Por Iñigo Aduriz
21/12/2017
Los catalanes han hablado y han dibujado un mapa político más polarizado e inestable que nunca. Con 37 escaños y un porcentaje superior al 25% de los votos, Ciudadanos ha sido el claro ganador de la jornada del 21-D. La candidatura de Inés Arrimadas ha vencido tanto en escaños como en votos. Y supera todas sus expectativas al hacerse con 12 representantes más que hace dos años. Pero difícilmente podrá gobernar dado que las fuerzas constitucionalistas no suman para poder formar gobierno ni investir al futuro president de la Generalitat.
Y es que a pesar de la aplicación del artículo 155, de la fallida declaración unilateral de independencia que forzó al Gobierno a aplicarlo y de la delicada situación económica en la que se ha instalado Cataluña a raíz del procés, las fuerzas independentistas vuelven a lograr la mayoría absoluta.
La suma de Junts per Catalunya (34), ERC (32) y la CUP (4) alcanza los 70 escaños, dos por encima de esa mayoría absoluta, mientras la unión de Ciudadanos (36), PSC (17), Catalunya En Comú-Podem (8) y PP (3) apenas alcanza los 65. Los no independentistas ganan, no obstante, en votos, al bloque secesionista.
Los ciudadanos han revalidado la trayectoria de un expresident, Carles Puigdemont, huido de la Justicia. Porque su partido ha dado la sorpresa al situarse como la fuerza independentista más votada, por encima de ERC, que partía como uno de los favoritos de estos comicios. Logra 34 diputados y cerca del 22% de los apoyos. Se da así la paradoja de que el candidato con más opciones de ser investido en el futuro Parlament será detenido nada más pisar suelo español.
Resultados en Cataluña
Decepción para ERC
Le siguen los republicanos liderados por Oriol Junqueras, único cabeza de lista que está en prisión. ERC no ha logrado capitalizar del todo el voto independentista al quedarse con 32 escaños y en torno al 21% de los sufragios. La formación pasa este 21-D de soñar con la posibilidad de hacerse con el Govern de la Generalitat a verse forzado a hacer president a Puigdemont. Y eso que se negó a conformar una candidatura conjunta como la que formaron en 2015.
También se han enfriado las pretensiones del líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta. Este 21-D el PSC mejora levemente su resultado respecto a las elecciones de 2015. Pero se sitúa como cuarta fuerza política, con 17 escaños y menos del 14% de los apoyos, por lo que las posibilidades de que su primer secretario se convierta en president son prácticamente nulas. Y es que ni siquiera lo lograría con la reedición de un hipotético tripartito de izquierdas que sumara a los socialistas con ERC y Catalunya En Comú-Podem.
Precisamente esta última es una de las fuerza que encaja una pérdida de apoyo si se compara con el que obtuvo hace dos años. La candidatura en la que se integra Podemos logra 8 representantes, tres menos que los que obtuvo en 2015 y se sitúa por encima del 7% de los votos. Su indefinición entre independencia y constitucionalismo no le ha beneficiado, y ni siquiera se presenta como una fuerza decisiva a la hora de formar gobierno dada la mayoría absoluta del independentismo.
Fuerte derrota para el PP
Los mayores fracasos se dan en la CUP y el PP. Los antisistema pierden más de la mitad del respaldo electoral que obtuvieron en 2015, previsiblemente por el trasvase de votos al resto de fuerzas independentistas. Este 21-D han logrado solo cuatro escaños, seis menos que los sostenidos hace dos años y los mismos que obtienen los populares.
El PP es el gran derrotado de la jornada. Y la lectura de los resultados va más allá del ámbito estrictamente catalán. Porque es su máximo presidente nacional, el también jefe del Gobierno español Mariano Rajoy, quien aplicó el artículo 155 para intervenir la autonomía catalana. Y quien, en definitiva, convocó las elecciones de este jueves. El varapalo para la candidatura de Xavier García-Albiol no tiene paliativos. El PP ni siquiera podrá formar un grupo parlamentario propio ya que se queda con tan solo cuatro escaños –son necesarios cinco– y se consolida como una fuerza residual en Cataluña.
Semanas de negociaciones
Quien pensara que estas elecciones del 21-D iban a apaciguar el agitado clima político catalán de los últimos meses estaba profundamente equivocado. Se avecinan semanas de negociaciones en una Cataluña más polarizada y dividida que nunca que, sin embargo, necesita de un Ejecutivo fuerte que se ocupe de las necesidades de la ciudadanía.