Por Carlos Martínez*
5/4/2017
*Director general de IMF Business School
Hoy nos hemos levantado con unos datos de desempleo realmente esperanzadores y que mejoran sustancialmente los datos que los analistas preveían antes de comenzar el año. Según los datos proporcionados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, el paro, en el mes de marzo, ha disminuido en más de 48.000 personas (el tercer mejor dato desde 2002), dejando el número de desempleados inscritos en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) en los 3,7 millones. Además, como dato más importante, hemos ganado 161 mil nuevos cotizantes a la Seguridad Social, dejando el número de afiliados en 17,9 millones, 600 mil más que en el mismo mes del año 2016.
Como viene siendo habitual, el sector servicios es el que mejor comportamiento ha tenido (el buen tiempo y el puente de San José han jugado su papel), pero debemos destacar el buen comportamiento de la industria y sobre todo de la construcción, que redujo el paro en 2,4% confirmado la lenta, pero sostenida, recuperación del sector. No olvidemos que es un sector que el año 2007 contaba con más de 2,5 millones de afiliados y empezó el 2017 con apenas 1,1 millones. Esto quiere decir que, sin llegar a los niveles de 2007, en los dos próximos años, y para recuperar el protagonismo que le corresponde dentro de nuestro tejido productivo, hasta el 2020, debería recuperar entre 300 y 400 mil cotizantes.
Otro dato realmente relevante y sintomático es que desde 1999 es la primera vez que el desempleo se reduce en el primer trimestre de un año, aunque sea sólo en 657 personas. Esto es esperanzador porque puede ser un primer paso para que la estacionalidad de nuestro mercado laboral disminuya. Además, a esto contribuirá sustancialmente el superávit de la balanza por cuenta corriente, el buen comportamiento del consumo interno y a una mayor aportación del sector exterior. En clave interna, además, debemos actuar para que esa tendencia perdure en el tiempo favoreciendo la competitividad, la productividad, la innovación en nuestras empresas.
En cuanto a la temporalidad, otro de los talones de Aquiles de nuestro mercado laboral, hay que destacar que durante el mes de marzo se han firmado un 10% de contratos indefinidos, superando en un 18% los firmados en marzo de 2016. En este sentido, observamos que conforme el paro se vaya reduciendo, la temporalidad irá disminuyendo.
Además, es importante destacar que todos estos resultados positivos se producen en un mes de marzo sin el factor estacional de la Semana Santa (en marzo de 2016 la Semana Santa si recayó en este mes), lo que hace que estos datos sean especialmente valiosos y valorables.
Todo indica que la incertidumbre política vivida durante el año 2016 ha pasado al país una factura muy superior a la que habíamos previsto.
Vemos cómo, mes a mes, los datos del desempleo van mejorando y que cada vez con más fuerza nos acercamos al horizonte 2020 que nos marcaba el Gobierno. Si el crecimiento del PIB se mantiene por encima de 2,5%, si no se derogan reformas importantes que han dinamizado nuestra economía y nuestro mercado de trabajo y si no sucede ningún contratiempo importante (Cataluña, impacto del Brexit, aumento significativo del precio del petróleo, aumento de los tipos de interés, aprobación de los presupuestos, etc.) puede que la afirmación del Ministro De Guindos, que pronosticaba que a final de año el desempleo se reduciría hasta el 16,6%, sea posible.
Para llegar a esos 20 millones de empleos que el presidente quería crear para el 2020, deberíamos seguir creando 500.000 puestos de trabajo cada año. Para ello, deberemos poner los medios para dinamizar la economía y el mercado de trabajo. Es importante que en las políticas activas de empleo no se dejen a nadie por el camino y que nos fijemos en los colectivos más desfavorecidos (jóvenes y parados de larga duración). Conviene recordar que de los 3,7 millones de desempleados inscritos en el SEPE más de la mitad son de larga duración, es decir, que llevan más de un año sin encontrar trabajo y que este problema se va agravando con el tiempo. Cada vez hay más personas que quedan desprotegidas, que pierden sus prestaciones, existiendo un problema elevado de pobreza extrema y que tardará en corregirse. Si la recuperación no llega a todos, no será una recuperación sólida y sostenible en el tiempo.