Los médicos y nutricionistas recomiendan buenos hábitos alimenticios desde la infancia, para abrir el camino de una adultez sana. Pero, a pesar de los esfuerzos desde el hogar, la escuela e incluso, los gobiernos, por reducir este índice, la obesidad crece en el mundo. A la par, surgen métodos cada vez más sofisticados para atender a esos pacientes, uno de ellos es la cirugía robótica. ¿Acaso es la solución?
La Organización Mundial de la Salud señala que desde 1975 la obesidad casi se ha triplicado y la tendencia es que siga en aumento. Para definir esta escalada que afecta la salud, la entidad ha acuñado el término ‘Globesity’ o Globesidad (obesidad global)
En 2016, más de la mitad de los adultos entre 35 y 60 años tenía un problema de peso; el 13% de obesidad y el 39% presentaba sobrepeso, más frecuente en hombres que en mujeres. En España, el 37% de la población adulta presentaba en 2017 sobrepeso y el 17% obesidad. Mientras que el 10% de los niños entre 5 y 18 años tenían obesidad.
A nivel global, el número de lactantes e infantes (0 a 5 años) que padecen sobrepeso u obesidad pasó de 32 millones en 1990 a 42 millones en 2013. Se estima que si la tendencia continúa, el número de lactantes y niños pequeños con sobrepeso aumentará a 70 millones para 2025. Los países con altos indicadores de obesidad infantil son Grecia, Italia, Nueva Zelanda, Eslovenia, EE UU, México, España, Canadá.
¿Qué hacer frente a alteración nutricional? Algunos gobiernos han prohibido el expendio de alimentos con altos contenidos de grasas y azúcares en las escuelas y promocionan una mayor actividad física.
Obesidad en el mundo
La OMS define sobrepeso y obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa. Para clasificarla se utiliza el índice de masa corporal (IMC), que asocia el peso con la estatura del individuo. Así, un IMC de 18,5-25 kg/m2 se considera un peso saludable para un adulto. Un IMC de entre 25 y 30 se considera sobrepeso. Un IMC de entre 30 y 40 se considera obesidad y un IMC superior o igual a 40, obesidad mórbida.
«La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. Por eso, es importante prevenirla desde la infancia, cuidando que la dieta sea variada y equilibrada. Y fomentando la práctica de ejercicio físico, que es fundamental y marca la diferencia entre pacientes”, afirma Antonio López Useros a Redacción Médica. Él es cirujano y experto en Cirugía Bariátrica Robótica del Hospital Marqués de Valdecilla, en Santander.
Existen dietas específicas que combinadas con ejercicio pueden ayudar a disminuir la obesidad creciente en el mundo. Pero si fracasa reiteradamente y está comprometida la salud de la persona, existen otras opciones. Una de ellas es el bypass gástrico y otras cirugías de pérdida de peso (conocidas colectivamente como cirugía bariátrica).
Implican hacer cambios en el sistema digestivo para ayudar a perder peso. La cirugía bariátrica se realiza cuando la dieta y el ejercicio no han funcionado o cuando hay problemas graves de salud debido al peso. Algunos procedimientos limitan la cantidad que puede comer. Otros funcionan reduciendo la capacidad del cuerpo para absorber nutrientes. Algunos procedimientos hacen ambas cosas.
Aunque la cirugía bariátrica puede ofrecer muchos beneficios, todas las formas de estas cirugías presentar riesgos y efectos secundarios graves.
Cirugía robótica menos invasiva
Para atender los casos en expansión de obesidad en el mundo, existen alternativas quirúrgicas. En función del tipo de restricción y del grado de malabsorción se clasifican las técnicas quirúrgicas en restrictivas, como la gastrectomía vertical o la banda gástrica. Mixtas, como el Bypass gástrico en Y de Roux y el Bypass gástrico de una anastomosis (BAGUA). Y malabsortiva, como la Derivación biliopancreática, el Cruce duodenal y el SADI´s (Bypass duodenoileal en una anastomosis con gastrectomía vertical).
Son técnicas quirúrgicas se realizan por laparoscopia. Sin embargo, la más novedosa para abordar la obesidad mórbida es la cirugía robótica. Una cirugía mínimamente invasiva en la que el cirujano no opera directamente al paciente. El sistema robótico da Vinci consta de tres elementos. El primero, una consola donde el cirujano maneja virtualmente el instrumental quirúrgico. Tiene una visión en 3D y puede ver con un aumento de hasta 10 veces el órgano a intervenir.
El segundo elemento es el carro del paciente con cuatro brazos móviles e intercambiables. Y el tercero es la torre de visión que permite seguir la intervención al resto del equipo médico. Esta técnica ofrece numerosas ventajas para el paciente, pero también para el cirujano y el sistema sanitario, reseña Redacción Médica.
Para el paciente supone periodos de hospitalización inferiores en comparación con la cirugía tradicional. Las maniobras realizadas por el sistema robótico se reducen a cuatro pequeñas incisiones de menos de un centímetro. Esto se traduce en un menor riesgo de infección, menor sangrado, una recuperación más fácil, menor dolor postoperatorio y mejores resultados estéticos.
López Useros afirma que «las ventajas que ofrece el sistema robótico, no las da otro sistema». Está convencido de que en el futuro solo se empleará la cirugía robótica».