Por Iñigo Aduriz | Fotos: Ángel Santamaría
11/02/2017
(Esta entrevista se publicó en el número 2.333 de Cambio16)
Un intenso olor a vainilla y canela acoge a los visitantes del despacho que la presidenta de la Comunidad de Madrid y líder del PP regional, Cristina Cifuentes (Madrid, 1964) tiene en la vallecana Asamblea madrileña. Quien este fin de semana preside el XVIII Congreso Nacional del PP recibe a Cambio16 rodeada por múltiples fotografías en las que le acompañan distintas personalidades públicas. También varias portadas enmarcadas de casi todos los periódicos, aunque insiste en que la que más le gusta es la que reproduce una de sus frases: “Gobernar es pactar”. Medita antes de hablar sobre su futuro pero, en todas las respuestas, estampa un sello personal. Cifuentes ha defendido en el Congreso la unidad del PP y la capacidad de diálogo del partido frente a la indefinición ideológica y los enfrentamientos en otras fuerzas políticas
¿Cómo está la Comunidad de Madrid y en qué tiene que cambiar en los próximos tres años de su mandato?
Marcha razonablemente bien. Mientras el país crece a un 3,2% nosotros lo hacemos a un 3,4%. Y en el último año hemos creado 92.119 puestos de trabajo. Más del 82% de las personas que están trabajando lo hacen con contratos indefinidos, por lo que es un empleo estable. Estamos en un buen camino. Pero hay que seguir trabajando. La creación de empleo es mi prioridad. También garantizar los servicios públicos.
Ha realizado algunas correcciones o rectificaciones respecto a legislaturas anteriores en las que gobernaba Esperanza Aguirre. Me refiero a asuntos como la corrupción, sobre la que llegó a un acuerdo con Ciudadanos, o al nuevo planteamiento que se ha realizado para gestionar Telemadrid.
Soy del PP y, lógicamente, asumo y comparto muchas de las actuaciones de los gobiernos anteriores. Tanto Alberto Ruiz-Gallardón como Esperanza Aguirre o Ignacio González han transformado la Comunidad de Madrid en positivo: el metro, los grandes hospitales públicos, las infraestructuras… Esa herencia es con la que me quedo. Pero hay cosas que yo prefiero hacer de otra manera. A mí me han elegido los madrileños para solucionar el mayor número posible de problemas. Y eso supone mejorar respecto a mis predecesores y hacer cosas de manera diferente.
¿Ha hecho suficiente el PP de Madrid contra la corrupción, tras verse implicados sus miembros en casos como Gürtel o Púnica?
En general el PP en España ha hecho mucho. Ha sido el último Gobierno el que, por primera vez en la historia, ha legislado al respecto, tomando medidas que, probablemente, si se hubieran adoptado antes habrían evitado algunos casos. En Madrid, tanto desde el PP como desde el Gobierno tenemos tolerancia cero contra la corrupción y hemos puesto el listón mucho más alto que cualquier otro partido. Tenemos un código ético que obliga a nuestros diputados a que, si en algún momento son investigados por algún asunto relacionado con corrupción, se comprometen a dimitir. Además, estamos trabajando de manera incansable en la Comunidad. Hemos presentado proyectos de ley de regeneración democrática y de transparencia, hemos eliminado los aforamientos, aprobado la limitación de mandatos… Vamos a la cabeza de España. Ojalá hicieran lo mismo en otras comunidades como Andalucía, donde ha habido el peor caso de corrupción de toda la historia que ha afectado al PSOE, con más de 700 millones estafados a los parados y con dos presidentes que están con juicio oral abierto.
La corrupción, ¿es un problema estructural de la política como piensan algunos ciudadanos? ¿Qué se puede hacer para erradicarla? Y no me diga que es innata al ser humano.
