Camilo Andrés Rubiano Becerra
Colombia ha sido una de las democracias más antiguas de las Américas, ha contado con instituciones fuertes y sólidas que actúan bajo el imperio de la ley. Sin embargo, en estos últimos años la región ha visto que algunos actores han generado un ambiente para desinstitucionalizar las naciones con el fin de obtener réditos politiqueros.
Países como Venezuela, Nicaragua y, más recientemente ,Chile y Perú han visto como, con el fin de llegar al poder a través del caos y los discursos del odio, implosionan las instituciones de manera irresponsable.
Hoy vemos que Colombia está corriendo el mismo riesgo. Algunos quieren llegar al poder atacando las instituciones y arriesgando la libertad que que le ha permitido a Colombia tener un sector productivo fuerte. El país, a pesar de la pandemia y los bloqueos violentos, pudo sobreponerse y tener el mayor crecimiento económico de la región.
Una libertad con instituciones sólidas que han podido implementar políticas sociales que fortalecen el tejido humano. Por ejemplo, los estudiantes de estratos 1,2 y 3 pueden tener acceso gratuito a la universidad y mantenerse estudiando gracias a programas como el ingreso solidario, que llegado a cerca de 2,5 millones de familias.
Esta libertad ha logrado sostener una nación y que el ciudadano cuente con una democracia estable para participar y ejercer el derecho constitucional de elegir y ser elegido.
La principal característica de Colombia como nación es su resiliencia. No nos rendimos fácilmente ante las adversidades y no estamos dispuestos a permitir que se pierdan los logros que hemos alcanzado y que algunos nos quieren arrebatar. Unos pocos decían que no seríamos capaces de tener un programa de vacunación masiva, para proteger a la población y superar la pandemia. Sin embargo, el tiempo, las buenas decisiones y el trabajo en equipo evidenciaron que sí podemos.
Recuerdo que, en mi paso por Miami, los hermanos venezolanos y cubanos, me decían: “Ustedes todavía tienen un país a donde volver, sea de vacaciones o por visitar a un familiar, cosa que no ocurre con nosotros”. No perdamos el país. Es el momento de trabajar por la libertad, la generación de empleo digno, la promoción de la iniciativa privada, por los jóvenes emprendedores, por la protección y salvaguarda de nuestros ahorros y pensiones.
Trabajemos por la consolidación de una democracia fuerte y justa, respetuosa de la libertad. La inequidad se supera con políticas públicas serias y viables, no con la demagogia populista que no da el pan de hoy y garantiza el hambre de mañana. La corrupción se enfrenta con determinación, aplicación de la ley y no con acuerdos en cárceles para concederle beneficios a los delincuentes que han robado los recursos de los colombianos.
Tomemos la mejor decisión y no dejemos perder nuestra patria ni la libertad.