Cientos de civiles han muerto en la ciudad ucraniana de Járkov a causa de los bombardeos indiscriminados de Rusia, que utiliza bombas de racimo —cuyo uso está ampliamente prohibido— y cohetes intrínsecamente poco precisos, denunció Amnistía Internacional.
En el informe, “Anyone can die at any time”: Indiscriminate attacks by Russian forces in Kharkiv, Ukraine, la organización documenta cómo las fuerzas rusas han causado la muerte y la destrucción generalizadas con el bombardeo incesante de barrios residenciales de Járkov desde que comenzó su invasión no provocada.
En la investigación, Amnistía Internacional halló pruebas de que las fuerzas rusas han utilizado de forma reiterada municiones de racimo 9N210 y 9N235, así como minas dispersables, ambas prohibidas por tratados internacionales por sus efectos indiscriminados.
“La población de Járkov se ha enfrentado a incesantes bombardeos en los últimos meses, que han matado y herido a cientos de civiles” declaró Donatella Rovera, asesora general de Amnistía Internacional.
Ataques a la población civil constituyen crímenes de guerra
“Han muerto personas en sus casas y en las calles, en parques y cementerios, mientras hacían cola para recibir ayuda humanitaria o compraban alimentos o medicinas. El uso reiterado de municiones de racimo prohibidas es escandaloso, y una muestra más del absoluto desprecio por las vidas civiles. Las fuerzas rusas responsables de estos terribles ataques deben rendir cuentas por sus acciones, y las víctimas y sus familias deben recibir una reparación completa”, agregó.
El director del departamento médico de la administración militar regional de Járkov contó a Amnistía Internacional que, desde que comenzó el conflicto, en la región de Járkov han muerto 606 civiles y otros 1.248 han resultado heridos. La mayoría de los ataques investigados por Amnistía Internacional causaron muchas víctimas en áreas extensas.
Aunque Rusia no es Estado Parte en la Convención sobre Municiones en Racimo o la Convención sobre la Prohibición de las Minas Antipersonal, el derecho internacional humanitario prohíbe los ataques indiscriminados y el uso de armas que por su naturaleza surtan efectos indiscriminados. Dirigir ataques indiscriminados que causen la muerte o heridas a la población civil constituyen crímenes de guerra.
La población de Járkov se ha enfrentado a incesantes bombardeos indiscriminados en los últimos meses, que han matado y herido a cientos de civiles.
Donatella Rovera, asesora general sobre respuesta a las crisis de Amnistía Internacional
El bombardeo de Járkov, hogar de un millón y medio de personas, comenzó el 24 de febrero, al mismo tiempo que la invasión rusa de Ucrania. Los barrios residenciales del norte y del este de la ciudad han llevado la peor parte .
ATAQUE AL PARQUE INFANTIL
El 15 de abril en la tarde, las fuerzas rusas dispararon municiones de racimo en la calle Myru y sus alrededores, en el barrio de Industrialni. Un total de 9 civiles perdieron la vida y más de 35 resultaron heridos, entre ellos varios menores. Profesionales médicos del Hospital Clínico 25 mostraron los fragmentos metálicos que habían extraído de los cuerpos de pacientes, como los característicos trozos de varillas de acero que contienen las municiones de racimo 9N210 y 9N235.
Tetiana Ahayeva, enfermera de 53 años de edad, se encontraba en la entrada del edificio cuando explotaron varias bombas de racimo. Explicó a Amnistía Internacional. “De repente escuchamos muchos petardos. Vi las bocanadas de humo negro. Nos echamos al suelo e intentamos protegernos. Un chico de 16 años, llamado Artem Shevchenko, murió en el acto. Su padre tenía la cadera destrozada y una herida de metralla en la pierna. Es difícil decir cuánto duraron las explosiones. Un minuto puede parecer eterno”, contó
En un parque infantil cercano, Oksana Litvynyenko, de 41 años, sufrió heridas muy graves. Varias municiones de racimo explotaron mientras paseaba con su marido Ivan y su hija de cuatro años. La metralla penetró en su espalda, pecho y abdomen. Le perforó los pulmones y le dañó la columna vertebral. Murió. El ataque ocurrió a media tarde, mientras las familias se encontraban en el parque infantil con los hijos
El 26 de abril, Ivan dijo a Amnistía Internacional: “De repente, vi un destello […]. Agarré a mi hija, la empujé contra el árbol y lo abracé, para que quedara protegida entre el árbol y mi cuerpo. Había mucho humo y no podía ver nada […]. Luego, cuando el humo que me rodeaba se disipó, vi personas en el suelo […]. Mi mujer Oksana yacía en el suelo. Cuando mi hija vio a su madre en el suelo sobre un charco de sangre, me dijo: ‘Vamos a casa; mamá está muerta y la gente está muerta’. Estaba en estado de shock, y yo también. Nuestro mundo se ha hundido.”
El personal investigador de Amnistía Internacional encontró en el parque infantil las características aletas y las bolas de metal y otros fragmentos de las municiones de racimo 9N210 y 9N235. También eran visibles varios cráteres de pequeñas dimensiones en el suelo de hormigón, que coincidían con los daños esperados por la explosión de tales municiones.