La inmensa mayoría de las personas somos honradas. A lo largo de mi trayectoria política he conocido a políticos de todos los partidos que trabajan con vocación de servicio público. Ha habido casos que han creado mucha alarma social por la cantidad de dinero defraudado, como el de los EREs de Andalucía, o por la responsabilidad política que tenían los implicados, como el exsecretario general del PP de Madrid [Francisco Granados] que está en prisión preventiva en la cárcel de Estremera. La política no es una actividad corrupta. Hay personas que se corrompen. Afortunadamente, en el año y medio que llevo gobernando no ha habido ni un solo caso de corrupción en mi Ejecutivo. Y si lo hubiera, actuaría con toda la contundencia y de manera inmediata.
Antes le preguntaba por Telemadrid. La cadena tiene un lastre, que es la falta de pluralismo. ¿Se va a hacer algo para solucionarlo?
Creo en la televisión pública plural. Y quiero un modelo que dé información de servicio público, sea viable y donde no quepa la manipulación política. Desgraciadamente, Telemadrid ha sido un campo de experimentación para muchos partidos. Hubo un presidente del Consejo de Administración que era el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista. Nosotros hemos reformado la ley y estamos consiguiendo que haya un Consejo independiente. Hemos establecido, además, una forma de nombramiento del director general que exige que los partidos nos pongamos de acuerdo. La única manera de recuperar la audiencia es haciendo una información de calidad. Por cierto, los informativos han recuperado en la última etapa casi un 30% de la audiencia perdida.
Proliferan las agresiones homófobas en la Comunidad de Madrid. ¿Qué se puede hacer ante estas actitudes?
Es una asignatura pendiente. Pero como ocurrió en su día con la violencia de género lo importante es que aflore. He sido delegada del Gobierno y he conocido este problema también desde el punto de vista policial, y lo principal es que cualquier persona que sufra una agresión homófoba o xenófoba lo denuncie porque, si no, no puede haber un castigo a los responsables.
No se denuncia por miedo.
Por miedo, por humillación o por muchas razones. Indudablemente hay que poner en marcha programas educativos y hay que tener una presencia permanente con los colectivos LGTBI. Estamos dando pasos de gigante en contra de este tipo de agresiones y a favor del colectivo. Hemos aprobado una ley en el Parlamento madrileño de protección frente a la intolerancia que, entre otras muchas cosas, pretende educar en libertad, en tolerancia y acabar con el acoso o con el bullying que sufren algunos niños precisamente por su orientación sexual. También hemos presentado un proyecto de ley contra delitos de odio.
¿Y cómo abordar el acoso escolar, del que también se conocen cada vez más casos?
A través de campañas estamos tratando de concienciar a los ciudadanos de que esto es un problema. Estadísticamente es muy pequeño, pero no importa. Por un solo caso que haya, estamos obligados a actuar para atajarlo. Tenemos un plan completo de actuación y estamos realizando programas formativos en los colegios con los profesores para que aprendan a detectar estas situaciones. También actuamos con niños y niñas para educarles en ese tipo de comportamientos y para enseñarles que cuando ellos ven que se produce acoso a algún compañero tienen que denunciarlo. Y estamos realizando, además, unos tests anónimos que permiten detectar casos de una manera confidencial, que nos van a permitir conocer mejor la situación.
En Centros de Internamiento de Extranjeros (CIEs) como el de Madrid se han denunciado malos tratos. Hay quienes piden su cierre.
El problema de la inmigración es muy complejo.
Le pregunto por la situación de los CIEs y las denuncias de maltrato.
Sí, pero lo voy a poner en contexto. La inmigración es un problema de Europa y, por lo tanto, la política tiene que ser europea. Dicho esto, los CIEs son unos organismos que no dependen ni de las comunidades autónomas ni de los ayuntamientos. Lo hacen directamente del Ministerio del Interior y tienen una naturaleza un poco indeterminada. No son centros de reclusión pero es donde, durante un tiempo, de manera provisional y antes de repatriarles a sus países, se retiene a inmigrantes ilegales que están incumpliendo la Ley de Extranjería.
Le hablaba de los malos tratos.
