Por Pablo Lario Perea*
11/03/2018
*Responsable Comercial de Lanzadores. Airbus DS-España
La revolución que está experimentando el sector del espacio en los últimos cinco años podría compararse con la carrera espacial que libraron Estados Unidos y Rusia en los años 60. La principal diferencia es que entonces eran dos países quienes competían por el control del espacio. Hoy, son iniciativas privadas promovidas por individuos que reúnen tres características principales: interés por la exploración espacial, riqueza y una habilidad especial para los negocios.
Este es el caso, por ejemplo, de Elon Musk, CEO y fundador de Tesla y SpaceX, impulsor principal de Hyperloop y creador en el pasado de Paypal, o de Jeff Bezzos, CEO y fundador de Amazon y Blue Origin.
La fortuna de Amazon está permitiendo a Bezzos aventurarse en el desarrollo de un cohete extraordinariamente potente, sin necesidad de venderlo para seguir financiando su desarrollo. Hasta ahora, por tanto, no ha tenido gran repercusión mediática, pero en los próximos dos años oiremos hablar mucho de él.
Forzado a evolucionar
Elon Musk, con un patrimonio más modesto, ha estado forzado a evolucionar de una manera incremental, vendiendo servicios de lanzamiento a satélites comerciales y gubernamentales para financiarse.
Así, ha ido creciendo desde sus comienzos con Falcon-1, capaz de poner en órbita baja un satélite de 500 kg; luego Falcon-9, que con nueve motores derivados del Falcon-1 lanza más de ocho toneladas a dicha órbita; y actualmente, tal y como vimos hace unas semanas en su primer vuelo de prueba, el Falcon-Heavy, que utiliza tres cuerpos centrales del Falcon-9, es decir, 27 motores, con capacidad para lanzar más de 25 toneladas a esa misma órbita. La extravagancia de ver un deportivo orbitando la Tierra ha dejado boquiabierto a seguidores y detractores, además de haber servido como una extraordinaria campaña publicitaria para TESLA.
La exploración del espacio
Otro punto importante para la exploración humana del espacio, es que el cohete ha de tener capacidad de aterrizar controladamente y de volver a lanzarse, lo cual también ha sido demostrado.
Un buen ejemplo es el lanzamiento del satélite PAZ el pasado 22 de febrero, sobre un cohete recuperado de un lanzamiento previo. PAZ es el primer satélite radar español perteneciente al operador Hisdesat, diseñado y fabricado bajo el liderazgo Airbus Defence and Space en Madrid que, además, colabora habitualmente con SpaceX.
Ya está en pleno desarrollo el BFR (Big Fucking Rocket), cohete pensado para llevar humanos a Marte, cuyo nombre no deja lugar a dudas sobre su impresionante capacidad.