Las autoridades de Venecia cobraron a los turistas una entrada para acceder al casco histórico de la imponente ciudad con el fin de achicar el volumen de visitantes y poner orden a su cotidianidad. Concluido el programa piloto, efectivo durante cuatro meses, el resultado es económicamente muy halagador pero, lejos de reducir el impresionante número viajeros, se elevó.
Su particularidad geográfica, su milenaria historia y su riquísimo patrimonio monumental y artístico, han hecho de Venecia uno de los destinos turísticos más impactantes y populares del mundo. Esa mágica región de Véneto recibe de 15 millones a 20 millones de visitantes al año.
La iniciativa llevaba tiempo en el aire y, tras mucha polémica, entró en vigor de forma limitada a 29 días al año, coincidiendo los días de mayor afluencia con festividades y puentes. El pago de 5 euros tiene como objetivo disuadir a los excursionistas de abarrotar la ciudad con viajes de un día. El alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro dijo en su oportunidad, que “es el primer paso de un proceso que regula el acceso de visitantes diarios. Un experimento que pretende mejorar la habitabilidad de la ciudad, de quienes viven en ella y de quienes trabajan en ella”.
El nuevo sistema inició el 25 de abril de 2024 y concluyó el 14 de julio con una recaudación de más de 2 millones de euros. Las autoridades están decididas a ampliar la tasa, pero los opositores calificaron el experimento de fracaso.
Varias docenas de activistas se reunieron frente a la estación de tren de Santa Lucía, que da a un canal repleto de gente, para protestar contra la tasa de 5 euros, que no ha disuadido a los visitantes de llegar en los días punta, como se había previsto.
El cobro de entrada a Venecia abrió más sus puertas
Giovanni Andrea Martini, concejal de la oposición se manifestó en contra del cobro de entrada a los turistas que visitan Venecia. «La multa es un fracaso, como demuestran los datos municipales», comentó.
En los 11 primeros días del período de prueba se registró una media de 75.000 visitantes. Martini dijo que eso es 10.000 más cada día que en tres días festivos indicativos en 2023. Citó cifras proporcionadas por la ciudad basadas en datos de teléfonos móviles.
El programa piloto, retrasado por la pandemia, fue anunciado por los estados miembros de la UNESCO cuando decidieron no aceptar una recomendación de incluir a la ciudad en su lista de sitios del patrimonio mundial en peligro. La voluminosa población de Venecia, unido a la masiva asistencia de turistas, desgastan los lugares históricos y no hay espacios ni tiempo para hacerles mantenimiento.
En los últimos dos meses y medio, casi 450.000 turistas han pagado el impuesto, generando ingresos de unos 2,2 millones de euros, según cálculos de AP basados en datos proporcionados por la ciudad. Las autoridades dijeron que el dinero se utilizaría para servicios esenciales, que cuestan más en una ciudad atravesada por canales. Incluida la recogida de basura, conservación y preservación.
El impuesto no se aplicó a las personas que se alojan en hoteles de Venecia, a quienes ya se les cobra un impuesto de alojamiento. También se aplicaron exenciones a menores de 14 años, residentes en la región, estudiantes, trabajadores y personas que visitan a familiares, entre otros.
Choque de opiniones y decisiones
El máximo responsable de turismo de la ciudad, Simone Venturini, señaló que el impuesto se mantendrá y se reforzará. Incluso se está considerando una propuesta para duplicar la tarifa a 10 euros para el próximo año, dijo un portavoz de la ciudad.
Los funcionarios prometieron elevadas multas para los infractores. Pero al final no se impusieron durante los controles en los puntos de entrada, que variaron desde un mínimo de 8.500 hasta un máximo de 20.800 por día durante el período. Los funcionarios argumentaron que eso se debe a que querían un lanzamiento suave. Los críticos sostuvieron que resultó en una tendencia a la baja en los pagos, ya que los visitantes entendieron que no había ningún riesgo al evitar el pago.
Quienes se oponen al plan dijeron que no logró hacer que la ciudad fuera más habitable para los residentes, como se esperaba. Con las estrechas aceras y los taxis acuáticos tan abarrotados como siempre.
Los opositores quieren políticas que fomenten la repoblación del centro histórico de Venecia, que ha estado perdiendo residentes hacia el continente más conveniente durante décadas. Incluida la imposición de límites a los alquileres a corto plazo.
Actualmente hay más plazas para turistas en el centro histórico canalizado que residentes oficiales, cuyo número se sitúa en un mínimo histórico de 50.000. “Querer subir esto a 10 euros es absolutamente inútil. Esto convierte a Venecia en un museo”, afirmó Martini, el concejal de la ciudad.
Control de ciudadanos
Muchas de las pancartas en la protesta también indicaban una creciente preocupación por el sistema de vigilancia electrónica y por video que la ciudad introdujo en 2020 para monitorear los datos de los teléfonos celulares de las personas que llegan a la ciudad, que es la columna vertebral del sistema para controlar el turismo.
Los carteles incluían advertencias sobre el uso de datos personales y la falta de privacidad de los datos. «El billete de acceso es una gran distracción para los medios de comunicación, que sólo hablan de estos 5 euros, que se convertirán en 10 euros el próximo año», dijo Giovanni Di Vito, un residente de Venecia activo en la campaña contra el impuesto turístico. «Pero nadie se centra en el sistema de vigilancia y control de los ciudadanos».