Conforme a las normas europeas definidas en 2018 sobre gestión y reciclado de residuos, Coca-Cola invierte 180 millones de euros en innovar sus tradicionales botellas. La propuesta es hacer envases para que sean cada vez más sostenibles y reducir la huella ambiental.
Coca-Cola sigue siendo el refresco más consumido en el mundo. Cada día se venden 190 millones de unidades en más de 200 países. La aceptación coloca a la compañía en el número uno del ranking más importante del sector y que elabora Brand Finance.
Ser la compañía que vende el refresco más consumido del mundo, significa también que es la que más residuos plásticos genera. En 2019 Coca-Cola Company reveló por primera vez la cantidad de envases de plástico que produce de manera anual. Unas 3 millones de toneladas, el equivalente a 200.000 botellas por minuto.
Le siguen la Nestlé, con 1,7 millones de toneladas de envases de plástico, las 610.000 de Unilever y las 750.000 de Danone. En cifras absolutas, el mayor número de desechos de Coca-Cola lo recogieron en Filipinas (2.804 artículos), Montenegro (1.443) y Vietnam (1.288).
Conscientes del problema ambiental, la multinacional se comprometió a cambiar el material de sus productos. Juan José Litrán, director de la Sustainable Packaging Office de Coca-Cola Iberia se refirió a la ecoinnovación en envases sostenibles, precisamente cuando parecía que la crisis del coronavirus lo había paralizado todo.
Coca-Cola diseña envases sostenibles
Litrán explicó que el objetivo es reducir la presencia de materiales no reciclables. En el marco del plan de economía circular Coca-Cola invierte 180 millones de euros en Europa Occidental para cumplir con la norma europea.
“En Coca-Cola tenemos muy claro que estamos ante una situación que es necesario cambiar y queremos ser parte de la solución. Llevamos años trabajando para lograrlo. Conscientes del impacto que suponen los envases al ambiente trabajamos en la innovación de envases. La intención es que sean cada vez más sostenibles y reducir así su huella ambiental», dijo.
En 2018 la Comunidad Europea marcó unos plazos muy concretos para disminuir el uso de plástico. Para 2025, el 65% de todos los envases deben ser reciclados. El 50%, en el caso del plástico, y el 70% de los vidrios. Mientras que para 2030 este porcentaje se extenderá hasta el 70% en general. El objetivo también es «hacerlos cada vez más ligeros para consumir menos recursos, sin comprometer la seguridad del producto».
Un objetivo ambicioso que requiere que todas las partes implicadas remen en la misma dirección. «Se trata de innovar en materiales, procesos de fabricación y gestión de residuos», agregó.
Un caso extremo es la primera botella de papel biológica y reciclable del mundo, en desarrollo desde el año pasado por la startup Paboco Pioneer Community, en la que participa también Coca-Cola. Utilizará papel 100% reciclable para desarrollar resistencia y estructura en el envase. La clave es la creación de una barrera única para cada producto (para evitar que se moje y se rompa el papel), lo que permitirá reciclar la botella separando el papel y dicha barrera.
“Nuestra apuesta es por la economía circular. El compromiso de Coca-Cola es utilizar envases cada vez más sostenibles. Apoyándonos en el ecodiseño y asegurando la calidad y seguridad alimentaria del producto y la reducción del impacto en la sociedad”, concluyó.
Lee también: