Por Iñigo Aduriz
ACTUALIZADO 20/12/2015
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- ¿A quién está beneficiando o perjudicando la campaña electoral?
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El pasado día 4 la pegada de carteles daba el pistoletazo de salida a una campaña electoral que comenzaba marcada por la encuesta preelectoral del CIS y la euforia de Ciudadanos que, según ese estudio, podía convertirse en el segundo partido del país y resultar determinante en la gobernabilidad de los próximos cuatro años. 14 días después, la campaña más plural de los últimos 30 años, y la que puede resultar más decisiva ante la imprevisibilidad del resultado, concluye con un panorama bien diferente para el partido de Albert Rivera, al que los últimos sondeos relegan ya a cuarta fuerza por detrás de PP, PSOE y Podemos.
Estas dos últimas semanas han perjudicado especialmente a la formación naranja, cuyas propuestas y posicionamientos han acabado por desdibujar su perfil más centrista. Este mismo viernes, el presidente del partido reconocía por primera vez que en el caso de que el PP sea el más votado preferirá abstenerse y ayudar a la investidura de Mariano Rajoy, antes que contribuir a una coalición por el cambio con el PSOE y Podemos. El propio The Economist, semanario ultraliberal británico, recomendaba votar a Ciudadanos por ser ésta la fuerza que, según la publicación, podría profundizar en los recortes y las reformas económicas en mejor medida incluso que el PP.
Pero lo que realmente ha dañado al partido de Albert Rivera han sido sus propuestas sobre la violencia machista, su negación de la discriminación por género y algunas declaraciones en ese sentido manifestadas por algunos de sus líderes territoriales. El punto de inflexión tuvo lugar el pasado día 9, cuando durante el debate a nueve que organizó RTVE la representante de Ciudadanos, la número tres por Madrid, Marta Rivera de la Cruz, equiparó la violencia de género con cualquier otro tipo de violencia en el entorno familiar. «Es tan grave que un hijo vea cómo su padre mata a su madre que vea cómo su madre mata a su padre», aseguró. Ese mismo día trascendió que, en su programa, la formación naranja planteaba eliminar el agravante por violencia machista a los maltratadores.
La «remontada»
Desde entonces los sondeos han dejado de ser tan favorables para Ciudadanos, si bien no deja de ser un éxito rotundo que, en sus primeras elecciones generales, la formación pueda quedar entre los cuatro partidos preferidos por los españoles. Con el 15,9% de los apoyos, la última encuesta publicada por El Periòdic d’Andorra sitúa así al partido de Rivera por detrás de populares, socialistas y Podemos.
Por contra, la otra fuerza emergente, Podemos, se ha visto claramente beneficiada por la campaña electoral. El mensaje de la «remontada» ha calado entre los simpatizantes de la formación morada, a la que han ayudado especialmente los debates electorales. Principalmente han sido dos los cara a cara en los que el candidato del partido, Pablo Iglesias, ha obtenido un mejor resultado según sus propios acólitos: el previo a la campaña que organizó El País, y el debate a cuatro promovido por Atresmedia que enfrentó a los candidatos de Podemos, Ciudadanos y PSOE con la vicepresidenta del Gobierno y número dos del PP por Madrid, Soraya Sáenz de Santamaría.
Podemos ha dirigido sus críticas a su principal rival, el PSOE, moderando su discurso y presentándose como la garantía progresista frente a las contradicciones que, según el partido de Iglesias, han caracterizado los gobiernos socialistas. Ninguna encuesta reciente ha situado a la formación morada como primer partido como sí contemplaban estudios demoscópicos hechos públicos en 2014. Pero sí marcan una tendencia al alza que da pie a pensar en esa «remontada». El jueves Rajoy llegó a asegurar que su partido maneja encuestas en las que Podemos es segundo.
El futuro del PSOE
Quienes más altibajos han sufrido a lo largo de la campaña han sido los socialistas. El equipo de Pedro Sánehez comenzó el día 4 padeciendo la resaca del CIS, un barómetro que nunca se creyeron los miembros del aún principal partido de la oposición, ya que situó a Ciudadanos pisándoles los talones. El líder del PSOE se juega su futuro político en estas elecciones, sobre todo por la existencia de una oposición interna aún silenciosa que espera que cualquier revés electoral argumente su cuestionamiento al liderazgo del madrileño.
El partido encaja sucesivas derrotas electorales, si bien las elecciones municipales y autonómicas le dieron un respiro al recuperar, gracias a los acuerdos con otras fuerzas, gran parte de su poder territorial. En una formación acostumbrada al desánimo, cualquier impulso supone una eventual revitalización. Así sucedió tras el cara a cara que protagonizaron Sánchez y Rajoy el lunes. El dirigente socialista atizó al popular por la corrupción, y éste último recurrió al insulto al sentirse acorralado por las alusiones del líder del PSOE a los casos Bárcenas o Gürtel. Las últimas encuestas consolidan su segunda posición en el nuevo Parlamento, si bien complican sus opciones de gobierno, para el que tendrían que contar con Ciudadanos o con Podemos, Unidad Popular-IU e incluso algunas fuerzas nacionalistas.
El ‘batacazo’ del PP
El PP, el partido que se ha mantenido más estable durante toda la campaña, agota sus últimos cartuchos precisamente tratando de dañar a los socialistas. Rajoy resucitaba este jueves el fantasma de la gran coalición que el año pasado hundió a la fuerza a la que entonces dirigía Alfredo Pérez Rubalcaba. Los populares ganarán previsiblemente las elecciones, y así lo han dicho todas las encuestas. Pero está por ver si el aún presidente del Gobierno –que aún recuerda el puñetazo que un menor le propinó en las calles de Pontevedra– podrá volver a La Moncloa. Dependerá de los apoyos de otros partidos porque, realmente, es el que padecerá un mayor batacazo al perder varias decenas de escaños por culpa del desgaste del poder y las políticas de los recortes que han multiplicado la brecha de la desigualdad en España.
Unidad Popular, la coalición que controla Izquierda Unida, se ha quedado en un segundo plano, por primera vez en años, durante esta campaña electoral. La decisión de esta formación y de Podemos de no concurrir juntos a las urnas podría restar a la izquierda unos 40 escaños, según reconocía el propio candidato, Alberto Garzón, en una entrevista en el último número de Cambio16. La irrupción de las nuevas fuerzas podría ser letal para la coalición, que ha mantenido una campaña especialmente activa en las redes sociales, y en la que han jugado un papel determinante los actos callejeros. Pero ante el complicado escenario postelectoral que plantean las encuestas, IU también podría ser decisivo en la formación de mayorías.