No tanto el qué, sino el cómo. Podría suceder que el consumo de ciertas combinaciones de alimentos aumente el riesgo de demencia. Las personas que combinan en su dieta diaria carnes procesadas con alimentos ricos en almidón son más propensas a tener demencia que aquellas personas que combinan alimentos saludables en su dieta.
El hallazgo pertenece a un estudio del Centro de Salud de la Universidad de Burdeos, Francia, que modeló la relación de la dieta de una década antes con el inicio de la demencia en una amplia cohorte de pacientes en tres ciudades de Burdeos.
La combinación de alimentos es clave
Los investigadores analizaron la combinación de alimentos en 209 personas con demencia con una edad media de 78 años. En el otro lado del espectro se analizó la dieta de 418 personas que no padecían demencia y estaban emparejadas por edad, sexo y nivel educativo.
Para analizar la combinación de alimentos en ambos grupos los participantes completaron un cuestionario donde detallaban los alimentos que consumieron cinco años antes.
La descripción abarcó: los tipos de alimentos y la frecuencia con que los consumían (desde una vez al mes hasta cuatro veces al día). Igualmente, los participantes se hicieron cada dos o tres años exámenes médicos.
Con los datos generados por los exámenes y los cuestionarios, los investigadores compararon la combinación de alimentos de los pacientes con demencia y la dieta de los pacientes sin demencia.
Los resultados reportan de que no existían demasiadas diferencias entre las cantidades de alimentos que se consumían a nivel individual, pero la tendencia general era que la combinación de alimentos variaba de un grupo a otro.
Carnes procesadas
El núcleo de la investigación fueron las carnes procesadas. Las personas con demencia reportaron mayores probabilidades de combinar carnes altamente procesadas (salchichas, embutidos y patés) con alimentos ricos en almidones (patatas, alcohol, galletas y pasteles). Las personas sin demencia presentaron mayores probabilidades de combinar las carnes procesadas con frutas, verduras y mariscos.
Señala Cécilia Samieri, una de las autoras del estudio, que las investigaciones se han centrado en la cantidad y la frecuencia con la que se consumen los alimentos saludables como nueces, bayas, verduras de hojas verdes, granos enteros y pescado.
Sin embargo, no van más allá de los alimentos. El estudio de la Universidad de Burdeos analiza cómo se combinan las redes alimentarias y sus incidencias en la salud mental de las personas.
Con demencia vs. sin demencia
La investigación encontró que una mayor diversidad en la dieta -que por supuesto incluya alimentos saludables- se asocia con una menor demencia. Además, los hallazgos sugieren que una profundización en el estudio de la complejidad de la dieta y la biología de la salud contribuiría a comprender mejor la relación dieta-enfermedad.
A pesar de los novedosos hallazgos sobre la combinación de los alimentos y la demencia, el estudio tuvo dos limitaciones. Primero, la capacidad de las personas de recordar con exactitud su dieta. Segundo, que las dietas solo se registraron una vez antes de la aparición de la demencia. Por lo tanto, se desconoce la variación de la combinación a lo largo de los años.
«Uso de herramientas de ciencia de redes para identificar nuevos patrones de dieta en demencia prodrómica» se publicó en Neurology, la revista de la Academia Americana de Neurología.
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