ATAQUE A LA COLA DE AYUDA HUMANITARIA
En total 6 personas murieron y 15 resultaron heridas el 24 de marzo, cuando municiones de racimo impactaron en un aparcamiento cercano a la estación de metro Akademika Pavlova. Cientos de personas hacían cola para recibir ayuda humanitaria.
Valeriia Kolyshkina, dependienta de una tienda de animales próxima al lugar del ataque, dijo que un hombre murió a causa de las explosiones que destruyeron el escaparate de cristal de un comercio cercano. Explicó que el hombre fumaba mientras su mujer compraba comida para mascotas. «La metralla atravesó la ventana delantera, que salió disparada sobre mi cabeza cuando estaba tras el mostrador. Después hubo varias explosiones más. El pánico era total. La tienda estaba llena de gente. Corrimos a cobijarnos al almacén, en la trastienda. Tenía mucho miedo […], pensé que iba a morir», narró
Ruslan, un policía local que presenció el ataque, dijo que fue una situación verdaderamente horrible. «Llovía metralla”, recalcó.
El personal investigador de Amnistía Internacional encontró partes de un cohete Uragan de 220 mm, que lleva 30 submuniciones, todavía incrustadas en un cráter del asfalto. Alrededor de la zona se hallaron también aletas y fragmentos de municiones de racimo 9N210 y 9N235, así como muchos otros cráteres.
Otras municiones de racimo también alcanzaron el tejado de la iglesia de la Santísima Trinidad, a unos 500 metros del lugar. La iglesia sirve de centro de la comunidad en el que los voluntarios preparan paquetes de alimentos y ayuda humanitaria para repartirlos entre las personas con dificultades para acceder a los puntos de distribución, como las personas mayores y las personas con discapacidad o movilidad reducida. El pastor Petro Loboiko y el pastor Serhii Andreiivich mostraron a Amnistía Internacional la metralla de dos municiones de racimo que había penetrado en las paredes y las puertas de la iglesia tras la explosión del tejado.
AMPUTACIÓN DE MIEMBROS
El 12 de marzo por la tarde, Veronica Cherevychko, madre y directora de logística, de 30 años de edad, perdió la pierna derecha cuando un cohete Grad impactó en un parque infantil frente a su casa, en el barrio de Saltivka.
Explicó a Amnistía Internacional: “Estaba sentada en un banco cuando ocurrió la explosión. Recuerdo oír un silbido justo antes. Desperté en el hospital sin la pierna derecha. No me acostumbro, a menudo intento tocarme la pierna, rascarme el pie. No sé qué decir sobre las personas que han hecho esto. Nunca llegaré a entenderlas”.
Tres personas murieron y seis resultaron heridas cuando una serie de municiones de racimo explotaron en el mismo barrio el 26 de abril en la mañana. Olena Sorokina, de 57 años de edad y superviviente de cáncer, perdió las dos piernas en la explosión. Estaba sentada en el exterior de su edificio esperando una entrega de ayuda humanitaria cuando oyó el sonido de un proyectil volando y corrió hacia la entrada del edificio. Se desmayó.
Cuando se despertó en la ambulancia se dio cuenta de que había perdido una pierna. La llevaron al hospital, donde tuvieron que amputarle la otra pierna. Ahora se encuentra en el oeste de Ucrania. Será trasladada a un centro de rehabilitación en otro lugar de Europa. “Después de luchar contra el cáncer, ahora debo librar otra batalla: aprender a valerme sin piernas”, dijo.
Los cohetes no guiados —como los Grad y los Uragan, utilizados habitualmente por las fuerzas rusas— son intrínsecamente imprecisos. Sus efectos son indiscriminados cuando se utilizan en zonas pobladas. Los proyectiles no guiados tienen un margen de error de más de 100 metros. En las zonas residenciales, donde los edificios no distan más que unos pocos metros entre sí, es más que probable que las imprecisiones cuesten vidas civiles y causen destrucción y fuertes daños en las infraestructuras civiles.
Las fuerzas ucranianas, por su parte, lanzan a menudo ataques desde barrios residenciales, poniendo en peligro a la población civil de estas zonas. Esta práctica viola el derecho internacional humanitario, pero no justifica en absoluto los repetidos ataques indiscriminados de las fuerzas rusas.
METODOLOGÍA DE AMNISTÍA INTERNACIONAL
El personal investigador de Amnistía Internacional examinó 41 ataques (en los que murieron al menos 62 personas y resultaron heridas al menos 196) y entrevistó a 160 personas en Járkov durante 14 días en abril y mayo, entre ellas supervivientes de los ataques, familiares de las víctimas, testigos y profesionales médicos que trataron a las personas heridas. El personal investigador de la organización recopiló y analizó pruebas materiales de los lugares de ataque, especialmente fragmentos de munición, así como una variedad de materiales digitales.
Encontrarán toda la documentación de Amnistía Internacional en curso sobre violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario cometidas durante la guerra en Ucrania aquí.