De este asunto se hace mucha demagogia. Siendo delegada del Gobierno, una de las primeras cosas que hice fue visitar un CIE, y además fui sin avisar. Una vez que me presenté allí no me limité a ver lo que querían enseñarme. Fui a la enfermería y a los comedores, estuve con la gente y me metí en las habitaciones y en los cuartos de baño. Lo que vi fueron unas instalaciones dignas para pasar un periodo de tiempo determinado. Y a unos profesionales, tanto sanitarios como de la propia Policía Nacional, que estaban realizando un trabajo difícil. Pero yo no vi malos tratos. En cualquier caso, estamos en un Estado de Derecho donde el maltrato es incompatible y da lo mismo que sea con una persona legal, ilegal, refugiado o inmigrante. Si hay algún caso de maltrato en una institución oficial lo que tiene que haber es una actuación inmediata de la Justicia.
¿Se siente cómoda con su acuerdo de gobernabilidad con Ciudadanos?
Sí en términos generales. A veces hay momentos de mayor o menor tensión. Tengo un acuerdo de investidura que estoy cumpliendo de una manera muy estricta. A veces es un poco complicado porque me resulta muy sorprendente que, teniendo un acuerdo, en las votaciones que semanalmente y a diario se celebran en la Asamblea de Madrid, Ciudadanos vote junto al PSOE y Podemos contra el PP. Dificulta la gestión. Pero en la vida hay que hacer de la necesidad virtud. Estamos gobernando en minoría y me quedo con el lado positivo. Este acuerdo está permitiendo tener un Gobierno estable que puede llevar proyectos adelante que son buenos para los madrileños.
Respecto al Gobierno de Mariano Rajoy, que también cuenta con un acuerdo de investidura con Ciudadanos, no han tenido que transcurrir más que unos meses para que se vea su debilidad en el Congreso de los Diputados.
A nivel nacional creo que va a ser todavía más complicado porque al Gobierno no le basta solamente con los apoyos de Ciudadanos, sino que para sacar los proyectos adelante necesita a otros partidos. Ciudadanos y el PSOE están haciéndose perdonar su apoyo a la investidura y, probablemente, eso lleva a que, en el día a día, para compensar, voten en contra del Ejecutivo. En España tenemos que cambiar ese chip para acostumbrarnos a gobiernos en minoría. Antes de ganar las elecciones dije una cosa que en ese momento fue muy criticada por algunos, y que fue: ‘Gobernar es pactar’. Creo que es así aunque se tenga mayoría absoluta. Es importante llegar a acuerdos. Hay cosas que nos unen a todos los partidos y me parece que es positivo. Hay que intentarlo y lograr pactos en asuntos de Estado. En la Educación el pacto es imprescindible, también en materia de inmigración, el modelo de Estado, la reforma de la Constitución… Esta situación actual es una buena oportunidad para hacerlo.
Este último año no ha sido precisamente muy fácil llegar a acuerdos. ¿Es de las que cree que la legislatura va a ser corta?
No. El Gobierno de Mariano Rajoy tiene esa voluntad de llegar a acuerdos. Va a ser larga y deseo que sea así porque sería bueno después de dos elecciones en el último año. Necesitamos un Gobierno gobernando y un legislativo legislando. No unuevas elecciones.
¿Dejará el Gobierno central que se echen atrás algunas de las leyes más polémicas de la X Legislatura, como la ‘ley Mordaza’ o la LOMCE, o convocará elecciones?
El Gobierno tiene que gobernar y el legislativo tiene que legislar. Lo que no puede pretender el legislativo es aprobar leyes que vayan en contra de otras que están vigentes, como la Ley General de Presupuestos, y que supongan un aumento descontrolado de los gastos. Más allá de eso, en la vida hay que encontrar ese punto de equilibrio en el cual a un gobierno, sea el que sea, se le permita gobernar, sin quitar que el Parlamento pueda modificar, cambiar o aprobar nuevas leyes en otra materia.
Ahora que se debate sobre los Presupuetsos, ¿qué más se puede recortar para ajustar el déficit como exige Bruselas?
Yo le voy a hablar de la Comunidad de Madrid, que es lo que conozco.
