Por Cambio16
26/01/2018
Aún no ha empezado la campaña electoral en Venezuela y ya el CNE de Venezuela excluye a dos partidos opositores. Y se tratan de dos de los más importantes: Voluntad Popular (VP) y la Mesa de Unidad Democrática (MUD).
En la noche de este jueves (hora venezolana) se produjeron dos decisiones en contra de estos partidos. El primero (VP), según el CNE, se «autocanceló» por «no validarse oportunamente» como partido político. Entretanto, el segundo ha quedado inhabilitado por decisión de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia.
En su decisión, el Supremo venezolano -de franca tendencia oficialista- ordenó la exclusión de la MUD del proceso. Su argumento ha sido la «doble militancia», ya que esta coalición está conformada por partidos ya validados.
Pero, horas antes, la rectora del CNE, Tania D’ Amelio, informó que los opositores no podrían validar su tarjeta. La razón esgrimida fue una supuesta querella penal que pesa sobre la coalición.
Con este escenario, sólo los partidos Un Nuevo Tiempo y Avanzada Progresista podrían participar para enfrentar a Maduro. En términos llanos, las opciones opositoras se reducirían a los opositores Henry Ramos Allup, Henry Falcón y el candidato que decida Un Nuevo Tiempo, sin contar los posibles independientes.
Cabe destacar que las formaciones Primero Justicia y Voluntad Popular ya habían anunciado que no validarían su tarjeta. Por esta razón habían llamado a los venezolanos a renovar la de la MUD.
El régimen excluye a dos partidos opositores. ¿Qué más esperar?
Pero no sólo el CNE excluye a dos partidos opositores. Además, por decisión del Supremo, anula el proceso de validación de partidos que había convocado el pasado 17 de enero.
Dicha validación debía tener lugar este 27 y 28 de enero.
Estos movimientos que excluye a dos partidos opositores de participar en las elecciones refleja una estrategia clara. Maduro quiere anular toda oposición incómoda y sólo enfrentar a quien él quiera. El «juego democrático», a su manera.
Su estrategia es clara: inhabilitar líderes populares para neutralizar cualquier «sorpresa» que pueda atentar con su reelección. Ya lo alertabamos en diciembre, cuando la «ala dura» del madurismo comenzó a desvelar sus propósitos de radicalizar los escenarios de control.
La decisión que excluye a dos partidos opositores no hace sino confirmar dos cosas. El cómo operan el Supremo venezolano y el CNE como brazos ejecutores del régimen y la necesidad de acciones internacionales pues la solución a la crisis venezolana parece que, lamentablemente, no pasará por las urnas.