente considera muy buenas.
El robo fue valioso porque mucha gente pensó: “¿Por qué alguien lo robaría si no fuera asombroso?”. Además, hizo que esa pintura en particular fuera extremadamente destacada. Hasta la década de 1860, ni siquiera los críticos de arte dijeron mucho al respecto. Cuando se pintó a principios del siglo XVI, estaba bien considerada, pero no se lo consideraba una obra maestra, comentó el abogado y escritor.
A menudo, los músicos o actores señalan a una o dos personas en sus vidas o a un incidente que los hizo alcanzar la fama cuando el talento por sí solo no lo había hecho. ¿Cómo se manifestó eso para The Beatles? El punto más dramático de la agrupación es que no pudieron conseguir un contrato discográfico en Inglaterra. Fueron rechazados repetidamente. EMI, una gran compañía discográfica, dijo que no. Decca dijo que no. Los Beatles pensaron que era el final. Su manager, Brian Epstein, fue a todas las compañías discográficas y todas dijeron que no.
Suerte o azar
Lo que les sucedió fue que dos personas de EMI se ofrecieron a pagar el costo de grabar un disco de los Beatles; dos personas que no eran los jefes pero que trabajaban para la empresa. Sin eso, ¿quién sabe qué hubiera pasado? La historia ya la conocemos de sus éxitos, discos, giras.
Ni el estudio ni los actores esperaban que la primera película de “Star Wars” tuviera buenos resultados antes de su estreno en mayo de 1977. El creador George Lucas pensó que sería un fracaso. ¿Por qué es tan difícil, incluso para los expertos, predecir quién o qué tendrá éxito?
La razón por la que es muy difícil predecir el éxito y el fracaso es que el éxito a menudo depende esencialmente de lo que le sucede al producto, no de lo que sucede en el producto. Si lanzas una película, en las primeras semanas suceden cosas que determinan el éxito o el fracaso, y esas cosas son realmente difíciles de predecir. Entonces, ¿alcanzar el éxito o la fama es sólo cuestión de suerte o pura aleatoriedad?
En términos generales, señaló Sunstein, que todas las personas u obras de éxito tienen una narrativa particular que se superpone con la de otras. Aunque no es la misma. Con “Star Wars”, la originalidad de la película fue una condición necesaria para su éxito. Su maravilla visual no fue suficiente para el éxito, pero fue esencial para él. La exuberancia narrativa fue un gran impulso. Tenía la ventaja del boca a boca. Eso es diferente de lo que pasó con Jane Austen o The Beatles, pero se superpone.
Personas valiosas y talentosas no logran el éxito
Respecto a la suerte y la casualidad, esas son buenas palabras. Pero son cajas negras y es muy bueno mirar debajo del capó. Una cosa que el libro intenta hacer es decir: esto es lo que pasó con Jane Austen; esto es lo que pasó con The Beatles. Y esto es lo que pasó con Stan Lee y Marvel Comics.
Pero esto es lo que no pasó con la figura literaria del siglo XIX Leigh Hunt, que es muy buena, pero relativamente oscura. Y esto es lo que no pasó con la novelista escocesa Mary Brunton, a quien muchos, en su época, consideraban tan buena como Jane Austen, tal vez mejor.
¿Qué pasa con aquellos a quienes usted llama los “Einsteins perdidos”, le pregunta The Harvard Gazette. Personas que podrían haber sido geniales pero que nunca lograron avances o no desarrollaron todo su potencial?
Hay millones de personas en la historia de la humanidad que podrían haber sido icónicas, o algo en esa dirección, pero que nunca lo lograron. Una razón es que pueden haber nacido en un momento y lugar en el que tenían el género equivocado. El grupo demográfico equivocado, el color de piel equivocado o la religión equivocada. (Por incorrecto me refiero a desfavorable para la oportunidad o el éxito), aclaró.
“A Muhammad Ali”, contó, “uno de mis héroes, le robaron su bicicleta cuando tenía 12 años. Amaba su bicicleta. Y se acercó a un policía y le dijo: ‘Me robaron la bicicleta. Quiero darle una paliza a ese tipo’. El policía, que casualmente tenía acceso a un gimnasio de boxeo, le sugirió: ‘Bueno, si quieres darle una paliza a alguien, será mejor que aprendas a boxear’”.
La fama con propósito
Recordó el escritor que “Ali le respondió: ‘Está bien’. Hay gente así por todas partes. Y eso podría darnos una sensación de inspiración, de las posibilidades que nos rodean. Y una sensación de humildad ante la modestia de la diferencia entre personas”.
Cass R. Sunstein comentó que otro día leyó un libro en el que el autor preguntaba: «¿Preferirías que se recuerde tu nombre y se olviden tus obras, o que se recuerden tus obras y se olvide tu nombre?». El autor encontró que esa era una pregunta difícil. Creo que esa es la pregunta más fácil que existe. Si se recuerda tu nombre, ¿de qué le sirve eso a nadie? Si tu trabajo es recordado, entonces realmente ayudaste a la gente.
“Si haces algo que la gente lee, que le interesa o de lo que aprende, no importa en absoluto si recuerdan tu nombre. ¿Pero alcanzar la fama por hacer algo bueno? Eso sería genial”, manifestó. “Gracias, Robert Johnson. Gracias, Bob Dylan. Porque son famosos por hacer algo increíble”.