Le pregunto a nivel estatal.
La gestión siempre es complicada y al final uno tiene que priorizar. Este año en el que el objetivo de déficit es complicado y estamos haciendo verdaderos esfuerzos para cumplirlo, [en la Comunidad de Madrid] lo hemos hecho sin tener que acogernos al Fondo de Liquidez Autonómica y sin recortar ni un solo euro en políticas sociales.
A eso me refería. A si usted ve posible que, a nivel estatal, se logre el objetivo de déficit sin recortar en políticas sociales.
Eso lo tiene que decir el presidente Rajoy o el ministro de Hacienda. Nosotros estamos destinando 9 de cada 10 euros a políticas sociales. Y hemos podido hacerlo cumpliendo los objetivos de estabilidad presupuestaria. Hemos recortado un 23% los organismos y empresas públicas, hemos bajado más de un 15% los asesores o los cargos de libre designación… Se trata de fijar cuáles son las prioridades.
¿Debería el señor Rajoy presentarse a un tercer mandato?
Eso es algo que tiene que decidir él. Yo estoy encantada porque ha sido el mejor presidente que ha tenido España hasta el momento. No porque no haya habido buenos anteriormente, que los ha habido, sino porque a él le ha tocado gestionar en el peor momento al coger un país que estaba al borde de ser intervenido. Ha conseguido, en solo cuatro años, que ese Estado prácticamente desahuciado esté a la cabeza de Europa en crecimiento.
¿A usted le gustaría que se volviera a presentar para presidente?
Por supuesto. Si él quiere le he apoyado y le apoyaré. Pero eso lo tiene que decidir él. Y yo no sé si en el acuerdo de investidura que ha firmado con Ciudadanos ha introducido la limitación de mandatos a dos legislaturas. Si es así, eso no sería posible.
Tendría que aplicarse con efectos retroactivos, lo que no queda claro en el acuerdo. En todo caso, ¿de dónde llegará la regeneración al PP?
Todos los partidos tenemos que estar en un proceso de regeneración permanente. No es cosa de decir de repente: ‘hoy vamos a regenerarnos o vamos a refundarnos’. Tenemos que tenerlo interiorizado y dar pasos permanentemente. Estos partidos que dicen ser nuevos, en cuanto empiezan a gobernar tienen actitudes que nada tienen que ver con la nueva política y sí con la vieja.
Muchos ven en usted la regeneración del PP.
Soy una persona más que lo que trata de hacer es trabajar de la mejor manera posible, solucionando los problemas. Yo sí creo que los políticos tenemos que recuperar el pulso de la sociedad y la confianza con los ciudadanos que ven a todos los políticos, también a los nuevos, con tremenda desconfianza. Estamos para servir a los ciudadanos no para servirnos de los ciudadanos.
También es una de las políticas mejor valoradas. ¿Teme defraudar a quienes le aprecian tanto si no da el paso de optar a liderar el partido o presidir el Gobierno próximamente?
Me han elegido para presidir la Comunidad de Madrid que es un reto importantísimo, al que dedico más de 15 horas al día. No me planteo absolutamente nada más allá de ser la presidenta de los madrileños.
¿No le gustaría?
Tuve un accidente muy grave hace tres años y estuve a punto de morir. Desde ese momento me planteo la vida a corto y a medio plazo. Jamás a largo plazo en ningún sentido. En la vida y en el trabajo hay que disfrutar el momento.
No se ve entonces como la primera presidenta del Gobierno de España.
Yo no me veo como nada que no sea presidir la Comunidad de Madrid.
En todo caso, ¿ve posible que haya una presidenta en este país?
Es posible y ocurrirá seguro. ¿Por qué no? ¡Si las mujeres somos la mitad de la población! Aquí hay muchas que ocupamos puestos de representación.
En el PSOE suena el nombre de Susana Díaz.
