Aunque su hábitat natural son las zonas terrestres de bosques y sabanas tropicales, una manada llama la atención de todo un país, por asentarse en unas particulares tierras. Más refinadas y de mayores comodidades. Alrededor de unos 400 capibaras, carpinchos o chigüires, como quiera llamárseles, viven en una urbanización de clase alta al norte de Buenos Aires. Los roedores más grandes del mundo. En Nordelta transcurren sus horas con los adinerados lugareños y sus rutinas citadinas. Con coches y señalizaciones. En medio de cariños y mimos, pero también del repudio de algunos en la comunidad.
Estos carpinchos son los roedores vivientes de mayor tamaño y peso del mundo. Están esparcidos por Centro y Suramérica. Su nombre científico hydrochaeris, viene del griego y quiere decir “cerdo de agua”. Dependiendo de la región su nombre va cambiando. En guaraní se les dice capibara, que significa “señor del pasto”. Y en los llanos de Venezuela y Colombia se les conoce como chigüires. También los llaman perro coco, por su pelaje; piro piro y ñeque en México o Bolivia.
A estos apacibles y algo tímidos animales se les ve pasear por las calles de ese barrio, rodeados de canchas de tesis y de golf. En una tensa relación hombre-animal, que ha despertado opiniones. Y se ha convertido en tendencia en el país por varios días. Usuarios de Twitter han desatado un debate de controvertidos pareceres y se preguntan quién invadió a quién.
Según el diario Clarín, hoy hay 17 % más capibaras que en 2020. Este aumento ha alarmado a los 40 mil pobladores del Nordelta. Señalan estar preocupados por la alteración de su cotidianidad. Por el bienestar de sus jardines y por los gastos de manutención que seguramente serán más altos. Mientras tanto, los roedores de mirada taciturna se meten a las albercas privadas y pastan en las hectáreas más costosas de Argentina.
Capibaras en un barrio chic de Buenos Aires
Del debate por las redes sociales, se sumaron algunas autoridades locales y regionales e incluso, externas. Iñigo Errejón, diputado español por Mas País, dijo que “cuando los pueblos agotan su paciencia, hacen tronar los carpinchos”, uniéndose a las voces de grupos ambientalistas.
La revista National Geographic se hizo eco de algunas prácticas de los vecinos de Nordelta. Desde la extensión de rejas o barrotes paralelos para proteger sus fincas hasta amenazas con disparos para ahuyentar a estos grandes roedores.
Señala que las casas de esta ciudad-pueblo pueden estar tasadas hasta en 6 millones de dólares. Nordelta fue construida en uno de los humedales del río Paraná, uno de los más septentrionales de Argentina. Después del Amazonas, es el caudal más importante de América Latina. Como tal, es hogar de una amplia diversidad de animales de ecosistemas húmedos, que subsisten de los recursos disponibles desde hace millones de años.
En el año 2000, sin embargo, el megaproyecto de construcción de este barrio de clase alta vino a cambiar el panorama, puntualiza la publicación. Campos de fútbol y golf, centros educativos exclusivos y al menos 31 barrios nuevos se han construido a lo largo de 21 años. En los 16 kilómetros cuadrados que comprende Nordelta.
“Antes desplazados por el desarrollo urbanístico exclusivo e irresponsable, los capibaras están retomando el territorio que perdieron hace más de dos décadas. Aunque los vecinos enardecidos del Nordelta intenten erradicarlos, tienen la presión de la mirada del mundo”, añade.
National Geographic anticipa que queda claro que quienes invaden el territorio no son las especies que habitan los humedales. Por el contrario, la responsabilidad recae en el desarrollo urbano irresponsable en un entorno natural ajeno a nuestra especie.
Piden reducir la población de capibaras
Los capibaras en el barrio chic de Buenos Aires han sido motivo de viñetas, chistes y de una animación de los Simpsons.
Las redes sociales se colmaron de memes que posicionaron a los roedores en tendencia número 1 en Twitter e incluso con réplicas de la Embajada de Japón. «¡En Japón amamos a los carpinchos! Estos hermosos roedores que están siendo tendencia son muy queridos en todas las regiones y hasta tienen su propio anime y se bañan en los onsen (aguas termales). Te contamos algunas curiosidades de su vida», apunta el hilo publicado desde la cuenta oficial de la misión nipona en Argentina.
Sin embargo, el debate es claro y oscuro. Un texto firmado por la Comisión pro equilibrio carpinchos Nordelta sostiene que no buscan “la erradicación total” de esos animalillos. Pero, “nuestro pedido concreto es retrotraer la cantidad de carpinchos a los que había cuatro o cinco años atrás por traslado a otras reservas naturales”. Dicen que lo aman, pero bien lejos.
Tras el comunicado, la Dirección de Flora y Fauna de la Provincia de Buenos Aires, emitió una resolución en relación a la propuesta de la Comisión. «Dada la evidencia indirecta y directa recabada durante la visita técnica, se determina que el perjuicio ocasionado por la interacción de los carpinchos con los habitantes del complejo se enmarca dentro de la categoría grave», señaló.
La Asociación Lucha por la Integridad Social y el Derecho Animal denunció que “con inédita rapidez y sin consultar con los vecinos” la Dirección Provincial de Flora y Fauna dispuso la reubicación de los carpinchos.
En ese sentido, la agrupación recoge firmas para evitar esa acción se alargue. Resulta un atropello para esa población de roedores autóctona de ese lugar conocido como Nordelta.
Adelmar Funk, fundador de la organización Complejo Ecológico de América, afirmó que no es que los carpinchos invadieron los jardines de Nordelta, sino que volvieron a las lagunas que les pertenecieron desde siempre.
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