Científicos de los cinco continentes trabajan sin parar para desentramar los mecanismos de la diabetes. Coinciden cada vez más en que al comer es beneficioso ingerir los vegetales y proteínas primero y los carbohidratos al final. Algunos de los estudios realizados entre 2015 y 2023 en Japón, Estados Unidos, la India e Italia han determinado que la secuencia alimenticia también es positiva para personas saludables, pero no es recomendable para personas que padecen o se recuperan de desórdenes alimenticios como anorexia, bulimia u otros.
Solo en Estados Unidos alrededor del 37 % de los adultos mayores de 20 años y 51 % de los mayores de 65 años tuvieron prediabetes entre 2009 y 2012. La prevalencia mundial estimada de intolerancia a la glucosa fue de 280 millones en 2011, con proyecciones de 398 millones para 2030, de acuerdo con la Federación Internacional de la Diabetes.
Si un paciente saludable aprende a secuenciar correctamente los grupos alimenticios obtendrá un mejor funcionamiento del sistema digestivo y endocrino. Comer vegetales primero, proteínas y grasas después y carbohidratos y almidones al final retrasa el vaciamiento gástrico y aumenta la secreción en el intestino delgado de la hormona péptido 1 (GLP-1) que genera la sensación de estar satisfecho.
VEGETALES Y PROTEÍNAS PRIMERO
En un paciente diagnosticado de prediabetes o diabetes tipo 2, la secuenciación se traduce en mejor calidad de vida. Mantiene a raya los síntomas inmediatos de la falta o exceso de insulina (cansancio, micción frecuente y sed excesiva). Asimismo, reduce la probabilidad de afecciones del corazón, ceguera, derrames cerebrales, enfermedad renal y amputaciones.
El estudio conducido en 2015 por Hitoshi Kuwata, con el apoyo de la Sociedad Japonesa para la Promoción de la Ciencia, la Asociación Japonesa para la Educación y Cuidado de la Diabetes, y la Fundación Japonesa para la Investigación de la Enfermedad Vascular, encontró que los vegetales ricos en fibra ayudan al sistema digestivo y endocrino a generar las enzimas (amilasa, lipasa, proteasa) y hormonas (PPY, CCK, leptina y grelina) que envían al cerebro la señal de sentirse satisfecho. Tomar los vegetales primero, seguido por las proteínas o grasas, da una progresiva sensación de llenado y a querer comer menos carbohidratos.
CARBOHIDRATOS DE ÚLTIMO
En 2017, un estudio conducido por Alpana Shukla demostró que comer los vegetales primero, las proteínas después y los carbohidratos de último ayudaron a 16 pacientes con diabetes tipo 2 a bajar los picos de glucosa hasta en 54 % en promedio. La investigación constató que los pacientes con diabetes tipo 2 liberaron menos insulina postprandial y más LGP-1 cuando comieron los carbohidratos de último. Al profundizar su línea de trabajo, concluyeron al año siguiente que sus hallazgos pueden beneficiar a las personas con prediabetes y diabetes tipo 2.
Actualmente, en el caso de prediabetes el tratamiento consiste en reducir el consumo de carbohidratos. Mientras en los pacientes con diabetes tipo 2, evitarlos o eliminarlos. Con los nuevos hallazgos podría comenzar a hablarse de un reordenamiento en la ingesta de los alimentos.
El equipo de Shukla considera que la secuenciación de los alimentos es una estrategia alternativa que mitiga los efectos metabólicos de los carbohidratos. «Es una estrategia novedosa y sencilla para atenuar las variaciones de la glicemia en la prediabetes. Sin embargo, aún no es posible definirla como una herramienta para la prevención de la diabetes, explica.
EFECTOS COMPARABLES CON LOS FÁRMACOS
Un trabajo publicado por Lorenzo Nesty y otros científicos en la revista Fronteras de la Endocrinología en 2019, indica que los efectos de la secuencia alimenticia en reducción de azúcar e insulina en sangre también son a largo plazo. En personas con diabetes tipo 2, la ingesta 30 minutos antes de cada comida de 25 gramos de proteína de suero, 4 semanas consecutivas, tuvo un efecto sostenido sobre la glucosa posprandial y en la reducción de fructosamina.
Nesty concluye que el consumo de proteínas y grasas antes de las comidas -también denominado precarga alimenticia o precarga nutricional- puede reducir notablemente la glicemia posprandial. “Un retraso en el vaciamiento gástrico, una mejor liberación de insulina estimulada por la glucosa y una disminución de la función hepática resultan en una absorción de glucosa más lenta», explica el estudio.
Además, el efecto hipoglucemiante de la precarga de nutrientes es «comparable en magnitud» con el los fármacos que frenan los picos de glucosa. «Es proporcionalmente mayor en personas con diabetes tipo 2 que en sujetos prediabéticos y no diabéticos”, agregan.
En febrero de 2022 se publicaron 11 estudios sobre la precarga alimenticia en las publicaciones científicas PubMed, Cochrane CENTRAL y Web of Science. Todos concluyen que consumir de último los carbohidratos baja la glucosa en sangre.