Y el PP es un partido que no cree en las cuotas sino en el principio de mérito y capacidad. Tenemos una secretaria general que es mujer, una vicepresidenta, tuvimos la primera presidenta de comunidad autónoma, la primera presidenta del Congreso, del Senado… Del PP todas ellas. La primera presidenta del Gobierno llegará, pero no hay que forzarlo. Llegará cuando tenga que llegar. Y en base al principio de mérito y capacidad.
¿Consideraría deseable un pacto similar al de Euskadi para Cataluña?
El PNV y el PSE tienen una tradición ya de haber llegado a acuerdos en diferentes momentos. No es algo novedoso.
Me refería a si ve posible un acuerdo transversal parecido entre fuerzas políticas catalanas.
Tanto en Cataluña como en el País Vasco lo importante es que no se cuestione nuestro modelo de España y, sobre todo, nuestra soberanía nacional. España es una nación. Cualquier decisión que se tenga que tomar sobre si se cambia el modelo territorial debe ser del conjunto de los españoles.
¿Ha hecho lo suficiente el Gobierno para convencer a los catalanes independentistas para que se quieran quedar en España? ¿Usted lo hubiera hecho de otra manera?
No sé cómo lo hubiera hecho porque estamos hablando de uno de los mayores problemas políticos a los que nos hemos enfrentado en los últimos tiempos. Es muy complejo. Lo que es indudable es que el nacionalismo en Cataluña ha ido creciendo y no hemos podido o no hemos sabido frenarlo. Se abre una etapa nueva en la que tiene que haber mucho diálogo para convencer a un buen número de catalanes. No a la mayoría que, como se ha visto en las elecciones, cree en el proyecto de España.
Una mayoría mínima.
Pero es la mayoría de los catalanes, que se sienten catalanes y españoles. Tenemos que entrar en una etapa de diálogo para poder rescatar y convencer a todos de que les queremos en España, les necesitamos y de que ellos nos necesitan a nosotros. A Cataluña le va a ir mucho mejor formando parte de este proyecto común.
¿Cómo ve el triunfo de Donald Trump en EEUU y cómo cree que nos puede afectar?
Es una decisión que hay que respetar porque ha sido tomada por los norteamericanos. España tiene que mantener unas muy buenas relaciones de colaboración. Más allá están las opiniones personales, y yo la mía ya la he dado: el señor Trump no me gusta porque le he escuchado declaraciones que no comparto. También estoy convencida de que a veces se dicen cosas pero luego, a la hora de gobernar, se actúa de otra manera.
Hay una corriente xenófoba mundial. ¿Puede llegar a España?
Afortunadamente no ha ocurrido. Que se cumplieran las expectativas de la señora [Marine] Le Pen sería profundamente negativo para el continente europeo. Este tipo de partidos de ultraderecha, radicales o xenófobos, son en muchas ocasiones también antieuropeos. Y yo creo profundamente en el proyecto europeo. En España existen partidos populistas pero no hay, al menos hasta el momento, o no tienen fuerza, partidos de esas características.
¿Los populismos acabarán con la UE?
Están haciendo bastante daño. En el Reino Unido el país se ha visto abocado al Brexit por la presión de partidos populistas. E indudablemente en Grecia el populismo ha llevado a una situación económica grave y dantesca que tiene consecuencias muy negativas para el resto de Europa. Lo que espero es que el populismo en España no llegue a gobernar. Estamos viendo lo que ha ocurrido en otros países, como en Venezuela. Y eso yo no lo quiero para mi país. Voy a tratar de luchar con todos los mecanismos que nuestra Constitución y la ley nos da para evitar que eso pueda ocurrir.
En cuanto al cambio climático. ¿Ve en riesgo el planeta?
Uno de los grandes retos del mundo es precisamente la cuestión medioambiental. O cuidamos nuestro planeta o no vamos a tener planeta que dejar a las generaciones venideras. Por fortuna creo que el mundo desarrollado está cada vez más concienciado con estas situaciones. No pienso que el cambio climático sea un invento de los chinos. Tenemos un problema real y debemos ser capaces de hacer compatible el crecimiento económico y la industrialización con el desarrollo sostenible. Es algo por lo que no hay que dar ningún paso atrás.