La tecnología V2G (Vehicle to Grid), basada en la gestión de la carga bidireccional, transforma los coches eléctricos en grandes baterías móviles con ruedas que interactúan inteligentemente con la red. Este sistema innovador está calando en los principales fabricantes de autos del mundo porque presenta muchas ventajas. Entre ellas, puede ayudar a reducir el uso de fuentes no renovables en un 74% para 2040.
Los vehículos provistos de esa tecnología extraen energía para recargar durante períodos de menor consumo. Y devuelven la energía a la red cuando la demanda es alta, ayudando a equilibrar la oferta y la demanda y a evitar apagones. En otras palabras, proporcionan servicios que permiten flexibilizar la red para aumentar la estabilidad y la seguridad.
Un vehículo normal puede estar parado más del 90% de vida. Los sistemas V2G permiten que ese tiempo pueda ser utilizado para mejorar la red, o bien la vivienda privada del usuario. Logrando ahorrar enormes costes de una batería de respaldo, que en la actualidad, tienen que su uso se popularice en las viviendas.
Hasta los momentos un coche parado no aportaba nada al usuario. Pero con la V2G, un coche detenido puede ser una oportunidad de contribuir al equilibrio de la red eléctrica. O, un elemento que ayuda a almacenar la energía renovable, que no puede ser utilizada en un momento determinado del día por falta de demanda.
En la actualidad se estima que hay en las carreteras del mundo unos 10 millones de coches eléctricos, que suponen en torno a los 296 GWh de capacidad en su conjunto. A esto se pueden sumar los 98 GWh de los autobuses eléctricos. Y estas son muchas baterías, sobre todo si las comparamos con los 36 GWh de baterías estacionarias que trabajan dando respaldo a las redes de distribución eléctricas en el mundo.
Ventajas para los coches eléctricos al usar V2G
Los fabricantes de coches se suman cada día más a la tecnología V2G. Por ejemplo, Volkswagen ha confirmado que todos los coches eléctricos que fabrique a partir del 2022 sobre la plataforma MEB incorporarán la tecnología de carga bidireccional V2G. El resto de las marcas del grupo, Audi, Skoda, Seat y Cupra, también podrán contar con esta posibilidad.
La tecnología V2G se puede encontrar en algunos modelos eléctricos desde hace años. El sistema ha sido explorado e implementado por fabricantes japoneses como Honda o Nissan. Igualmente lo incluirá el Sono Sion, un coche con tecnología solar que no podía olvidarse de ella, o el futuro Ioniq 5, que la implementará.
Un estudio de Bloomberg Energy sobre los sistemas V2G revela importantes hallazgos. Si la mitad de los coches de Alemania fueran eléctricos, y cada uno entregara a la red 10 kWh por día, se podrían reducir las necesidades de electricidad procedente de las fuentes con combustibles fósiles un 74% para 2040. Siempre cargándose con energías renovables y descargándose durante tiempos de alta generación de combustibles fósiles.
Señala la investigación que se trata de una cifra pequeña, ya que con 10 kWh un vehículo apenas puede recorrer entre 60 y 80 kilómetros según el modelo. Una cantidad que puede recuperar en apenas una hora con una toma de 11 kW. En unas dos horas con una toma doméstica de 5 kW, o mucho más rápido si se tiene a mano una estación de carga rápida.
Desde la plataforma especializada en economía y finanzas, advierten que incluso con cifras mucho más pequeñas se observan logros. Con apenas 2 kWh por día y vehículo, se podría facilitar de forma muy importante la integración de más producción de fuentes como la eólica y la solar.
Degradación acelerada y altos costes
La tecnología V2G para los coches eléctricos también presenta algunas críticas o más bien, resulta poco atractivo. Por ahora este sistema no ha sido considerado un extra que pudiera influir en la intención de compra.
En algunas ocasiones se ha considerado una característica negativa puesto que su uso acelera los ciclos de descarga y descarga de la batería. Por lo tanto puede aumentar su degradación.
Elton Musk elaboró algunos argumentos para no integrarla en sus vehículos eléctricos. Se refirió justamente al potencial de degradación acelerada de la batería. Sin embargo, la ingeniería inversa ha detectado que el Model 3 ya está montando un cargador bidireccional que aprovecharía la capacidad de sus baterías y el ecosistema eléctrico que rodea su oferta de productos.
Otra barrera que frena en estos momentos la aplicación masiva de esta tecnología es el elevado coste de los equipos. Algo normal en nuevas soluciones que necesitan desarrollarse comercialmente y alcanzar una economía de escala que rebaje los precios de fabricación. Algo que no parece un problema que pueda lograrse a corto plazo.
Asimismo está la cuestión de que los coches sean compatibles con la tecnología. Algo que no parece tampoco un problema ya que incluso modelos que no sabíamos que estaban preparados, como el Tesla Model 3, ya viene listo para usar esta tecnología.
Lee también: