Por laura Barros | Efe
27/09/2016
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, han firmado un anhelado acuerdo de paz que pone fin a un conflicto armado que causó en los últimos 52 años al menos 220.000 muertos y casi siete millones de desplazados.
Frente a las murallas de la caribeña Cartagena de Indias, a orillas del mar Caribe, Santos y Timochenko anunciaron ante unos 2.500 invitados, entre ellos el rey Juan Carlos y quince gobernantes, la paz con la que termina la guerra de guerrillas más antigua del continente.
«Al terminar este conflicto, termina el último y el más viejo conflicto armado del Hemisferio Occidental. ¡Por eso celebra la región y celebra el planeta!, porque hay una guerra menos en el mundo y es la de Colombia», afirmó un Santos vestido de blanco y arropado por los aplausos del público y una amplia presencia internacional.
La histórica firma se concretó tras casi cuatro años de negociaciones celebradas en la Cuba de los hermanos Castro, que en los años 60 y 70 fueron un apoyo de las guerrillas de inspiración marxista-leninista, como las FARC, y que jugaron un papel fundamental en estos diálogos.
En el acto de este lunes, Raúl Castro, estuvo sentado en una tarima principal junto a los dignatarios invitados, entre ellos el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, así como Timochenko, todos vestidos de blanco.
La emotiva ceremonia se inició con el ingreso de Santos, quien, acompañado por dos niños, se subió al escenario con una llave con la que abrió dos puertas gigantes instaladas en el centro la tarima y de las cuales salieron los invitados especiales.
La apertura solemne corrió por cuenta de la banda musical de Baraona, un coro infantil que cantó el himno de Colombia.
Le siguió la interpretación de las Alabaoras de Bojayá, un grupo de mujeres del departamento de Chocó, uno de los más pobres de Colombia y de los más afectados por estas cinco décadas de confrontación.
Fue precisamente Bojayá escenario de una matanza ocurrida el 2 de mayo de 2002, cuando una bomba lanzada por las FARC durante un combate con paramilitares cayó en la iglesia en la que habían buscado refugio decenas de civiles que buscaban escapar del enfrentamiento. Este hecho causó la muerte a al menos 79 personas.
El acto central, tuvo lugar cuando las dos partes firmaron la paz con un «balígrafo», balas convertidas en bolígrafos para la ocasión.
Santos comenzó por dar la bienvenida a las FARC a la democracia y celebró su paso a partido político.
«Señor Rodrigo Londoño y miembros de las FARC: hoy, cuando emprenden su camino de regreso a la sociedad; cuando comienzan su tránsito a convertirse en un movimiento político, sin armas; siguiendo las reglas de justicia, verdad y reparación contenidas en el Acuerdo, como Jefe de Estado, de la patria que todos amamos, les doy la bienvenida a la democracia», afirmó el gobernante.
El jefe de Estado enfatizó que «cesó la horrible noche de la violencia» que ha cubierto al país «con su sombra por más de medio siglo» y subrayó que «llega el día con todas sus promesas».
Indicó además que el acuerdo suscrito hoy es «algo más que el acuerdo entre un Gobierno y una guerrilla para terminar un conflicto armado».
«Lo que firmamos hoy es una declaración del pueblo colombiano ante el mundo de que nos cansamos de la guerra, de que no aceptamos la violencia como medio para defender las ideas; de que decimos fuerte y claro: no más guerra», añadió Santos.
El camino hacia el trascendental acuerdo se inició de manera pública el 26 de agosto de 2012, cuando delegados del Gobierno y de las FARC firmaron en La Habana el «Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera», con el apoyo de Cuba y Noruega como garantes.
Uno de los momentos más emotivos del día lo protagonizó Timochenko, cuando pidió perdón a «todas las víctimas del conflicto» y por «todo el daño» que hayan «podido causar en esta guerra».
La declaración del líder guerrillero fue respondida con una salva de aplausos y gritos de «sí se pudo» por parte de los asistentes.
«Hoy estamos en una nueva era de reconciliación y construcción de paz», agregó el líder de las FARC, que pidió que los colombianos se preparen «para desarmar la mente y los corazones».
Timochenko también pidió que nadie dude de que los miembros de esa guerrilla van «hacia la política sin armas» y que van a cumplir, lo que esperan que también haga el Gobierno.
En su intervención, hizo un alegato pacifista para el mundo, especialmente para Siria.
Tras la firma de la paz, las FARC iniciarán desde mañana la desmovilización y entrega de las armas que durará seis meses y que se desarrollará en varias zonas convenidas con el Gobierno, cuya implementación será verificada por un mecanismo tripartito integrado por las partes y con el acompañamiento de la ONU.